Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Movido por el deseo de tener mejor muerte que la vida que ha llevado, Ebio está listo para su defunción. Deseoso por dejar de existir, escoge el modo en que desea morir y prepara con ilusión su mejor final. Durante sus últimas horas, y mientras dispone los detalles de su ansiado fallecimiento, rememora su infancia en un diminuto islote entre las costas de Lanzarote y Fuerteventura cuyos únicos habitantes eran su padre, el farero de la isla de Lobos, su madre y sus siete hermanos. Una infancia marcada por la muerte en todas sus formas: desde la desaparición de su hermana más querida hasta una de sus aficiones predilectas, estudiar los cuerpos sin vida en proceso de descomposición.
Los recuerdos de Ebio nos sumergirán en los años cincuenta y sesenta, nos conducirán a una isla claustrofóbica, llena de dolor y plagada de carencias, desafectos, secretos y el amor de una madre que lo marcará para siempre.
35 x 79 no es solo el retrato fascinante de una infancia en una isla poblada por una única familia, es también un remolino de emociones en la certeza de que no se debe vivir de más, ni cabe vivir de cualquier modo. Los vientos del norte se alían con la melancolía con intención de que el protagonista pueda pasar a mejor vida, dejando como testigo de su existencia un lamparón de unos treinta y cinco por setenta y nueve centímetros.
Miranda Rojo nació en León en 1973 y pronto se trasladó a Madrid.
Escenógrafa de profesión, ya durante los rodajes escribía en la parte de atrás de los guiones. Escribió durante años sobre facturas de suministros, sobre tiques de compra, en servilletas de bar y redactó hasta en los márgenes de las recetas médicas.
En 2004 se traslada a Gran Canaria, donde realiza labores de color coach y escaparatismo. Continúa escribiendo cuando se muda a Fuerteventura y trabaja de visual merchandising y estilista de decoración.
En 2018 volvió a Madrid, donde reside en la actualidad.
Ha escrito una docena de cuentos y relatos y ha abandonado la costumbre de garabatear en papeles que eran sencillos de extraviar. Finalmente en 2023 acabó su primera novela que lleva por título 35 x 79.
«Conmovedora. Relata las duras condiciones de vida de una familia asentada en la isla de Lobos, entre los años cincuenta y sesenta. Narrada en primera persona por el peculiar hijo del farero, rememora una cruda infancia de privaciones y soledades. Su narrativa nos imprime la huella de su paisaje: nos ahoga con la sal del Atlántico y con los vientos del norte.
En esta emotiva novela descubrimos los secretos de un hombre sin suerte, con poco que perder pero satisfecho incluso con lo que no tiene. Ebio se siente muy afortunado por poder encargarse de su propio fallecimiento: la muerte es premio, pero solo la buena.
El protagonista nos arrastra con él en su obsesiva búsqueda de belleza inanimada; nos sacude su humor oscuro, nos emociona su descarnada soledad, y nos deja repletos de melancolía.»
«Madre llevaba bordada la tristeza en el pecho.
Vivía acobardada temiendo que la fealdad de la vida pudiera derrotarla, que se le colara la tragedia por entre los calados de la blusa. Me razonaba cuestiones de envergadura, tales como que «el amor no basta para hacer a los amantes invulnerables». Manejaba con discreción ese conocimiento sombrío y profundo que tiñe de color pardo a algunas personas y que resulta abrumador para otras. Perdía la mesura todos los días, tan solo unos instantes y siempre al ocaso. Se desfogaba en la tenue frontera que separa el día de la noche. Entre las lindes de la luz y los confines de la oscuridad, existía otro universo que solo ella presentía. Mi amada madre contemplaba el cielo en esos instantes de éxtasis; ofreciendo toda su carne a unos segundos de embeleso, cobijaba un breve lapso de duelo y se abandonaba al infinito desconsuelo. Expuesta a la congoja, tapizaba de lágrimas su rostro y regresaba al faro con ojos de luto.
A Juanita Silva la desventura le venía por parte de la parentela paterna.
Heredé la misma calamidad que traía hilvanada mi afligida madre, de aquella rama de nuestros parientes de Lanzarote. Me convertí en digno sucesor. A fuerza de práctica y con mucha pericia, de aquellos retales y pespuntes de familia confeccioné mi traje a medida de malaventura.
Lo mío no era que en el crepúsculo se me encogiera el alma hasta quebrarse y la pena me devorase a dentelladas como a ella. Lo mío no eran aquellos escasos dos minutos de punzante angustia que ella padecía en cada anochecer como suspendida en otra dimensión. Mis dolencias me aquejaron desde el mismo día del corral y se acrecentaron, sin alivio, con cada jornada vivida.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Miranda Rojo os lo agradeceremos.