Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Azucena es una joven andaluza a la que de pequeña sus padres abandonan con su abuela. Cuando cuenta con dieciocho años de edad, su abuela muere y decide mudarse a Salamanca para dejar su pasado atrás. Después de una relación de pareja complicada con un maltratador psicológico y totalmente traumatizada, comienza a tener experiencias difíciles de explicar que escapan a su entendimiento: puertas que se abren, visitas nocturnas, sueños muy peculiares… Se enfrentará al desafío de ser médium y no saberlo, conocerá la amistad, la traición y el amor. Una vida nueva, con sus pros y sus contras, llena de aventuras fantásticas, se abre ante ella.
Es una historia de reflexiones profundas y trascendentales al respecto de la vida, la muerte, el abandono, el rechazo y el amor.
Fani Carrillo nace en Jaén en 1985. A los diecisiete obtiene el áccesit por su relato «Me llamo Azada», un relato de una invasión talibán. Es licenciada en guitarra clásica por el Conservatorio Superior de Salamanca. Tras unos años dedicándose a la enseñanza decide fundar su propia escuela online de bienestar personal en 2014: la Escuela de la Flor de Lis, en la que es coach, médium y para la que ha escrito varios cursos de temática espiritual. Publica su primer libro en 2016. Es autora de otros trabajos como por ejemplo el manual de trabajo personal «Te regalo un aliento» o el ensayo «El poder del amor». Tiene podcast, Youtube y está muy activa en Instagram, compartiendo conocimiento. Trabaja en el ámbito de la búsqueda existencial, el auto conocimiento, con fallecidos y con las capacidades sutiles.
«Si no lees mi libro no pasa nada, hay tantas cosas en la vida que abruma el tener que decidir a qué dedicar el tiempo. Pero si lo lees, te enfrentarás al hecho de pensar sobre temas vitales de importancia. La protagonista no lo tiene claro a veces, otras se va aclarando con el acontecer de los días. ¿Cara a cara con el pasado? ¿La presión del futuro en su proyecto de vida? ¿Una relación con un maltratador? ¿Encuentros con el más allá? He querido hacer un libro transparente que no de miedo, pero que haga pensar las cosas, desde el cariz de la fantasía. Además trato un tema trascendental desde el cobijo de la mediumnidad: la existencia de la vida más allá de la muerte. Si te interesan estos temas, este es tu libro».
«Azucena se sentó exhausta. Por fin había acabado todo. Le dolía el corazón y se agarraba el pecho con la mano derecha. También le dolía el esternón. El dolor del mundo, se decía. Y cómo dolía… Inspeccionó el piso temerosa de encontrarse algo de él, que se lo haya llevado todo. Así fue, se lo llevó todo, no dejó nada, ni una nota. Dos años que habían acabado en eso, en nada, en vacío, en paredes blancas, en silencio, en una cama que se le tornaba demasiado grande, en un piso desierto, en una voluntad rota sin ganas de vivir… Pero cómo he llegado hasta aquí. Qué he hecho, qué le he dejado hacer, qué pasa conmigo. Sentada de nuevo, se miraba los pies queriendo encontrar respuestas. Nada. Lloró y de tanto llorar le dio dolor de cabeza. Recordaba las discusiones, las tenía como impresas en el pensamiento, casi dos años de gresca dan para mucho.
Se levantó a bajar la persiana, se tomó un ibuprofeno y se tumbó en el sofá con los ojos cerrados. Se acordaba de su abuela, cómo la echaba de menos. Había sido su madre, su única familia pero ahora ya no estaba. No tenía con quien compartir nada de lo que le pasara. Su mente era un mar de incertidumbre, ahora qué… Respiraba profundamente, menos mal que ese día no trabajaba. Se durmió y soñó con el idiota de Nico, otra pelea.
Azucena y Nico se conocieron por internet a través de un foro de música. Se dieron las direcciones de correo y empezaron a escribirse. Al principio eran emails cortos para pasar después a ser largos, hasta que un buen día decidieron conocerse. Nico era de Madrid, Azucena aunque de Jaén, ya vivía en Salamanca. Un fin de semana, con la excusa de un concierto de Extremoduro, la joven se desplazó y ahí empezó todo. Al principio fue bien, estaban enamorados, pero como a los seis o siete meses Nico comenzó a dar otra cara: se ponía celoso de los compañeros de trabajo de Azucena y le recriminaba que era demasiado simpática con todo el mundo. Azucena no se lo tomaba a mal pero tampoco a bien. Bueno, a lo mejor hay algo que no hago correctamente, se decía. Dejó de quedarse después de trabajar con los compañeros. Nico, lejos de quedar contento, le propuso que se fueran a vivir juntos; la quería para sí. Lo tenía todo pensado, con lo que tenía ahorrado».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Fani Carrillo os lo agradeceremos.