Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Historias de aquí y de “allá”... es el resultado de meses de reencuentros con las creencias y tradiciones incrustadas en el alma de Galicia que, a pesar del paso del tiempo, permanecen escondidas en la tradición oral y se comparten con aquellos que quieren o saben escucharlas.
En este libro aparecen relatos, experiencias y acontecimientos que pueden deberse a la casualidad, a la superstición o...
Por distintos lugares, las autoras fueron recogiendo las historias, vivencias o sentimientos que, de algún modo, quedaron indelebles en la memoria de quien se las contó.
Son narraciones vividas, explicadas, sentidas...
¿Sucedieron realmente? Ellas no opinan. Lo cierto es que son historias de aquí y de “allá”.
Mª Lucía Sáez Baquedano, nacida en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), es licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid y en Ciencias Políticas por la UNED. En la actualidad es catedrática de Historia en un instituto de A Coruña. Está escribiendo una serie de cuentos donde recrea el mundo del arte, alguno ya adaptado para teatro.
Mª José Pardo Fandiño, nacida en A Coruña, es diplomada en Magisterio y Licenciada en Psicopedagogía por la Universidad de A Coruña. Actualmente ejerce como profesora en un instituto de Betanzos (A Coruña). En 2013 publicó su primer libro: El país de los cuentos. With bilingual tales, al que siguió Los cuentos de Sebas, con actividades didácticas, también bilingüe.
«Este libro nació en una de nuestras charlas en una pausa entre clases en un instituto, charlas que se basaban principalmente en nuestro interés por escuchar y por entender la idiosincrasia de la tierra en la que vivimos, con sus supersticiones, deseos, envidias, recuerdos, ternura… Una tierra en la que alguna gente tiene la capacidad de trascender la realidad y dice poder estar en contacto con fuerzas, seres o lugares que fueron, pero que no se fueron del todo, que de algún modo siguen aquí y forman parte de nosotros, de nuestra historia, de nuestros valores, de nuestra vida.
Así, nos animamos a recoger relatos referidos a este mundo rico en experiencias y sensaciones, a través de conversaciones con quienes tuvieron estas ¿vivencias? y ahora queremos compartirlas con nuestros lectores».
«El 23 de diciembre llegó a Madrid; su padre lo fue a buscar al aeropuerto. Pedro estaba muy contento de tener casi 15 días para estar con su familia. Aquella fue una bonita Navidad y los regalos resultaron todo un éxito; incluso la abuela estaba muy contenta con su chaqueta.
—¡Qué calentita es! —decía ella—. Me gusta mucho; aquí hace un frío del demonio. La voy a estrenar para ir a misa; por debajo del abrigo no se ve el color.
Pedro se sentía feliz, ya que estaban todos juntos y la abuela parecía que se había acostumbrado a la vida de la ciudad.
Fueron unas vacaciones muy entrañables, pero llegó el día de retornar a Alemania. La víspera de la partida, la abuela fue a la habitación del chico y Pedro, con una sonrisa, le dijo:
—¿Qué, abuela? ¿Te vienes conmigo a Munich? ¡Seguro que te iba a gustar!
—¡Si fuera más joven…! Pasaría de buena gana unos días allí —le respondió la mujer con pena.
El nieto la abrazó y le dio un gran beso.
—Ay, abuelita, tú no eres vieja; sólo un poco mayor, pero cogemos el avión y en dos horas estamos allí. ¿Qué? ¿Te animas?
—No, hijito, yo te espero aquí y cuando vuelvas vamos a la aldea; quiero ver cómo está mi casa.
—De acuerdo; vendré para Pascua e iremos.
Pedro se marchó y pasaron las semanas y lo peor del frío del invierno muniqués. A primeros de marzo, cuando ya se aproximaban las vacaciones de Pascua, llamó a casa para hablar con la abuela, pero nadie cogió el teléfono, así que pensó que era mejor esperar a la noche para volver a intentarlo. Regresaba a casa, después de cenar con unos compañeros cuando, al esperar en un semáforo, casi se le para el corazón: a su lado ¡estaba su abuela!
—Abuela, ¿qué haces aquí?
La mujer lo miró y le sonrió, pero no dijo nada. Pedro empezó a temblar. Paró el coche y cogió la mano de la anciana.
—¡Abuela, abuela! —dijo mientras le acariciaba la mano. Estaba caliente—. ¡No puede ser, abuela!
De repente sonó el teléfono móvil y Pedro dio un nuevo salto. Era su padre.
—Papá, papá, ¿qué ha pasado? —lloraba el joven, ya sin consuelo.
El padre, sorprendido por la reacción de su hijo, no sabía qué decir.
—Pedro, ¿qué tienes? —preguntó con cautela el hombre.
—Es la abuela, ¿verdad? ¡Ha muerto!
El silencio del padre hizo que el llanto del hijo fuera más fuerte.
—¿Cómo lo has sabido? —preguntó el padre—. Acaba de suceder.
Pedro sólo tuvo fuerzas para decir:
—Acaba de estar conmigo en el coche y he tenido su mano entre las mías».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y María José Pardo Fandiño y María Lucía Sáez Baquedano os lo agradeceremos.