Eizel está pasando un mal momento en su vida. Su madre se ha ido, quizás por la muerte de la tía de Eizel, su padre se ha encerrado en sí mismo, Eizel apenas logra encontrar un ambiente en el que puede ser ella misma y sentirse segura...
Por fortuna, Eizel logra encontrar su refugio en una laguna de las afueras de su pueblo. Una laguna que parece que la observa... Hasta que descubre que es un portal que va más allá de la muerte, a un lugar donde los muertos tienen una segunda oportunidad hasta el olvido, llamado Spiritea.
Todo apunta a que ella, una chica dotada de una vida eterna, es la indicada para salvar los espíritus de Owen, el inmortal que los controla. Pero no será fácil, pues querrán librarse de ella. ¿Podrán matarla a pesar de que Eizel es inmortal? Si hay alguien capaz de destruir y vencer la inmortalidad, ¿todos los eternos están en grave peligro? ¿Spiritea podrá brindarles un hogar donde esconderse, o será todo un peligro? ¿Qué secretos oculta Spiritea? ¿Existió siempre? Y, si no es así... ¿quién la creó, por qué, y dónde se encuentra?
Elena Martín Garí nació el 22 de mayo del año 2004 en Barcelona (España). Vivió su infancia en la población tarraconense de Cambrils, y actualmente reside en Andorra donde cursa primero de bachillerato. Es la mayor de seis hermanos y, entre otras aficiones, como la lectura, el ballet y la interpretación —es miembro como actriz en la Joven Compañía Nacional de Andorra—, desde niña disfrutaba dejando volar su imaginación inventándose historias para sus hermanos.
Ha escrito otros libros, pero esta es su primera novela publicada. Tiene algunos premios de narrativa y lengua, alcanzando en dos ocasiones el segundo premio en el Concurso de Narrativa Fantástica y de Terror de Encamp del Principado de Andorra (convocatorias séptima y novena) y el primer premio del Concurso Coca-Cola de Narrativa en Lengua Castellana en el año 2018, entre otros. Mencionar también que ha ganado el Dictado Nacional de Andorra en los años 2018 y 2019, en tercer y primer lugar, respectivamente.
«¿Por qué no adentrarnos en un mundo nuevo donde podamos revivir con seres queridos que ya no estén? Uno de mis sueños siempre ha sido recuperar a mi abuela fallecida a la que conocí siendo niña. Su esencia nunca se irá mientras siga recordándola. Porque ¿la muerte es el final o un nuevo inicio? La novela cuestiona si la inmortalidad es una libertad o una esclavitud del tiempo. Vivamos exprimiendo cada instante, alejándonos del materialismo y llenando de sonrisas esta vida que se nos ha regalado».
«La laguna me transmite seguridad y recelo al mismo tiempo. Ha presenciado momentos críticos de mi vida. ¿Debería confiar en ella? ¿Alejarme? Sé que es una estupidez, pero me da la sensación que, de alguna manera, me oye, me escucha y, quizás, me llegase a entender y consolar. Aquí deshago mis penas, aquí me siento tal y como soy, más libre. Sobretodo después de la pérdida de mamá, la confesión de Miles y el encuentro con Blue. Quizás Blue fuera un regalo de la laguna para mí. O no, qué estupidez.
Levanto la vista hacia el cielo, ya está oscuro. Normalmente, me estremece la negritud de la noche. Pero hoy no, hoy me siento como si flotara. Súbitamente, miro hacia el suelo. No, no floto, por suerte. Me había parecido real. Mis ojos vuelven a encontrarse con los de mi reflejo en el agua. Un escalofrío me recorre por la espalda. Parece que sean muy profundos, como que de veras me mirasen a mí y no yo a ellos. Me agacho para corroborarlo. Avanzo la mano hacia la laguna, para alcanzar la calmada agua que la cubre como la manta sobre mi piel en invierno. Antes de tocarla, me enderezo.
Alguien me está observando. Es una intuición que últimamente tengo, quizás porque soy una miedosa. Pero esta vez parece real. Y no me observan desde detrás, sino... desde la laguna. ¿Es eso posible, o...?
—Eizel... —murmura una voz.
No la reconozco, no sé quién es. Pero sabe mi nombre y me busca... La voz procede de la laguna. No es posible.
—¿Eizel? ¿Puedes oírme?
—Sí... —susurro entrecortadamente.
—No puede ser. Es algo imposible.
Me vuelvo hacia mi reflejo. Está intacto, obedece mis órdenes, sigue mis movimientos. ¿Quién me habla? ¿Imposible el qué? No entiendo nada. Pero ya no siento miedo, sino curiosidad».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Elena Martín Garí os lo agradeceremos.