Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Inori, princesa elfa de Alaterra, se encuentra perdida en la Ciudad Universitaria. A Ulises, profesor universitario, le piden que indague acerca de un elfo asesinado que ha aparecido en un hotel de la ciudad. A Laura, detective particular, le encargan que resuelva la desaparición de un chico. Y Alicia tiene una guerra que ganar.
El encuentro fortuito entre Inori y Ulises y la investigación de ambos casos, llevará a que los cuatro se unan para investigar qué está pasando en Alaterra, uno de los primeros mundos cuánticos digitales. Desde la perspectiva de cada uno de los personajes la novela te sumerge en el año 2220, en sus adelantos tecnológicos basados en la ingeniería cuántica digital y en los mundos creados a partir de ella.
Juan Carlos Fernández de Loaysa y Babiano es licenciado en Historia por la Universidad de Córdoba, ha cursado varios másteres, entre ellos el de Profesorado de Secundaria.
Sus obras las firma con el nombre de Juan Carlos Loaysa. En el 2021 autopublicó una novela corta, Las crónicas de Oniria. Actualmente colabora con la Revista Cariátide y ha escrito un capítulo de la obra «Clío entre neones. El conocimiento histórico y la Ciencia Ficción» de próxima publicación por la Diputación de Córdoba. En Instagram publica con frecuencia relatos breves y reseñas de novelas.
«Querido lector, ante todo gracias por detenerte a leer estas líneas. Te doy la bienvenida a Alaterra. Si te gustan las historias policiacas, las novelas de aventuras, los misterios y la fantasía, este es tu sitio. Creo que en cuanto empieces a leer no podrás parar. La historia de Inori, Ulises, Laura y Alicia te atrapará de tal manera que devorarás el libro.
En un posible futuro, más cercano de lo que podíamos pensar, un extraño asesinato alarmará a toda la ciudad. Siguiendo a cada uno de los personajes descubrirás un mundo lleno de aventuras y misterios. Conocerás a la IA y una avanzada tecnología cuántica que hace posible que vivas en un mundo de ficción, tan real que puedes llegar a ser un cazador de dragones.
¿Estas preparado?».
«La sangre goteaba por su frente lentamente. El golpe en la cabeza le había provocado un aturdimiento del que no conseguía librarse. La sensación de peligro y la adrenalina la mantenían en un estado de semiinconsciencia que iba agotándose poco a poco. Inori se había escondido en un rincón de la habitación procurando hacer el mínimo ruido posible. No quería llamar la atención de quien la había atacado, fuera quien fuese. En silencio, se recostó contra la pared y, lentamente, la invadió una sensación de debilidad. Su cuerpo, desmadejado, se reclinó sobre el suelo.
Era por la mañana en Alaterra cuándo la habían mandado llamar. Se había levantado de la cama, en la lujosa habitación que ocupaba en la casa de su clan, los Caballeros de Skadilberg. Asra le dio los buenos días con un suave cabezazo al que ella respondió rascándole detrás de una oreja. El rojizo zorrito que había adoptado siempre la acompañaba. Inori era una guardabosques y tenía el don de comunicarse con los animales y de firmar contratos de fidelidad con ellos para que la siguieran o respondieran a sus invocaciones. Se lavó la cara y comprobó su aspecto ante el espejo. Su melena rosa natural caía en espesos bucles por la espalda, dejando la frente despejada. Había realzado sus almendrados ojos élficos con una fina línea rosada y de sus puntiagudas orejas colgaban unos pequeños pendientes de ámbar. Tras comprobar que todo estaba en orden abandonó la habitación en dirección a la sala central.
En la casa del clan no estaban permitidas las armas. Estas se guardaban automáticamente en el inventario en cuanto se franqueaba la puerta de acceso. Era una manera de evitar altercados y una medida de seguridad frente a posibles espías de otros clanes. Por lo tanto, Inori no llevaba su arco ni su espada cuando la flanquearon dos corpulentos guardias. Eran miembros del clan, con autorización de ir armados y que cobraban por su trabajo de seguridad.
—Hola, chicos —saludó la elfa—. Me dirijo a la sala central, me están esperando.
—Sí, lo sabemos —asintió uno de los guardias—. Somos tu escolta.
A Inori esto no le hizo gracia. No le gustaba que la trataran como si se fuese a romper o como a una niña tonta que se iba a perder en cualquier momento. Era de las pocas personas que había conseguido el título de Princesa Ámbar, príncipe para los chicos, después de derrotar en combate singular a un enemigo legendario. Eso debería contar para algo dentro del clan. No obstante, para lo único que sirvió fue para que le pusieran escolta y controlaran sus movimientos. Según el líder se había convertido en un activo valioso que debía protegerse».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Juan Carlos Loaysa os lo agradeceremos.
