Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Llevábamos un tiempo soportando anomalías magnéticas, barcos que se perdían, animales desorientados. Pero solo era la calma antes de la tempestad. El cambio comenzó cuando una bola de fuego cruzó el Atlántico. Pocos días después, empezaron a reportarse las primeras lluvias de la ceniza negra. Luego, comenzaron las desapariciones, miles de casos por todo el mundo, sin rastro, sin explicación. Cuando los pueblos fantasmas se convirtieron en la norma y los carteles de desaparecidos empapelaban las calles de las ciudades, la tecnología empezó a fallar, las comunicaciones se volvieron falibles al principio y algo menos que inútiles al final. Por último, el cielo quedó cubierto por una nube negra... Y nunca más volvimos a ver el sol.
Oriundo de Sevilla y nacido allá por los lejanos años ochenta, demasiado joven para los tiempos clásicos y demasiado mayor para los modernos. «Entre dos mundos» es una frase que define muy bien a mi generación. La ciencia ficción siempre fue para mí «La literatura». Explorar lo desconocido de la mano de teorías locas y vanguardistas, sabiendo que algunas de ellas podrían hacerse realidad algún día, cautivó mi interés mucho más que mirar al distante y oscuro pasado. Era cuestión de ir hacia adelante.
La informática ocupaba mis días, la familia y amigos, mis noches. Fue entonces cuando la vida me paró los pies y como resultado, empecé a cuestionarme cuánto de lo que creía saber era dado por hecho. La respuesta fue abrumadoramente mucho. Así que aproveché las turbulencias para imaginar nuevos mundos, nuevas metas y nuevos propósitos.
«Es curioso como los astros parecen alinearse cuando haces algo que te gusta. Como cuando tu agenda se despeja o el cansancio del día se desvanece cuando llegas a casa de un amigo. Ecos futuros nació de ese sentimiento.
La primera semilla germinó para poder reunirme con unos amigos y pasar un buen rato en torno a una mesa, jugando una partida de rol. En ella puse mil clichés ya mil veces masticados, que hilaron la primera versión de la historia.
Cuando quise llevarla más allá y convertir esa semilla en una historia seria, tuve que cambiar muchas cosas, pero pude mantener las emociones que aquel día sintieron los jugadores que se sentaron conmigo a la mesa. La incertidumbre de no saber por qué, el miedo de no hacer lo correcto, la emoción de saber que, de todas formas, vas a actuar. Son todas sensaciones que trasladé al papel para poder compartirlas con el resto del mundo».
«A pesar del viento, el día parecía estar oscureciendo. Cuando los cambios en la visibilidad eran paulatinos, no se podía estar seguro de si se debía al pasar de las horas, al ángulo de la luz o a la densidad del polvo. Levantó la mirada para intentar comprobarlo, las nubes flotaban a mucha altitud ahora, quizás estuvieran más condensadas, si no fuera por el fuerte viento, sería una muy mala señal. De todos los peligros que se corrían al salir al exterior, ver el polvo “Caer” era uno de los más aterradores.
Una nube negra que absorbe toda luz y se cierne sobre tu cabeza, allá en el cielo. Súbitamente, empieza a caer y en tan solo uno o dos minutos es capaz de tapar ciudades enteras.
Desde la zona del refugio, a veces tenían la ocasión de verlo desde una distancia segura, era un espectáculo aterrador pero impresionante. Parecía que las nubes fuesen a engullir la Tierra. Una especie de lluvia negra que se mueve velozmente hacia el suelo.
Cuando te caía encima… eso era distinto. La parte espectacular daba paso al miedo más visceral. Si te pillaba en mala posición y no tenías forma de huir a tiempo, no quedaba más alternativa que intentar salir a tientas de la oscuridad, ya que el polvo se filtra casi a cualquier parte, no hay lugares seguros. Y con el polvo llegan ellos. La única opción es sobrevivir a cualquier horror que decidiese manifestarse en ese momento y escapar lo antes posible de la zona.
Su grupo no había podido determinar si este fenómeno se debía a ciertas condiciones atmosféricas, como la temperatura o el viento, o si se trataba de alguna respuesta a algún otro factor. Llevaban diez años viviendo en este mundo y aún sabían muy poco de él. solo Ben parecía entender lo suficiente para intentar arreglarlo.
Perdida en sus pensamientos Yelena observaba de vez en cuando el cielo, jugando a adivinar algo de luz, o el color azul entre los nubarrones.
—Echo de menos el Sol. —susurró sin darse cuenta».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y M.A. Vera os lo agradeceremos.