Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Una novela literaria que nos trae toda la sutileza y la precisión de un amor obsesivo, extraño, ambicioso, acomplejado…
Un adolescente llega a Madrid en los años 80 y conoce a Marga. Se reúne con ella a diario en el comedor de la facultad y pronto mantiene una relación enfermiza que, para él, acaba constituyendo una obsesión.
Guiado por su incapacidad para relacionarse, entrará en una espiral de decisiones casi delictivas. La perseguirá, la espiará, llevará su fetichismo a extremos cercanos al trastorno y, sin embargo, justificará todas estas reacciones ante el lector.
Al tiempo, mantiene una segunda relación con Marta. Tendrá que decidirse entre una y otra. En manos del protagonista estará volver a la cordura, un amor sereno, el suicidio o, incluso, el asesinato.
Moisés de Las Heras Fernández (1965) nació en Talavera de la Reina, (Toledo) y actualmente reside en Mérida (Badajoz) desde el año 2000.
Escribe desde que tiene uso de razón. No ha dejado de escribir ni un solo día. Cuentos, novelas, obras de teatro, nada de lo literario le es ajeno. Licenciado en filología hispánica y apasionado por la literatura clásica, sus obras están influenciadas por obras de todo tipo.
Ha recibido los siguientes premios: Antonio Buero Vallejo de teatro, Guadalajara 2014. Premio de teatro de autor Domingo Pérez Minik, 2013 Universidad de La Laguna. Premio joven 1999 de novela de la Universidad Complutense de Madrid. Premio Rafael Ceballos de novela, año 2008. Accésit IV Certamen de textos teatrales Parábasis Jardín de Ulloa (ESAD), todas ellas con publicación. También ha publicado una novela sobre Stradivarius y espera publicar otra en breve.
Finalista en los premios Azorín de Alicante (1989) y Ateneo de Sevilla (1988) así como en el certamen internacional de novela 2018 y 2016 de Alcorcón. También accésit en el premio Francisco García Pavón de Tomelloso (2003) Igualmente, tiene en su haber diversos premios de cuento y poesía.
«Enfréntate al reto de un auténtico perturbado. Los locos se presentan con apariencia de seres normales, pero devienen egoístas y monstruosos. Y ni te das cuenta de que estás ante uno de ellos.
Un hombre perturbado, obsesionado por una mujer. Agotador, verborreico, difícil a veces, otras cruel. Débil, aunque peligroso. Emprenderá un viaje de acoso. Despreciaras esta novela, pero no te la podrás quitar de la cabeza.
Porque… todos hemos sentido algo así alguna vez, ¿no?
“Me planteé las razones por las que un loco llega a traumatizarse y concebí la novela como un proceso lento donde, poco a poco, el lector entra en la misma espiral. Para ello, debía hacer al personaje agradable para, lentamente, sin que se diera cuenta, conducirle al lector, a través de sus argumentos, a la misma obsesión”».
«El museo de Cera es patético, casposo y acojonante. Allí te aguarda una colección de enanos de piel de plátano que componen escenas chuscas ideadas a pedazos: Mayra Goméz Kemp, Fofó y Tip y Coll juntos en una pesadilla de trastienda de muñecos abandonados, como si no supieran qué hacer con cada mono porque no les cupiera ya y les hubieran apelotonado ahí. Más allá, alguien ha ideado la tramoya de unos fusilamientos del dos de mayo donde los monos ahora conforman una parodia de abestiados paletos gritando o descojonándose, con un hueco para que se arrodille el turista de turno y reciba los trabucazos franceses. Mala pólvora… Los maniquíes están ahí, sin hacer nada. Este museo siempre ha sido pura sensibilidad en papilla para espíritus incapaces de convulsión alguna.
¿Qué había quedado con una amiga? En efecto, vi cómo se reían juntas. Vi cómo disfrutaban al sacar su entrada para el tren del terror, para los muñecos de los crímenes y los famosos, con sus epidermis impermeables, calientes, brillantes. Vi su gesto, su mueca de gata, su precioso pelo rubio o castaño, el almendrado de sus ojos, ella, descollante entre todos, alta, un águila de alas abiertas que coloca su perfil sobre la roca y pliega majestuosa sus mullidas alas en medio de la vulgaridad, de decenas de visitantes ridículos que no sirven ni para ser gentuza, incluida su propia amiga. Yo la distinguía entre todos o, mejor, no la distinguía, era ella la que objetivamente se distinguía. Quienes crean que lo que afirmo es locura, les pediré que al menos me concedan un término medio: ni ella descollaba de tal modo ni todo se debía a mi ceguera, pero algo había que la hacía diferente, algo objetivo, (créanme en esto, concédanmelo) y esto ocasionaba mi desolación, mi desconsuelo, y esa fue mi decisión, seguirla, seguirla para matarla, para encontrar las fuerzas y el momento de matarla, como si la muerte fuera mía, y como muerte propia que era, a partir de aquel instante empecé a plantearme la desconcertante ruptura de la carne y el método, el segundo en que todo acaba, asumir la destrucción de la textura de lo ordinario y acceder a ese ronco vacío donde los músculos se abren o donde el metal se mete o donde la respiración se corta, donde el hierro encuentra lo más hondo, donde todo se derrumba surgiendo un nuevo estado de las cosas: la inexistencia. Todo eso. Para quien no ha matado nunca, diré que se quiebra el argumento normal de la experiencia, se padece una profunda crisis que lo vuelve todo boca abajo. Esa incertidumbre del momento en que se corta un cuello que debería continuar sólidamente compacto, consistente, es la esencia del nuevo sufrimiento; me invadía una cierta sensación de absurdo, de quien volatiliza la lógica, tontamente extermina sin razón alguna lo que, por carecer de razones para destruirse, no debe ser destruido porque destruirlo está inmotivado. ¿Por qué, si no la odiaba? ¿Por no conseguirla? ¡Qué patetismo, por Dios!
Amarla y matarla luego.
Ser asesino.
No».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Moisés de Las Heras Fernández os lo agradeceremos.