Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Esta novela versa sobre las vicisitudes de la vida de un joven muchacho, un auto definido así mismo como jugador de la vida, que nos muestra su particular visión del mundo y de la realidad, explorando las calles de la ciudad de Madrid, acudiendo a eventos y fiestas, transitando por un mundo que le resulta, quizás, algo ajeno, mientras intenta balancear sus relaciones afectivas con múltiples mujeres con unos estudios universitarios por lo que no siente el mínimo interés y se pregunta como hacer dinero, y, sobre todo, como vivir.
Una novela plenamente contemporánea, narrada con un estilo fresco, plagado de referencias e ideas, que sin duda hará las delicias de todos aquellos niños perdidos que tratan de encontrar su sitio en una sociedad y en un mundo que cada dia se vuelven más extraños.
Marcos Prieto nació en 1994 en las calles de Madrid, en el seno de una familia de clase media, en el Barrio de la Concepción. Poco interesado desde el principio en la formación académica, reglada e inerte, de la escuela, cultivo con afán un vivo interés por la literatura y demás artes en su tiempo libre, haciendo de esto una búsqueda espiritual; una búsqueda de respuestas a todos los interrogantes que van de la mano con la condición humana.
Con el paso de los años, comenzó a explorar de manera habitual las calles de esta ciudad grisácea, las cuales han dado forma de manera decisiva a su particular cosmogonía, una plenamente humanista, centrada en gran medida en las relaciones con sus semejantes, pero también esteta, volviéndose un apasionado de la arquitectura y la naturaleza y de todo aquello que nos rodea, lo que constituye la realidad.
«Estamos ante una novela moderna y sincera, una cruda narración en la que se exploran algunos de los temas que definen nuestras vidas en este día y lugar, como pueden ser el vacío que subyace a nuestro estilo de vida, el amor, las relaciones afectivas o la búsqueda espiritual y moral de un rumbo último.
Escrita en primera persona, sumérgete en la cabeza un joven que trata de encontrar un espacio en el que respirar, un jugador de la vida, lidiando con relaciones con múltiples mujeres, acudiendo a fiestas decadentes, dando vueltas todo el tiempo al laberinto, a la ciudad, aquella que nos asfixia y a la vez nos hace sentir vivos.
Plagada de referencias y reflexiones, esta novela hará las delicias de aquellos que no encuentran su sitio, de aquellos que, desde siempre, esperaron algo más».
«Es bastante temprano, por lo que el cielo empieza a tomar el color azul característico que indica que la salida del astro está al caer. Hora azul mañaneo. Relajado, me planto frente a mi ventana durante minutos, viendo, como cada día, nacer el nuevo día. Terminados los cafés, nos vestimos y salimos a la calle, en dirección al metro, donde logramos con algo de suerte sentarnos en un par de asientos libres, y ella apoya su cabeza en mi hombro mientras nuestras manos están entrelazadas hasta que llegamos a nuestro destino. Una señora mayor, sentada frente a nosotros, nos mira con ternura, seguramente recordando sus viejos amoríos juveniles. El afecto que sentimos el uno por el otro, a pesar de casi acabarnos de conocer, se siente tan fuerte que crea en torno a nosotros un aura de amor que se contagia por el aire al resto de pasajeros. El amor es algo que surge tan rápidamente que a veces da hasta miedo. Dos muchachos jóvenes, que recién se acaban de conocer, experimentan en su interior graves sentimientos de afecto uno por el otro, lo cual resulta relativamente extraño si uno se para a pensarlo. Creo que tiene que ver con aquello que guardamos dentro nuestro durante mucho tiempo. Como personas, caminamos por el mundo, nos movemos de un lado a otro en una sucesión de días vagabundos, muchos de los cuales resultan totalmente carentes de sensaciones y desafíos, faltos de momentos dorados que iluminen la celda de nuestros corazones. Es por ello que este anquilosado paso del tiempo va dejando huella en nuestro espíritu, una huella consistente en un especie de vacío a la espera de ser llenado.
La música y demás manifestaciones culturales no hacen sino aumentar este vacío, avivando los fastuosos fuegos de amor que esperan ser prendidos. Gran parte de los habitantes de este siglo vivimos así, por ello, cuando conocemos a alguien en quien poder depositar nuestro afecto, nos entregamos totalmente a él, en unos instantes de dicha suprema, cuando podemos ser nosotros mismos, aunque perdamos.
Esto ha ocurrido con nosotros dos ahora. Dos almas profundas y románticas, deseosas de amar, que caminaban desde hace tiempo en la desesperanza, increpándole al mismo Jesucristo que por que nos ha dado tanto amor en nuestro corazón en un mundo en el que no podemos descargar nuestro amor en ningún sitio. Por suerte, las líneas de nuestros destinos se han entrecruzado, al menos por un momento, y, pase lo que pase, me ha hecho el hombre más dichoso de la Tierra el conocer a Irene y pasar una noche con ella, incluso si se diera el caso de que no volviera a verla, lo cual es, como ya sabemos, bastante posible en este tipo de relaciones, que, debido a su carácter turbulento, son inestables por naturaleza.
Con todo, seré siempre feliz al recordar este día.
Mirando atrás, puedo sufrir y puedo llorar, pero también puedo reír y esbozar una sonrisa. Los tiempos perdidos se convierten en paraísos lejanos donde una vez habitamos, y, como Dostoievski, exclamó con fuerza que un instante de dicha suprema es suficiente para justificar una vida entera de sufrimiento y penas».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Marcos Prieto os lo agradeceremos.
