Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
En un giro surrealista, la segunda novela de Javier Vidal propone una realidad alternativa donde el suicidio de David Foster Wallace nunca ocurrió. Tras un segundo intento fallido, Jonathan Franzen decide interrumpir el destino de su amigo y rival literario, sin otra razón que la de hablar sobre Federer. Así, una historia de recuperación comienza a desplegarse, marcada por tensiones familiares y un sinfín de situaciones extrañas (globos aerostáticos, robos y un misterioso retiro en la selva peruana). A lo largo de esta narración, los personajes, atrapados en sus propias crisis existenciales y relaciones rotas, buscan algo intangible que los libere. Porque, al final, como toda buena historia, no hay respuestas fáciles, solo lo que estamos dispuestos a confrontar sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Queda una pregunta en el aire: ¿quién decide quién vive y quién no?
Javier Vidal (Segovia, casi Codorniz) es escritor, compositor, gestor cultural y guitarrista. Tiene una novela publicada, Junto a los campos de trigo (Alcalá Grupo, 2015) y el ensayo Verdades y mentiras sobre tocar un instrumento (Ediciones Oblivium, 2023) escrita junto al baterista José Bruno. Es, además, el responsable de los discos de Mister Marshall, colectivo artístico con cuatro trabajos editados en formatos artesanales y cuyo último lanzamiento Antipiano Vol.! se alzó con el LAUS de plata al Mejor Diseño Digital del año 2023.
Mantiene actualizado el blog ODIOALASBLOGUERASDEMODA.COM, con más de 140.000 visitas con el que se mantiene en forma y crea una pequeña pero firme comunidad de lectores. Autor de más de 1.500 artículos (Drugstore, Alexander, El Adelantado de Segovia, Rock Deluxe) y guiones para Renault o Banco Santander y cientos de canciones, ha girado con artistas como Jero Romero, Quique González, Depedro o Coque Malla y cree que lo único que importa es tener un propósito, sea cual sea. Eso y aprender japonés.
«¿Te atreves a leer lo que nadie más tiene el valor de escribir. Esta novela no se disculpa, no te mima, te desafía a mirar el abismo con la misma intensidad con la que lo hizo el escritor David Foster Wallace. Olvídate de las respuestas fáciles y de los finales felices. Aquí, un intento fallido de suicidio es solo el comienzo, y lo que sigue es un viaje sin frenos a la locura, la redención y todo lo que está entre medias. Porque, sinceramente, si no puedes lidiar con lo que hay en estas páginas, tal vez el problema no sea el libro, sino que no te atreves a enfrentarte al miedo a ser como los demás.»
«KetsenBetsa dice soooo. Las visiones cesan. Dave respira de forma agitada. Sus brazos, la baba que le cuelga de la barbilla, el silencio. Su cuerpo es una tabla rígida de nervios, sangre y enredaderas. Músculos y linfa forman un remolino desligado de lo que creemos y no sentimos, el secreto de estar vivo. El dolor regresa, le inunda, le lleva al punto de no retorno, un agujero del que es imposible escapar. No puede, Dave no es un receptor apropiado para este conocimiento milenario, todo ha sido en vano. Pausa. Los cánticos regresan y ahora son más cercanos y rítmicos, con una cadencia que le rasca las caderas... y le obliga a mantenerse despierto. Su oido interno los abraza. Si pudiera escuchar la música por encima del ruido del dolor...
PAION TANAN, PAION TANAN, PAION TANAN
KestenBetsa le sopla en las manos como si Dave fuera un cuenco de dedos entumecidos, de cera caliente y de sol en retroceso. Y es el ÉXTASIS, el Ave María. La serpiente le acaricia el lomo. El cocodrilo es un animal de compañía. Las visiones son trapos húmedos sobre la piel del fiebroso, un Acuarius para el maratoniano. Le calman. Dave se zafa del dolor por oleadas, dando paso al Emperador de la Felicidad. Le curan por detrás. Es ese punto hacia donde la mente quiere huir y permanecer, un plano de colocón lisérgico al alcance. Sin embargo, no puede desligarse de un cuerpo tirado sobre el polvo, en algún lugar muy lejos de Los Ángeles, cercano a la Tierra. El aliento del fin, la locura, la voz de KestenBetsa, el túnel. Ahí está, rodeado de arañas peludas que recorren su cuerpo en círculos, que penetran en su boca y abren nuevas vías por los ojos. La muerte, su obsesión de todos estos años, la variable X. Hay un punto vibrante en el horizonte, un destino con forma de esfera raquítica. Y aumenta de tamaño al ritmo de los cánticos hasta que Dave sale despedido y vuela. Es vida, es viento, es pájaro. Atraviesa ramas de caoba, de cedros milenarios, flores rosas, rojas y blancas sin clasificar en panículas terminales y se deja arrastrar por las corrientes de aire procedentes de la colleja del Huascarán, ráfagas de hielo con una promesa de vistas a más de seis mil metros de altura. Dave vuela y sus alas de rapaz le empujan hacia el cielo desde el que es posible divisar la Plaza de Armas de Tarapoto, la Tabacalera de Oriente, la Laguna Rucuricocha del color de la sopa de espinacas que tanto odiaba cuando era un niño más bien callado, los tejados de San Jose? de Sisa, las luces a orillas del Río Abiseo y, en ese punto siente el cambio de temperatura en los márgenes de su cabeza rapada y provista de un plumaje blanco.
—No pasa nada, David. Encuentra lo que estás buscando.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93, Javier Vidal os lo agradeceremos.