Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Ramón García Cabana acude todos los días a las nueve de la mañana a su cita junto a la fuente. Se sienta en el banco de piedra y, mientras la iglesia anuncia la hora con lentos tan, tan, tan, recuerda. Cada campanada le transporta a una escena con Aurora Santos González y va rememorando los momentos más importantes de su vida junto a ella en Castro do Lobo, una aldea recóndita que esconde secretos y silencios que perduran durante generaciones en plena posguerra. Pasan los años y Ramón sigue esperando a nadie, hasta que un día recibe una visita inesperada que le hará revivir la ilusión y la esperanza. Y la aldea nunca más será la misma.
Ana Basanta (Barcelona, 1975) es licenciada en Historia y en Periodismo. Es directora de El Diari de l’Educació y, anteriormente, ha trabajado en las agencias de noticias Europa Press y Efe, además de realizar colaboraciones en diversos medios de comunicación.
Ha publicado la biografía Doctor, no voy a rendirme (Diëresis), la novela Días que valieron la pena (Tandaia), el libro sobre cambios reales de vida Decididos (Diëresis), los libros de viajes Halcón de los Andes (Libertarias) y Líbano desconocido (Libertarias), y es coautora de Inconformistes. Cròniques socials a la Barcelona de la crisi (Angle Editorial).
Ha ganado el concurso de narraciones cortas Vita Brevis y el Certamen de Cartas de Desamor, ha obtenido el segundo premio de El Pilar de Vuit y ha sido finalista en los concursos literarios Lletres al Comerç, La Factoría, Relatos de Mujeres Viajeras, El Laurel y Carmen Martín Gaite.
«Detrás del sufrimiento de una familia formada por buenas personas, la novela critica el silencio de los vecinos ante la injusticia y el mirar hacia otro lado para evitar enfrentamientos con quien consideran la persona más poderosa del pueblo. El miedo hace callar y el amor hace actuar.
¿Hasta dónde llega la paciencia? ¿Hasta dónde puede aguantar una familia el acoso? ¿Estallará el protagonista? ¿Entenderíamos que una persona excelente se convierta en alguien despiadado tras los continuos golpes de la escuela de la vida?
Estas y otras cuestiones pueden plantearse el/la lector/a a medida que avance en unas páginas que tanto tienen de ficción como de memoria histórica y de agradecimiento a quien nunca tiró la toalla.
La entereza, la elegancia, la sonrisa, la inteligencia y los secretos descubiertos a su debido momento salvarán a unos personajes atrapados en un mundo que, inevitablemente, tiene que cambiar».
«Ramón va camino de la fiesta. Oscurece, pero no necesita linterna. Las ventanas dejan ver la luz de las velas que empiezan a prender y la música de fondo va escuchándose cada vez más alta. Oye el mugir de las vacas en las cuadras y los aullidos de perros que solo los lugareños saben diferenciar de los lobos, ahora poco comunes. Se acerca al riachuelo y cruza el puente de piedra y musgo por el que apenas puede pasar un carro. Por un momento piensa en volver y mandar al carajo sus planes de don Juan. El pecho le oprime y el aire no llega. El estómago le duele y las piernas flaquean. No querría sudar, después de todo lo que se ha arreglado, pero siente como si le empezara a subir la fiebre.
Los pies continúan hacia donde suena la música y, a medida que se acerca, el camino se convierte en una calle de piedras desiguales debido al paso de los carros tirados por bueyes. El suelo no tiene heces. Por cosas como esta, a Ramón le gustan estas fiestas. Tras una leve cuesta, llega a la plaza. La iglesia se encuentra a la izquierda, la panadería a la derecha y la taberna al fondo, pero hoy cobran protagonismo los caballitos para niños y los puestos de bebida con vino, gaseosa, y algún coñac para los más holgados. Los bares están formados por unas pocas tablas y a su alrededor se concentra parte del gentío. Ramón advierte cómo le miran, apreciando su buen aspecto. Busca a Aurora y la ve, junto a la fuente, hablando con Sophie. Siente que los pies no tocan el suelo y olvida todo lo que ha planeado. Nunca había contemplado su silueta entera. Caderas medianas y gemelos redondos. Eso es lo que le permite averiguar el vestido color burdeos de espalda ajustada y falda por debajo de las rodillas. Tiene un acabado que se mueve cuando Aurora, siguiendo las indicaciones de su hermana, se gira y mira hacia él. De repente, Aurora se vuelve hacia Sophie y le recrimina con un toque en el brazo. Sophie le advierte con un “viene hacia aquí” y Aurora permanece inmóvil.
Mientras Ramón se aproxima, unos muchachos del pueblo se dirigen a la improvisada pista de baile en busca de pareja, una niña pide a su padre volver a montar en las atracciones con un “¡otra vez!”, un grupo de jóvenes comparte unas galletas, unas ancianas observan desde el banco, los músicos preguntan en el palco cómo va la noche y prometen un repertorio inolvidable. “Buenas noches, con todos ustedes…”, saluda el cantante, “una canción de un amor que dura ¡toda una vida!”».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93, Ana Basanta os lo agradeceremos.