Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Año 2019, en pleno proceso de digitalización, antesala de una global y deshumanizante digidictadura participativa, Amador Analógico Analgésico, se propone acometer el difícil reto de vivir sin teléfono inteligente, harto ya de padecer la adicción y la dependencia emocional que los móviles generan, así como del impositivo fomento de una realidad virtual —sucedánea de una existencia física más auténtica— a la que, vía pantalla, nos vemos abocados.
Este libro —de temáticas íntimas, universales y atemporales— contiene fragmentos de inevitable e intrépida introspección exploradora que, quizá, podrían remover, sin querer, algunas sensibilidades, así como avivar, tal vez, un doloroso y provechoso conocimiento. A tiempo estás de no leerlo…
«Escribo —desde el más convencido y consecuente anonimato—, además de por necesidad y por gusto, para intentar acompañar, de manera íntima, a ciertas almas desconocidas tan fundamentalmente solitarias como la mía, si por fortuna se da, entre lector y escritor, la imprescindible química.
No escribo por dinero y, espero, que mi futuro editor, si se da el caso de tenerlo, no me publique, única o prioritariamente, con tal objetivo. Tampoco escribo para ser famoso: no quiero verme obligado a realizar entrevistas, ni a que me hagan fotos, ni a firmar autógrafos. Ni siquiera escribo, para intentar captar la atención de familiares, amigos o conocidos: sólo a unos pocos, a muy pocos, si lo consigo, les diré que he publicado.
Nací en los años 70. El lugar, figura dentro de la obra». Amador.
«1 de enero de 2019
Lo dejo, necesito liberarme del más adictivo de los inventos. Tan sólo falta elegir el día adecuado para comprobar cómo sería mi vida sin smartphone. Por supuesto, por parecerme incuestionablemente práctico y empático, seguiré teniendo un móvil con el que exclusivamente pueda hacer o recibir llamadas en cualquier momento. Libertad para ponerse límites y límites para poder ser libre.
Si el arranque del libro te ha incitado a seguir leyendo, es muy probable que te lo quieras beber con gustosa ansiedad y al mismo tiempo se te dé la viva paradoja de que no quieras que se acabe. En tal caso, dosificarlo será el único remedio. ¿Querrás?...
Pero en último término, aunque me encantaría que leyeran Inmóvil, me resisto a intentar "venderme", que cada lector descubra si es su libro…»
«1 de enero de 2019
Lo dejo, necesito liberarme del más adictivo de los inventos. Tan sólo falta elegir el día adecuado para comprobar cómo sería mi vida sin smartphone. Por supuesto, por parecerme incuestionablemente práctico y empático, seguiré teniendo un móvil con el que exclusivamente pueda hacer o recibir llamadas en cualquier momento. Libertad para ponerse límites y límites para poder ser libre. Por cierto, Amador Analógico Analgésico, es el seudónimo que, por representar una escueta y triple declaración de intenciones, he decidido adoptar de cara a enfrentar el reto de liberarme del más impositivo de los inventos.
A veces pienso, viajando en pleno vagón de tren o de metro, que tranquilamente podría sacarme la polla y hacerme una paja y correrme en todas y cada una de las pantallas de sus malditos móviles sin que nadie se percatarse de ello, hasta que los putos deditos de los cojones no se topasen, en deslizante y compulsivo movimiento, con el tangible engrudo de mi asperjada simiente embadurnando de vida sus inertes pantallas. Pero por cordura y respeto, tan solo me limito a observar, eso sí, con todo mi profundo desprecio, el invasivo y sumiso estado de patética y repulsiva enajenación global que en parte me lleva a tener semejantes pensamientos.
Supongo, que abrir un libro y que éste, casi nada más comenzar, se te corra emocional e indirectamente en tu presencia: impacta, debe de impactar, aunque la corrida sea tan sólo imaginaria. Pero ojalá tan explícito arranque sirva de filtro e impulse a seguir leyendo, tan solo a todo posible y selecto lector que tal vez sea cribado por la propia lectura y textura del presente texto. Tal es, el efecto buscado de este premeditado inicio, pese a poder condicionar el resto de la lectura e incluso resultar contraproducente, haciendo peligrar la continuidad de la misma respecto a aquellos lectores que, quizá, escandalizados o molestos, en este preciso instante se estén planteando abandonarla sin tan siquiera terminar sus primeras páginas. Circunstancia ésta que, si se diese, lejos de sentirla como un fracaso, la viviría como un éxito, en cuanto a la eficacia que demostraría el intencionado proceso de selección que puede suponer el provocativo inicio del presente libro. Pues, del mismo modo que el lector tiene todo el derecho del mundo a escoger un libro y a descartar su lectura en cualquier instante, el autor debería tener la obligación creativa de intentar idear algún tipo de mecanismo inaugural que, aunque sea falible, de alguna manera seleccione o más bien intente encontrar enseguida, a la clase de lector a quien especialmente cree que le puede interesar la obra.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93, Amador Analógico Analgésico os lo agradeceremos.
