Un cubano es asesinado en un locutorio y el caso recae en Viena, alguien con buen nombre en la calle y mala reputación en cualquier otra parte. En el momento de aceptar, Viena es incapaz de prever la verdadera magnitud del asunto, ya que el cadáver enfrentará a las dos organizaciones criminales de mayor dominio en la isla: los proxenetas del Este liderados por Mirlazadiyeva y la hegemónica NG, una banda autóctona que deforma la tradición y el folclore local para generar una idiosincrasia criminal sin referentes. La búsqueda del culpable solo es el inicio de una compleja trama que se desarrolla como una planta carnívora que echa raíces en lugares insospechados.
Nacido en 1984 en Las Palmas de Gran Canaria, Alexis Hernández Benítez es oceanógrafo, profesor de biología y escritor de novela y relato corto. Algunos de sus relatos han resultado ganadores de certámenes o galardonados con accésit, como Descubrimiento vedado (Premio Hermano Millares Cubas 2006) o Corrientes de otro mundo (Certamen de Narrativa breve del Gobierno de Canarias 2006). Le apasiona la literatura y el cine, por lo que se considera un lector y cinéfilo infatigable. Es administrador y único autor de la web cultural llamada Cultura Palpitante, donde predominan los textos cinematográficos. Participa anualmente en el Festival de cine de Las Palmas como medio acreditado, cubriendo el evento con artículos críticos. También ha trabajado en un programa radiofónico centrado en el séptimo arte, o haciendo crítica en medios especializados como el magazine El Antepenúltimo Mohicano (EAM).
«Alma reglamentaria es una novela negra que da voz a personajes fascinantes mediante una estructura narrativa original. Personajes como el mercenario balcánico que mata el tiempo con una cometa o el artista anciano que hace pintura clandestina en un pequeño pueblo de montaña aportan cierta poesía cruda al nihilismo de Viena, un protagonista que reformula el hardboiled».
«Apartó con la zurda la puerta retráctil del ascensor hasta el tope de su atasque y se coló de perfil por la abertura para finalizar el movimiento corrido con el alzamiento del brazo armado.
El contratante, detenido frente a su domicilio y algo ladeado por tener una mano alargada hacia el interruptor de la luz, se paralizó por completo cuando el silenciador del arma presionó con fuerza el lado derecho de su cuello. No intentó virarse ni ensayó mirada de reojo alguna, y si lo hubiera hecho habría dado igual porque sus ojos no estaban acostumbrados a la oscuridad como podían estarlo los del experto. Acabó por bajar la mano y rendir la vida. No era aplomo sino autocrítica. Quizás poco valor sentimental de lo que se perdía.
—Vienes de allí. Hiciste una parada para celebrarlo o para ahogar remordimientos pero vienes de allí.
El contratante no dijo nada.
—No se trataba de una venganza. Te advertí que no me mintieras.
El experto hundió más la extensión cilíndrica del arma entre tendones del cuello del contratante. Concentrado al máximo, podía llegar a notar el pulso del sentenciado en el índice que estrangulaba la campanilla de la suiza, las vibraciones vasculares que viajaban a través del cañón de la semiautomática y creaban el último vínculo humano de la víctima.
—Deberías matarme dentro —dijo finalmente el contratante—. Es mi lugar de fracaso.
—¿Qué?
—Mi hogar, o lo que debería serlo. Es el sitio donde más y mejor fracaso. Dispárame tras la puerta.
—Cállate. Tú ya hiciste tu falseada propuesta.
—No habrías aceptado la auténtica.
—No es excusa. Te advertí que no mintieras. ¿Por qué…?
—Deudas. Deudas económicas, deudas afectivas. Deudas aplazadas o desatendidas toda una vida. Tenía que saldarlas para seguir adelante. De una vez por todas. De una forma u otra. Y supongo que aún estamos en ello. Hazlo.
El experto sabía que tras ese trasfondo motivador tan familiar y derrotista había otras razones de peso, más egoístas e imbuidas en el tipo de ambición que siempre justifica los medios. Detrás estaba la necesidad egocéntrica de reinventarse. El propósito de pasar de ser un nadie a un don nadie».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Alexis HB os lo agradeceremos.