Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Cuando la humanidad envía las primeras misiones tripuladas a Marte a finales del siglo XXI, se lleva una gran sorpresa al descubrir que el planeta ya está habitado por hombres desde hace milenios. Las grandes naciones de la Tierra intentan colonizar ese nuevo mundo, pero los nativos, descendientes de los antiguos griegos, reciben con hostilidad a estos «bárbaros». Se desencadena así un brutal choque de civilizaciones entre el mundo moderno y el mundo antiguo. Odiseo, resucitado en los Campos Elíseos por los dioses del Olimpo, será el encargado de reunir a los héroes griegos más famosos de todos los tiempos para luchar por su tierra contra los recién llegados en una contienda épica. Por el camino, vivirán toda clase de aventuras en el peligroso planeta rojo. ¿Cuál será el bando vencedor?
Nací en Tenerife, tuve una infancia nómada y actualmente resido en Marte. A los ocho años redactaba y editaba mi propio periódico, aunque nada de lo que contenía era cierto. He escrito reseñas culturales para magazines como In-Mediatika o El coloquio de los perros. Mi primer libro publicado fue el poemario Geografía del corazón (2011, Emooby), al que siguió la novela El Grial de los Vampiros (2014, Ed. Sven Jorgensen). Mi novela La Torre de Papel quedó como primera finalista del Premio Reinaldo Arenas 2018, convocado por la red social de escritores hispanohablantes Creatividad Internacional. He participado en varias antologías de relatos, como Cantos de locura y horror (2018, Ed. Wave Books) y Libros malditos (2018, Ed. Saco de Huesos). Mis cuentos ambientados en Marte salen regularmente en la revista digital Tentacle Pulp.
«Se han escrito muchos libros ambientados en Marte, pero este no es como los demás. Hasta ahora todos los autores de fantasía y ciencia ficción habían ignorado la geografía real del planeta rojo, salida de las antiguas leyendas: Atlantis, Lemuria, Elysium, Tarsis, Cimmeria… Esos nombres figuran en cualquier atlas de Marte, pero están ausentes en las novelas de ciencia ficción, cosa extraña. Mi libro es el primero que se atreve a explorar esas tierras sin hollar, llenando así un clamoroso vacío en el género. Es una novela que transporta al lector al corazón del mito, pionera de un nuevo híbrido de fantasía y ciencia ficción. Una reescritura de la Ilíada y la Odisea en clave moderna, en la que el pasado y el futuro chocan brutalmente y los hombres están a merced de los extraños dioses de Marte».
«Odiseo observaba con satisfacción su pequeño huerto tras una jornada de trabajo, secándose el sudor de la frente con un pañuelo. En una tierra dura como la de Marte, era difícil que creciera algo, pero él siempre había tenido mano para las plantas. Además, era un iniciado en los misterios de Eleusis y todos los días le hacía ofrendas a Deméter, la Diosa Madre. Eso también influía.
Tenía una pequeña granja a los pies del monte marciano que llevaba su nombre romano, Ulysses Tholus, un volcán en forma de cúpula cercano al monte Pavonis, de menor tamaño que éste. Solo era una modesta granja, ni siquiera había crecido un pueblo a su alrededor. Él la llamaba Ítaca, porque pese a todos los años que llevaba viviendo en Marte, seguía echando de menos su vieja patria. Cuando Giovanni Schiaparelli, aquel Estrabón decimonónico, había pasado por la región de camino al monte Olimpo, se había alojado unos días en la granja del famoso héroe. Por eso Ulysses Tholus figuraba en los mapas terrestres de Marte desde entonces.
A Odiseo no le había resultado extraño volver a la vida en otro mundo, en su momento. Como iniciado en los misterios eleusinos, sabía que le esperaba otra vida tras su muerte en la Tierra. Y como héroe elegido por los dioses, había tenido el privilegio de resucitar en los Campos Elíseos, una región de Marte también conocida como Elysium, bajo el dominio de Hades. Todos los héroes tenían ese privilegio, sobre todo si tenían sangre divina corriendo por sus venas, como era el caso de la mayoría. Odiseo, por ejemplo, podía presumir de que su bisabuelo era Hermes, del que había heredado su astucia.
Lo cierto es que los griegos ya tenían colonias en Marte mucho antes del Gran Éxodo que tuvo lugar en época helenística, pero habían sido pocas, circunscritas a las regiones del monte Olimpo y el monte Elysium. Muchos de los actuales reyes y gobernantes grecomarcianos eran famosos héroes salidos directamente de sus viejas leyendas, todos resucitados en Elysium. Pero Odiseo, que siempre había sido un hombre modesto al que el poder le interesaba más bien poco, se había conformado con montar una granja en un lugar apartado y fundar una nueva familia. A Penélope le había perdido la pista tras su muerte, aunque tenía la sospecha de que ella también había resucitado y vivía en alguna parte de Marte. Los primeros años en ese nuevo mundo se había dedicado a recorrerse todo el planeta en su búsqueda, pero no había dado con ella y finalmente había desistido, fundando un nuevo hogar. Sin embargo, todavía pensaba en su viejo amor de vez en cuando.
Entre tanto, había tenido innumerables esposas e hijos, pero les había sobrevivido a todos. Tarde o temprano les llegaba su hora, pero él, como todos los héroes, parecía inmortal, aunque sabía que algún día, tal vez no tan lejano, volvería a ver a Hades. Ahora vivía solo, cuidando de su huerto. Había decidido que ya había tenido suficientes esposas y no quería enterrar más hijos. Su único compañero era su viejo perro Argos, su amigo más fiel.
Vivía cerca del monte Olimpo, pero los dioses, por lo general, le habían dejado tranquilo. Ocasionalmente recibía alguna visita de Hermes, el mensajero del Olimpo, pero cada vez eran más espaciadas. La última había sido hacía ya más de una década. No las echaba en falta.
Pero nuestro héroe no sospechaba que aquel día no iba a ser como los demás. Mientras estaba descansando en su huerto, a la sombra de una higuera, llegó un viajero solitario por el camino de Olimpia. Argos salió a recibirlo, pero no le ladró, sino que meneó la cola, como si saludara a un viejo amigo».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Milos de Azaola os lo agradeceremos.
