Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Quema, arde, mas el dolor es la inestable paz, sus gritos se apagaron con la noche, la luz fue un frío espejismo.
Las llamas la arrastran y el poder es vetado para poder resignarse ante la dura existencia. Las lágrimas fueron, mas ahora ya no tienen cavidad.
El fuego arrasa caprichoso, con su fuerza destructora.
Se envuelve en su manto mientras la noche cae, la oscuridad se cernió, como un depredador, lenta pero firme.
Se dejó envolver, ya qué más daba. Permitió que la atrapara, pero sin dirigirla, poseerla, nunca se dejó llevar más que aquella vez, y lo pagó con creces, nunca más, nunca más el fuego se abrirá.
La noche, glamour, ardiente criatura nocturna, la lujuria y la pasión, en sus entrañas crecen.
Aunque el tiempo no perdona, y nunca se detiene…
Cuando otro elemento aparece, las afinidades cambian, creándose otros enlaces que pueden cambiar completamente la situación desatándose un verdadero huracán.
Mi nombre es Claudia Alvira, nací en un pueblecito de apenas cien habitantes llamado Alfántega, en los pirineos oscenses en abril de 1994.
Gracias a haber nacido en un pueblo tan pequeño siempre estuve rodeada de naturaleza, mi pasión, y de mis mejores amigos.
Siempre tuve claro que quería trabajar ayudando animales. Me fui a estudiar un curso sobre cuidados de fauna salvaje a Barcelona dónde viví con mis tíos por cuatro años, en los cuales me saqué el título de enfermera veterinaria y estuve trabajando en lo que encontraba.
Estuve viajando por Europa cuidando caballos, un voluntariado en Rumanía, en un pueblo abandonado en Transilvania. En establos en Suiza e Irlanda. También en Bélgica cuidando caballos de terapia para adolescentes provenientes de entornos problemáticos, donde aprendí sobre el movimiento equilibrado en equinos.
Más adelante viajé a Thailandia por unos meses a lo mochilero donde empecé en un centro de elefantes en Chiang Rian y terminé en Bangkok en un centro de rescate de perros.
Actualmente trabajo en Gibraltar, en «Alameda Conservation Wildlife Park», donde cuido animales rescatados del tráfico ilegal.
«Incandescente es una obra que narra el cambio en la vida de la protagonista que le enseña a amarse a sí misma pese a haber tirado la toalla.
Sin cambiar quién es, solo la perspectiva que tiene sobre sí misma, ayudándola a no ser prefecta, sino a abrazar sus imperfecciones que la hacen única y “humana”.
Incandescente va de superación, de autodescubrimiento, de dejar de huir de los traumas y afrontarlos de la manera que una pueda.
La protagonista tiene miedo de entrar en la vida de la gente y hacerles daño, tiene miedo de perder el control. Pero la gente le enseña que merece amor incluso perdiendo el control.
Cómo todo puede seguir igual en la vida por años y simplemente un día todo cambia».
«Sabía que tenía que darme prisa, no tenía ni idea si Christian había descubierto la desagradable sorpresa o no. Había llegado a mi sitio habitual; una pequeña zona rodeada de palmeras, pero sin llegar a ser un oasis, me coloqué en el centro. Había ido andando hasta allí, iba descalza, me encantaba la sensación de estar en contacto con mi elemento, la tierra fina y ardiente bajo mis pies… Me senté en el centro del casi perfecto círculo y miré alrededor. Metros y metros de dunas, me hacía sentir tan pequeña, realmente era una imagen preciosa, una imagen que no volvería a ver.
Comencé a sentir cómo me llamaba mi energía, cómo mi esencia se moría por expandirse en todas las direcciones. Inspiré profundamente y cerré los ojos, noté cómo la energía me abandonaba siguiendo su ciclo, una nueva y poderosa energía totalmente virgen me embriagó. En un paisaje así era fantástica la energía, algo puro, inmaculado.
No supe decir cuanto estuve así, era una sensación única y placentera. Entonces llegó el momento, pero estaba completamente tranquila, serena, estaba segura de que aquello era lo que debía hacer. Suspiré y en mi mente deseé aquello que llevaba tanto tiempo queriendo, aquellas palabras que ansiaba desde que lo descubrí, solo dos palabras que lo eran todo y nada. Sentí cómo la energía revoloteaba, cómo mi esencia se revolvía inquieta por todo mi cuerpo. Una sucesión de imágenes se apoderó de mi mente mientras sentía cómo algo en mi interior se separaba. Podía oír de fondo la canción This is the end, de The Doors. Mi niñez, con mi familia, yendo todos juntos a la Iglesia, cuando conocí a mi prometido, lo que creí que era el amor verdadero, correr junto a él por el campo, mis cambios, aquel desastroso día... el fuego, los gritos, el olor a humo, el terror, las miradas acusadoras, dolor... mis deambulaciones por el mundo, cómo conocí a mi nueva familia, Manhattan, Blade... Christian, en el bar, en su casa, su risa, sus labios, su tacto —notaba cómo poco a poco mi cuerpo se separaba de mi alma, mi conciencia seguía recordando, era como rebobinar una cinta de video tras haberla usado pero a la inversa. Mi cuerpo inerte —Su piel con chocolate, su sabor, su voz —una lágrima comenzó a descender por mi mejilla, o eso sentí, solo que ya no físicamente. —Sus ojos.
Oscuridad, el adiós».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Claudia Alvira os lo agradeceremos.