Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Valencia es una jungla, y Vicente Folgado, detective privado y soltero de oro, intenta sobrevivir con dignidad. Pero entre clientes que esconden más de lo que cuentan, camareras con más curvas que escrúpulos y un inspector de policía que lo odia más que a una úlcera, la dignidad se le está poniendo cara de misión imposible.
Su última oportunidad parece fácil: seguir a la esposa de un empresario ricachón, hacer fotos, cobrar y largarse. Pero cuando las balas empiezan a volar y los cadáveres se acumulan, Folgado descubre que hay casos que pagan bien… y otros que pueden salirte carísimos.
Pau Hernández nace en Valencia en 1978 y cursa estudios en el Gremio Patronal de Joyeros. Es probablemente su relación con el mundo del oro y los diamantes lo que le lleva a tramar primero y a perpetrar después sus primeros relatos de corte criminal, algunos de los cuales resultan premiados de forma completamente legal. En 2022 publica Sobrevivo, que no es poco, con tan buena acogida que los lectores le hacen saber de formas poco sutiles que la secuela no es opcional. Muerdo la bala es la respuesta. En 2024 gana el Villa de Rota Writing Film Festival con su primer guion de largometraje en la categoría de thriller, lo que confirma que la tinta negra sigue corriendo por sus venas. Hoy, con varias historias en el tintero y un bolígrafo siempre afilado, sigue convencido de que el crimen, al menos en la ficción, es su mejor apuesta.
«Vicente Folgado, de moral más flexible que un chicle mascado, es detective privado, aunque a veces parece más un saco de boxeo con licencia. A orillas del Turia, entre clientes con demasiada pasta y escrúpulos de saldo, sigue haciendo lo único que realmente sabe: sobrevivir (que no es poco).
Con una narración que avanza a ritmo de ginebra barata, diálogos afilados y un humor negro que escuece, esta novela dispara sin previo aviso, esquiva sentimentalismos y golpea con la contundencia de un culatazo en la nuca. Aquí nadie sale limpio, las lealtades caducan rápido y la única justicia que importa es la que puedes permitirte pagar.
Si te van las historias con colmillo y mala leche, abre este libro y respira hondo. Descubrirás que huele a pólvora, y no precisamente la de la semana fallera.»
«Agarré un segundo vaso del cajón y escancié un generoso chorrito de Bombay. En el instante en que le entregaba el brebaje nuestros dedos se tocaron levemente y ocurrió algo maravilloso, como una corriente eléctrica de alto voltaje.
—Es usted muy amable —dijo ella, sorbiendo el licor.
—¿Cómo me ha encontrado? —inquirí sin dejar de mirarla. Sus ojos eran dos hermosos y profundos agujeros negros del cosmos, capaces de arrastrarme a otras dimensiones.
—De momento prefiero no decírselo. ¿Es usted detective privado?
Solté una risa boba.
—¿De dónde se ha sacado esa tontería?
—En su puerta hay un papel que dice que lo es.
Mierda.
—Digamos que investigo algunos asuntos, siempre que sean éticos y legales —mentí con descaro.
—¿Desde cuándo se considera ético espiar a una dama como yo?
—Todavía no he admitido que la haya espiado.
—Por favor, no insista en negarlo. ¿Cuánto le paga mi marido para que me siga a todas partes?
La miré en silencio, sorbiendo el licor. Estaba tan buena que toda mi atención se concentraba en ella y ni siquiera una manada de hienas devorándome la pierna me hubiera distraído.»
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93, Pau Hernández os lo agradeceremos.