Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Una mujer no puede abandonar su casa, la han contratado para cuidar de un encargo que no sabe cuándo llegará, ni cuánto tiempo estará con ella. Quiere salir y el hombre que la contrata la veja, se lo impide. Su IA, el protocolo interactivo que se ocupa de su seguridad, la cuida y cura. Su vecino, un chiquillo que pretende hackearlo le aborda preocupado por su situación. Ella, consume drogas para evadirse mientras planea como contactar con sus amigos. Sale a la calle con el vago propósito de encontrarlos, se cruza con una adivina, unos camellos y un extranjero que busca compañía. El chiquillo insiste, le explica que la vigilan a pesar de su sofisticada cobertura. La salida ha sido detectada y el carcelero inicia el trasvase de datos para controlar su IA. Deciden usar al chiquillo y su equipamiento como protección. El crio, sin dudarlo, acepta entusiasmado. La IA, el protocolo interactivo, es un personaje más, como los medios de comunicación y los programas descritos.
Antonio Manzano Molina nació en Úbeda, Jaén, en 1955. Reside en Madrid desde que puede recordar. Estudió Arte Dramático como actor y Formación Profesional de Segundo Grado en Estudios Financieros. Su vida profesional se ha desarrollado siempre en el mundo de la Banca. Desde muy joven está vinculado al teatro, formó parte durante años del Grupo de Teatro Experimental Tiempo, compañía madrileña dedicada a representar textos de autores españoles vivos. Escribe Poesía, además de Teatro. Cuentos (siete de ellos, con el título de Errático Candor, quedaron finalistas del premio La Sonrisa Vertical en 1986) y Novela (Cuaderno de Tinta, finalista también del premio La Sonrisa Vertical en 1999). No para de escribir.
Ganador del Premio para Textos Teatrales Madrid Sur (2002).
Tiene publicados tres libros de poemas, Mano a Mano (2017) / Entre Horas (2019) / Usura y Tributo (2022).
«Desocupado lector, ya que estás aquí, bien quisiera yo que este libro mío fuese el más hermoso que llegó a tus manos. El que te lleve hasta los frágiles hielos del Ártico y el sufrido corazón de sus personajes. El que te hable de ti a través suyo y de su singladura. El que permita que te asomes al mañana y te apiades de lo que veas. Tienes en tus manos la primera pieza de un puzle que tendrás que completar para conocer la historia, su triste, amenazante y a pesar de todo esperanzada historia. Que sea hija y deudora de la nuestra es el sustrato de cualquier literatura, particularmente de la conocida como Ciencia Ficción. Te espera una organizada, desigual y sofisticada sociedad, que fija sus prioridades, todas ellas eminentemente prácticas, sin importarle a cuanta gente excluye. Mis personajes, como en cualquier época de la historia, intentan sobrevivir, incluso amar. Permíteme que no te diga sus nombres, que sean ellos mismos quienes vayan a ti y se presenten».
«Sentía sus ojos buscando en ella sin prestar atención al errático y caprichoso corte del titanio. Un brillo helado los alumbraba al enfrentarlos. Intentó que la angustia y el temor no encharcaran su mirada. El cimerio tanteaba su espalda buscando un punto en su escápula derecha, los vacíos y gélidos ojos profundamente interesados, rastreando su súplica, su miedo. El dolor la paralizó lanzando su cabeza contra los cristales. El mirador giraba con ella, el rictus del hombre pegado a su rostro. Volcó los ojos hacia dentro huyendo de la sorprendida expresión, la alegre curiosidad con que hundía el estilete dispuesto a traspasarla. Gritó con todas sus fuerzas rogando desmayarse. El hombre, con todo su peso, daba un último y violento empujón. Escuchó con claridad el golpe del metal contra el silicio antes de caer al suelo. La sangre, caliente y densa, brotaba como un cordón que resbalaba por su cuerpo. Le sintió arrodillarse y volverle la cabeza, buscarla, farfullando, con un débil y húmedo anhelo, un hilo de baba, amenazando mancillar su boca. La cerró con fuerza y se apartó cuanto pudo, resistiendo la náusea, negándose a mirar, a verlo. Vengativo, jurando, le obligó a volver, al empuñar con rabia el estilete. El dolor la tensó como a una cuerda murmurando compasión, conforme el brutal y resentido tirón la levantaba del suelo antes de lanzarla al abismo. El arma volvía a desgarrarla entera al retirarse. Una angustia fría le sobrevino imparable. La oscuridad no conseguía alejarla del tormento. A pesar de la distancia el afilado hilo de titanio escarbaba ciego en su cerebro. El asco de su aliento, el cercano horror de su respiración, la recorrían antes de alejarse jadeando. No sabía dónde estaba, si se apartaba de ella, o se acercaba de nuevo. No sabía qué husmeaba, lo que hacía, a qué esperaba, hacia dónde caminaba, o qué sería lo siguiente. Y de golpe, como una pesadilla, la sevicia del repugnante sabor empapándola desde lo alto la partió con una arcada infinita que no pudo soportar. Lloró en silencio hasta el ahogo, hasta la misma extenuación. La ventisca le alzaba en volandas hasta hundirla, sepultarla en el vacío. Una ráfaga de hielo barría el vómito, la repulsión, la sangre, el llanto, su conciencia».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Antonio Manzano Molina os lo agradeceremos.