Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Narwall, un joven hastiado de la monótona vida de su pueblo, decide escaparse de casa con el propósito de vivir aventuras... y lo consigue. En su viaje conocerá la vida, maravillosa y cruel, descubrirá lo que se esconde bajo la capital, y cómo se defiende el reino de Thumplerior de las criaturas que lo atacan. Forjará espadas y alianzas, y aprenderá a blandirlas en contra de las fuerzas que amenazan con arrebatarle la libertad.
En el planeta Nathreyn, donde lo cotidiano oculta magia, y donde la magia, rodeada de misterio, esconde un poderoso origen ancestral.
Nahuel Cerchiari, madrileño hijo de artistas uruguayos y amante innato de la naturaleza, garabateaba cuentos de niño y a los quince años comenzó a escribir novelas con pasión, el aliento lleno de magia, espadas y dragones, inspirado por obras como Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin, Piratas del Caribe, Ataque a los Titanes, la obra de Tolkien, y el Cosmere de Brandon Sanderson.
Pero la escritura no era su única inquietud, estudió Interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático, de la que se graduó habiendo sumado la esgrima y la danza a su arsenal de pasiones.
Ahora, centra sus energías en hacer realidad su meta de ser actor de cine, a la vez que dedica todo el tiempo que puede a la escritura de sus historias de fantasía, que sueña con poder compartir algún día con todo amante, de la ficción, y de la vida.
«El Cuervo de las Grises Olas surgió del deseo de escapar. De la monotonía. De la soledad. Y decidí hacerlo... escribiendo sobre un joven que quería escapar. Casualidad.
Esta no es la típica historia medieval, con un héroe, un villano, caballeros y conspiraciones palaciegas (aunque algo de esto último, hay), y tampoco es fantasía habitual llena de magia a rebosar (aunque también la hay). Los conflictos importantes son realistas, políticos, humanos... (luchar contra monstruos es realista. Si te atacan, qué haces? Luchar. Ves? Realista) y el foco está en el mundo emocional del personaje principal. Sus miedos, sus inseguridades, su forma de ver el mundo, de sufrir... y de soñar. Aventuras, amor, batallas, superación... Ah, y descripciones poéticas, me encantan.
Como recurso para (intentar) hacer justicia a la vida. A su belleza, y a su crueldad.»
«A medida que me acercaba al Norte, los asentamientos eran cada vez más grandes y complejos, dejando de ser pueblos para convertirse en ciudades, con murallas cada vez más altas y mejor vigiladas; como si solo los poblados del Sur pudieran tomarse la libertad de prescindir de murallas (como Atlea y Veinn), o de expandirse aprovechando los trozos no derrumbados de antiguos muros como paredes para las nuevas casas.
Fue así, caminando incansable y procurando no desviarme, pero admirando cada inesperada maravilla que encontraba, pues por ello era que viajaba, que llegué por fin a la capital. A pesar de los gratos descubrimientos y la satisfacción de estar conociendo el mundo, hubo momentos de verdadera dificultad en los que aprendí lo inútil que era el dinero de por sí, material carente de todo valor cuando no había nadie cerca que se lo pudiera dar. Pasé hambre hasta que el dolor se hizo parte de mí, días enteros de lluvia que no parecía ir nunca a amainar, frío, que se volvía insoportable con la ropa mojada, un profundo agotamiento que oprimía mis músculos incluso cuando lograba descansar, y noches en vela en medio de bosques sumidos en la más impenetrable oscuridad, abrazado a Boren y Drape en rincones bajo espinosos matorrales, quietos como estatuas, suplicando en silencio que aquellos gruñidos, gemidos, e incluso chirridos y mordiscos, no nos llegasen nunca a encontrar.
Al principio di por hecho que eran leones, felinos enormes cubiertos de pelo largo de color marrón que, si bien se consideraban extintos en Thumplerior, abundaban en las montañas del resto de Reinos del Norte. Pero, en una ocasión, a través de las retorcidas ramas a ras del suelo y bajo la mortecina luz crepuscular, pude ver una cola larga y llena de aletas húmedas, y entendí que, aun habiendo experimentado la libertad, quedaba un vasto mundo aún por explorar. Como un pez salido del río que, absorto por el lago, no contemplaba siquiera la existencia del mar.
[...]
Los seguí, hipnotizado al ver algo que no fuese arboleda perpetua, y cuando salí a la planicie cubierta de larga hierba llena de rocío, la orgullosa capital se manifestó ante mí. Su imponente muralla amarillenta no lograba ocultar el amplio campo de apretadas viviendas que se extendía tras ella, cubriendo por completo la inmensa colina, y rodeando a un alto castillo que se alzaba sobre todo lo demás como un altivo centinela.
Boquiabierto, admiré la peculiar forma de la fortaleza. Era un único edificio, y a pesar de la gran cantidad de torres adheridas a su pared curva, se intuía una forma cilíndrica que convergía hacia la parte superior, casi como un huevo medio enterrado y camuflado por muralla e innumerables ventanas y relieves que se agrupaban como setas alrededor de las torres más altas, cuyas tejas se apreciaban rojas incluso en la lejanía, destacando como gemas de jaspe y espinela, engarzadas en la pálida piedra de color marfil.
Había llegado a Iyuldor.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Nahuel Cerchiari? os lo agradeceremos.