Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
El día en el que un joven adinerado, heredero último de una saga de ricos empresarios, cumple diecisiete años su padre le confiesa que va a matarlo. Ese mismo día nace Nomar, un chico que deberá construir su historia lejos de una vida de lujos programada y cómoda.
A mediados de 1998 en Ciudad de Guatemala, Nomar sabe que ha fracasado en todos los sentidos. Decide entonces poner fin a su infierno, pero acaba metido de cabeza en una rocambolesca competición. Un duplicado desconocido de la obra La Huida de Tamara de Lempicka sale a la luz. A partir de ese valioso descubrimiento son muchos los que pelean por hacerse con él. Mafias, el Estado Secreto Polaco, organizaciones clandestinas y ladrones de guante blanco se mueven por el tablero desplegando sus mejores secuaces, espías y chivatos.
Carmen García Visdómine (Lucainena de las Torres, 1979) es licenciada en Filología Hispánica. Last night when we were young, como diría Sinatra, siendo la cuarta de seis hijas y viviendo en un pueblo donde casi nunca pasaba nada, aprender a leer se convirtió en su principal obsesión. Necesitaba tener acceso día y noche a todos esos cuentos asombrosos que su hermana mayor les leía antes de dormir. Por eso nunca olvidará la euforia ni el bollo de chocolate que pesaban en su mochila la mañana que pisó la escuela por primera vez.
De esos relatos que devoraba, así como de las insólitas historias que algunas visitas intercambiaban con su madre en la cocina o descuidadamente los mayores contaban al fresco en las largas noches de verano, su cabeza acabó contaminada de tramas alucinantes, venganzas consumadas, relaciones imposibles y mucha novela.
«Deberías leer Operación Baronesa- El hombre inapropiado porque es un disparate tal como tu vida o la mía.
Una trama fuera de control, con vida propia, afectada por los acontecimientos y los agentes externos, ¿te suena? Donde las pequeñas historias personales son decisivas y los actores secundarios tienen un papel principal. Una obra coral de aventuras que apela a tu atención con lenguaje directo. Un narrador-actor cercano, testigo de un modo u otro de todo tipo de escenas, absurdas, peligrosas, dramáticas o cómicas, que necesita compartirlas contigo con total y absoluta seriedad.
Esta obra es también la vuelta al final de los noventa, a los walkmans, a Phil Collins, al videoclub y a los primeros Nokia, antesala de las transformaciones sociales y tecnológicas que estaban por llegar».
«La dueña del negocio y única empleada había acabado con él. Se dirigió hacia el otro extremo de la barra; sin soltar ni mu, rellenó la taza de café de un tipo menudo con orejas de duende y poco pelo. Slumber sabía muy bien que en aquellos momentos pocas personas, le sobraban dos dedos de una mano, lo conocían tanto como aquella mujer de grandes tetas y diminuto delantal celeste. No estaba seguro, pero tuvo que ser él, ¿quién si no? Nadie más que él podía haberle desvelado a esa mujer su verdadero nombre. Según sus cálculos, la señora Helen lo había llamado Eli por primera vez el día de Año Nuevo de 1993. De estar en lo cierto, tendría que remontarse hasta la gran juerga de Fin de Año que se celebró en el Suave la noche anterior y admitir que, quizá, bebió demasiado.
Quizá en esa fiesta, a la que aceptó ir por no tener un plan mejor y porque se sentía jodidamente solo, habló con la señora Helen y quizá, puede ser, no lo recuerda en absoluto, le contó que con cuatro años su padre lo sacó de casa y le dijo que debía irse, que todo era culpa suya, que su madre los había abandonado porque él era un niño llorón insoportable, que dejara de gimotear y babear y se comportara como un hombre de una vez. A lo mejor también, ya puestos, le habló del vecino que lo encontró y que lo llevó de la mano de vuelta a casa. Entonces seguro tuvo que decirle que su padre abrió la puerta y aceptó resignado hacer de padre otra vez. Seguramente se desahogó y acabó llorando como un puto crío, ¡era un hombre, por Dios!, entre los inmensos pechos de la señora Helen. Quizá sintió la blandura, tan reconfortante y tan cálida, y quizá la señora Helen, conmovida, lo invitó a su escondite secreto, como ella llamaba al cuarto que hacía las veces de bodega y de oficina en el Suave. Su marido como de costumbre tuvo que haber agarrado una descomunal castaña y no pudo darse cuenta de nada. Quizá el tipo menudo con orejas de duende y poco pelo dormía en la barra, mientras su mujer se desabrochaba la pechera y se subía las faldas. Quizá todo eso pasó pero Slumber no se acordaba de nada».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93, Carmen García Visdómine os lo agradeceremos.