Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Ismail es un chico díscolo y rebelde. Su abuela, que lo ama con locura, se viene abajo cuando encuentran su cuerpo en el servicio de señoras del antro que regenta bajo el subsuelo de la ciudad de Seattle. No han visto entrar ni salir a nadie y se rumorea que, quizá, el portal que une ambos mundos y del que proceden la mayoría de los parroquianos haya vuelto a funcionar. Neil, un joven aspirante a editor que ignora por completo la relación entre naguales y humanos, se ve arrastrado a ese submundo de sombras cambiantes que aparentan ser como él y a la investigación de la oscura trama que se oculta tras el asesinato de Ismail. La sombra del nagual es un híbrido entre fantasía urbana y novela negra que toma como escenario algunos de los lugares más atípicos y simbólicos de Seattle.
Víctor Morata (https://linktr.ee/victormorata) es autor de Siervos de la Guadaña y de la colección de relatos en cuatro volúmenes Universo Mágico. Cuentos de Seres Extraordinarios, además de cientos de relatos cortos, decenas microrrelatos y casi una veintena de novelas. Ganador del VII Yoescribo De Relato y finalista del XXIX Domingo Santos de Novela, entre otros. Ha publicado relatos en antologías de Tombooktú, DH, El País Literario y Holocubierta y también en fanzines literarios como Horror Hispano o La Gárgola. Ha publicado en revistas como Insomnia o Voces. Ha participado en proyectos colaborativos como la novela de La Historia de Almos.
Actualmente colabora con la web cultural de La Jungla de las Letras y codirige y presenta junto al escritor Eric Luna el podcast Ficciópatas (https://linktr.ee/ficciopatas) que se emite cada domingo.
«La sombra del nagual hibrida la fantasía urbana con la novela negra y eso ya debería ser suficiente motivo para que lo leas, pero, si aún te surgen dudas, esta es una historia generacional que contiene trazas históricas de Estados Unidos durante su expansión hacia el Oeste, una intensa crítica social sobre la opresión, exterminio y condenación de determinadas etnias nativas a las que se les arrebató el derecho sobre sus tierras. Además, también hay aquí una exposición de las vilezas humanas y el abuso de poder, por no hablar de los flirteos con la metaliteratura. Si esto no te convence, también descubrirás que la ciudad de Seattle de nuestros días no es la de antaño y que aquella vieja ciudad de hace un par de siglos se encuentra bajo la actual».
«Se reunían una vez al año. En aquella misma mesa. En aquel mismo y oscuro rincón del antro. Durante tres días. Tal y como lo habían hecho desde que aquel joven mestizo de Rhode Island apareciese con su absurda y romántica idea en la cabeza. «Hay un futuro para nosotros», fue su lema, el mismo que adoptaron y con el que brindaban al inicio de sus jornadas. Fue Howard quién propuso la loca idea de usar el terror de sus letras para calibrar el umbral de aceptación: creyó que, si preparaba al mundo para lo peor, ellos no serían vistos como los monstruos de sus libros, sino como algo menos nocivo y peligroso, incluso aceptable. Esa idea fue cambiando a medida que la sociedad fue creciendo y moldeándose. Otros ocuparon su lugar en la mesa y las pretensiones no eran tanto asustar como acomodar la visión de mundos alternativos que implantar al ya existente. Naturalizar su presencia.
En esa mesa se reunían naguales de todas partes del mundo. Venían desde Maine, Maryland y Minnesota. Desde Rusia, México y Escocia. Igual que en el pasado llegaron desde Suiza, Argentina y Francia. La mesa era la misma; los ocupantes cambiaban. Había escritores, pintores, escultores, músicos, actores y directores de cine. Cada uno de ellos tenía aquel sello peculiar en la impronta de sus obras. Una huella común que les unía a todos y les imbuía de esa ilusión: la creación a favor de la creencia. Compartían la idea de una utopía, de una posibilidad plausible que les mantenía motivados, vivos, activos. Anhelaban la comunión armónica de los renacidos con los que ya habitaban la tierra antes que ellos y, por supuesto, apoyaban y defendían la completa aceptación del mestizaje. No so lo porque la mayoría de ellos fuesen mestizos, sino porque lo creían justo y sus sentidos de la justicia y la equidad eran altos.
Quienes se sentaban ahora alrededor de aquella mesa, la madera vieja grabada a navaja con los nombres de sus antecesores, eran la nueva generación de creadores por el nuevo mundo».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Víctor Morata os lo agradeceremos.