Colaborando en esta campaña preventa recibirás sin gastos de envío (en España), antes de que entre en circulación y con un precio especial el libro en tu casa... existiendo incluso la opción de reservar el libro con tu nombre en los agradecimientos por un poco más del precio promocional, como detalle exclusivo.
Para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar el equivalente a 55 reservas, es decir 880€, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
El trono de Kemeria está en crisis. El rey acaba de morir, asesinado por su esposa. Varias facciones del reino se enfrentan por la corona. Traiciones, asesinatos, luchas de poder, magia ancestral, antiguos cuentos de viejas, y sin saber que no son más que las marionetas de unos demonios que están dispuestos a todo con tal de crear el caos y la destrucción...
Aprendió a leer a los 4 años, y desde entonces no paró. Los libros son su pasión, los fanfics su escuela. Prefiere moverse por los ambientes underground de Internet a las clases academicistas y los estudios formales del género. Tras pasarse años traduciendo los trabajos de otros, en 2020 se animó a intentar escribir (y terminar) su primera novela. Con un poco de suerte, acabará el resto.
«Descubre un mundo de magia donde nada es lo que parece. Y la magia… no es tan mágica. De hecho, los buenos no ganan siempre, los malos no son tan malos, los héroes no son los que crees que son y todos se mueven en un mundo gris movidos por sus propios intereses. ¿Quién debería ganar el trono? ¿Acaso se gana algo así? ¿Realmente tienen el poder de elegir?».
«Janjan sacó la baraja de cartas de su estuche y las extendió sobre la mesa. Con una garra como la de un pájaro, las colocó en la posición correcta. La vela tembló y arrojó sombras temblorosas sobre sus instrumentos de medicina y sus ungüentos. ¿Sería aquello algún presagio? "No. Concéntrate. La magia no está en las paredes, ni en la vela, está en las cartas", pensó. Como muchos antes que ella, había recurrido a su poder. Y supuso que pagaría el precio. Uno no juega con algo semejante, si no era estrictamente necesario. Janjan ya era muy anciana, sabía que eso lo pagaría caro. Pero no tenía miedo. Algo le decía, intuición tal vez, que para lo que iba a suceder más le valía estar muerta.
La baraja había llegado a su familia desde no sabía dónde, probablemente desde más allá de los muros de Kemeria, hacía mucho tiempo. Casi tanto como ella. O al menos eso creía, sus padres nunca habían hablado gran cosa de lo que había fuera de Kemeria. Janjan sospechaba que habían sido enviados como colonos, en algún tipo de misión diplomática extraña, pero ya nunca podría preguntarles. "¿Serviría esta baraja para lo que quiero hacer?", se preguntó. Lo que estaba haciendo ya era bastante arriesgado, las manos le temblaban mientras pequeños cortes, finos como las hojas de sus bisturís, aparecían en sus palmas. Las gotitas de sangre mancharon el tapete. Janjan utilizó el pañuelo que llevaba en la cabeza para limpiarse. Levantó las cartas, una a una.
La primera carta mostraba una mujer. La segunda, también. Igual que la tercera y la cuarta. No se atrevió a continuar. Los cortes se habían hecho mucho más profundos, subiendo hasta las muñecas, y ya no tenía edad para estar jugándosela. Además, menuda ironía. Galena de la corte muere suicidándose por cortarse accidentalmente con cuchillas de afeitar. Un chiste para contar en la siguiente reunión del consejo. Rasgó el pañuelo por la mitad y envolvió sus brazos con él para detener el sangrado.
Procuró examinar cada carta con atención, esperando que le llegara algún tipo de inspiración. Pero no comprendió nada, la baraja nunca había venido con un manual de instrucciones. Técnicamente ni existía, salvo referencias aisladas en cuentos o recopilaciones de historias. Habría deseado que fueran un poco más explícitas, pero qué se le iba a hacer. Si hubieran aparecido los nombres escritos y las caras de sus enemigos habría sido demasiado bonito para ser verdad, pero todo el mundo sabía que los hados del destino eran unos reyes del drama teatreros retorcidos. Cuando había que entrar en el escenario, se aseguraban de ser los más crípticos posibles, pero que el confeti y los fuegos artificiales no faltaran.
Cada una de las mujeres vestía de un color, pero Janjan notó que eran los cuatro elementales. ¿Los cuatro elementos? ¿Personas que estuvieran relacionados con ellos? En los dibujos también aparecían rodeadas de un aura púrpura, algo que por lo que había dicho su abuela, sabía que había pertenecido a alguien con poderes, alguien mágico. Nunca supo qué consultó su abuela en las cartas, pero sí que al día siguiente tuvo la mala suerte de acariciar los escalones del patio con el cráneo».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y SAD os lo agradeceremos.