Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Julia debería estar iniciando, junto a su pareja Henry, después de mudarse a una bonita casa en Emmitsburg, Maryland, la vida con la que siempre soñó. Sin embargo, apenas ha logrado instalarse en su nuevo hogar cuando extraños y perturbadores sucesos comienzan a adueñarse de su realidad. Aturdida, al borde de la locura y convencida de que algo inquietante le está ocurriendo y de estar siendo observada por una ominosa presencia, Julia decide dejarse ayudar por su nuevo amigo, Adam. Juntos, se embarcan en la difícil tarea de poner fin a la aterradora situación que amenaza con consumir por completo a Julia.
Graduada en Geografía e Historia, y tras concluir el Máster en Profesorado de Educación Secundaria y Bachillerato, actualmente oposita para profesora y realiza su segundo máster, en Comunicación Social, compaginando sus estudios y su trabajo con sus mayores aficiones: la lectura y el cine.
Amante del terror, tanto literario como cinematográfico, considera a Stephen King su mayor referente y disfruta de películas de la talla de El exorcista, La cosa, 28 Días después, Tiburón, Alien, El cuervo, entre otras.
Inmundo, su primera novela, surgió a raíz de un sueño, o más bien, de una pesadilla, como consecuencia, según la autora, de su constante consumo de terror.
«La mente es el arma más poderosa que los seres humanos poseemos. Un arma capaz de llevarnos al éxito, pero también al más oscuro de los abismos. Puede jugar y alterar la realidad por instinto de supervivencia, difuminando esa línea que separa la cordura de la locura. ¿Qué es la locura sino un intento de enajenación que busca escapar de la realidad?
La locura, a veces amiga, se encuentra agazapada en cualquier mente humana, esperando el momento, un duro revés de la vida, para apoderarse de la psique de su huésped, sin compasión.
Os invito a reflexionar sobre ello, y a leer esta historia. Seguro que os da mucho en qué pensar».
«Escuchaba el fuerte ulular del viento a través de la ventana de la cocina, silbando y chocando contra los cristales. Su mirada se encontraba perdida en las ramas de un árbol cercano, que danzaban al son del intenso, y a la vez monótono, aullido. Sus pensamientos eran inconexos y ambiguos. Se llevaba la taza de café a los labios de manera mecánica, sin saborear el brebaje. Estaba cansada, y en ese momento lo que deseaba su mente era simplemente estar a la deriva.
Los golpes de la aldaba de la puerta la sobresaltaron, haciendo que escupiera el último sorbo de café en la taza, que aún estaba cerca de sus labios. Acto seguido, miró su reloj de pulsera. ¿Ya son las seis?, se preguntó mientras confirmaba que pasaba de esa hora, sorprendida. Volvieron a tocar, y esta vez se levantó, inquieta, de la silla, sacando fuerzas de donde no las tenía, enfilando el pasillo y dirigiéndose con paso apresurado hacia la puerta.
—Hola Julia —saludó Adam, un tanto abrumado—. Esta es mi abuela, Matilde.
—Hola Adam. Hola Matilde, me alegro mucho de conocerla.
La abuela de Adam era muy menuda y baja, algo encorvada. Su piel estaba arrugada y muy morena, de un marrón canela, que contrastaba con su cabello, totalmente blanco y largo. Sus ojos eran minúsculos, dando la impresión de ser dos pasas incrustadas entre los ajados surcos que rodeaban las rendijas por las que la anciana la observaba.
Matilde inclinó levemente la cabeza en señal de saludo.
—¿Qué tal tu brazo? —quiso saber Adam.
—Bien, apenas me duele ya… Bueno, ¿por qué no pasáis? —les invitó Julia, guiándolos hacia la cocina.
—¿Preferís tomar té o café? —les preguntó amablemente, una vez les ofreció asiento.
Julia y Adam miraron a Matilde, quien negó con la cabeza.
—Yo un café, bien cargado —pidió Adam».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Bea Ruiz Valverde os lo agradeceremos.