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Las seis bestias del Mahlento llevan siglos encarceladas, pero los hechiceros del Páramo han descubierto cómo liberarlas, desatando al ser oscuro que sumirá al mundo en caos. Darvelvel Tuercotorcida, una joven duende aprendiz de maga blanca, huye con una de las llaves necesarias para evitar la catástrofe. Junto a un variopinto grupo de héroes, y desafiando a su destino, Darvelvel se embarca en una misión peligrosa para encontrar la mazmorra, donde podrá unir su alma a una de las bestias y con ello equilibrar la contienda que se avecina entre el bien y el mal. En una guerra de luces y sombras, donde el sacrificio es la única moneda de cambio, ¿será suficiente el amor para restaurar la paz, o sucumbirá el mundo ante la oscuridad que acecha?
Francisco Muro es un escritor apasionado por los mundos fantásticos y las historias que desafían las leyes de la realidad. Desde joven, se sintió atraído por leyendas y mitos donde el heroísmo, la magia y los conflictos épicos se entrelazaban. Para él, escribir no es sólo una forma de escapar, sino de explorar la naturaleza humana a través de mundos extraordinarios. Su pasión por crear universos paralelos y personajes complejos nace de su deseo de ofrecer a los lectores un refugio en el que puedan enfrentarse a sus propios dilemas, pero en un entorno donde lo imposible se convierte en posible. En sus novelas, busca transmitir la idea de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay espacio para la luz, y que las decisiones más pequeñas pueden cambiar el destino de mundos enteros.
«Si buscas una novela épica llena de magia, heroísmo y traiciones, esta es tu historia. En un continente donde las fuerzas oscuras se preparan para destruirlo todo, una joven duende y su grupo de antihéroes deberán enfrentarse a enemigos poderosos y a sus propios temores. Intriga, luchas entre razas, misteriosas bestias y un amor que desafía todas las adversidades te llevarán a un viaje inolvidable. Sumérgete en un mundo donde el destino se forja en la batalla, y sólo los más valientes tienen la oportunidad de salvarlo. ¿Te atreves a unirte a la lucha?»
«El muchacho dio un pequeño brinco y se acercó hasta la menso glavo. La miraba sin saber bien qué hacer con ella, no entendía cómo aquella antigualla oxidada podía tener vida propia. La empuñó y quitó despacio el corchete entre el mango y la vaina hasta que dejó ver un poco de metal. Cerró los ojos de forma inconsciente y un haz de luz encarnada giró por el metal, la desenvainó pausado, aquel poder luminoso envolvía la espada y subía por su brazo hasta que le llegó al rostro y entró por todos los orificios. De repente Milo abrió los ojos, estaba en la misma habitación, pero parecía estar sólo, no distinguía los colores, podía ver cómo el mismo color ensangrentado se adueñaba de toda la estancia. Notaba la fuerza de la espada atrayéndolo hacia ella.
—Déjate llevar —dijo una voz que no sabía de dónde provenía.
—¿Quién eres? —preguntó asustado.
—Soy Mortem Flumen De’Ath—contestó aquella dura voz—. He luchado por la casa De’Ath desde el comienzo de la vida. Demasiado tiempo sin poder combatir hasta que al fin un joven me desenvainó para matar.
—Esto tiene que ser un hechizo de Darvelvel, no puede estar ocurriendo. Me estoy volviendo loco —dijo Milo.
Un fuerte estruendo hizo que el joven se llevase las manos a los oídos y cerrase los ojos. El suelo temblaba como si quisiera resquebrajarse.
—Abre los ojos y mira dentro de mí —ordenó aquella voz autoritaria.
Milo abrió unos ojos desorbitados al comprobar que se encontraba en un campo de batalla, pero alejado lo suficiente para no verse involucrado. A un lado había miles de caballeros que lucían unas brillantes armaduras doradas, colocados estratégicamente con la infantería en el centro, un grupo reducido de caballeros de armadura fuego tras ellos y a ambos lados la caballería. Frente aquel imponente ejército miles de bárbaros que gritaban retumbando los cimientos de la tierra, éstos sin orden alguno. Tras ellos se podían ver trolls gigantes de la Comarca Negra que arrastraban catapultas gigantes. El sonido de un cuerno acalló a los bárbaros y comenzó la contienda. De pronto desapareció de aquella posición y se encontró en la batalla, sin embargo, no era él, había entrado en la mente de Mortem Flumen y podía ser uno con ella, notaba cómo se cansaba, cómo su respiración se entrecortaba y cómo disfrutaba aniquilando a bárbaros, trollins y orcos.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Francisco Muro os lo agradeceremos.
