Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
¿Serías capaz de dejar atrás todo lo que amas para sobrevivir?
Aurora es apenas una niña, pero se ve obligada a abandonar a su madre y su país para escapar de la pobreza. En Natsukashi, su nuevo hogar, se convierte en aprendiza de geisha y conoce a Komorebi, una niña callada y misteriosa con un pasado terrible a sus espaldas. Juntas, presencian asesinatos que no parecen haber sido cometidos por personas comunes. Cuando investigan sobre ellos, descubren que tan solo son una pieza de un rompecabezas mucho más complejo de lo que puedan imaginar.
Una historia de fantasía oscura llena de aventuras y misterios en la que no faltan la amistad, el amor ni la dureza de la muerte y la soledad.
Marta Carballo Losada nació en Madrid en 1999. A los cinco años redactó su primer cuento para un concurso literario del colegio y supo que quería ser escritora. Desde entonces, no ha parado de imaginar y crear historias. Terminó su primera novela cuando tenía diecisiete años y la tituló Colores en el viento. Con ella quedaría finalista en el Premio Gran Angular de la Editorial SM un año después. Ha dado charlas literarias en varios colegios y librerías. Para ella, conectar con el lector es también una parte bonita de su vocación.
Además de escribir, Marta es psicóloga general sanitaria y actualmente atiende a pacientes en terapia mientras lleva a cabo su tesis doctoral. Su formación profesional se ve reflejada en las emociones y heridas de sus personajes.
«Pétalos de sangre nació como precuela de una obra que terminé en 2020. Esa primera novela nunca llegó a ver la luz, pero quise contar la historia de un personaje que apenas hablaba sobre su pasado.
Si también te gusta la cultura japonesa, el manga o el anime, esta es una obra para ti. El país en el que transcurre la acción principal se basa en Japón. El ritmo de la historia, similar al de una canción, y sus personajes me recuerdan al estilo del manga.
Aunque no sepas nada de manga, Pétalos de sangre te tocará el corazón. En esta novela volqué los conocimientos que me aportó la psicología para dotar a los personajes de historia, objetivos, inquietudes, heridas. Encontrarás temas como la muerte o la soledad, los intentos por evitar nuestras propias emociones… y sus consecuencias».
«Apenas se escuchó ningún sonido. Un susurro de ropas, tal vez, o el siseo del cuchillo cuando se deslizó fuera de su vaina. El gorgoteo de la sangre al brotar a través de la abertura en la garganta del joven. Pero eso fue todo. Después, solo silencio. Un silencio casi antinatural, demasiado profundo como para tratarse de una quietud real. Era amenazante, contenía una advertencia velada de lo que acababa de ocurrir.
Al otro lado del pasillo, la puerta de los baños se abrió. Antes de atravesar el umbral, la aprendiza sintió un escalofrío y se le erizó el vello de los brazos. Percibió la perfecta calma y supo al instante que algo iba mal.
Depositó a un lado el cubo de madera lleno de agua fría y recorrió el camino hasta su habitación lo más rápida y sigilosamente que pudo. «Sé una serpiente», tuvo tiempo de pensar mientras extraía una pequeña navaja del obi que cubría su cintura. Tragó saliva y entró en la sala.
Todo parecía en orden. Un par de jarrones adornaban las esquinas del cuarto con las delicadas hojas que asomaban a su borde. Encima de un par de sillas descansaban sendos kimonos de colores claros. Las ventanas estaban cerradas y los futones, extendidos encima del tatami. Sobre uno de ellos dormía su mentor.
Solo que no estaba dormido.
La aprendiza ahogó un grito cuando vio el profundo corte en el cuello, la sangre que nacía en él como si de la cumbre de una montaña se tratara, y que recorría la piel como un torrente para acabar desembocando en el blanco mar que era la almohada. Una hermosa y terrorífica flor carmesí se extendía a lo ancho de la tela, creciendo cada vez más despacio.
—¡Onii-san! —la niña no pudo evitar que la palabra acudiera a sus labios. Se los tapó con la mano libre, alarmada, y miró a su alrededor. Parecían estar solos, ella y el ahora cadáver.
Pero había abandonado la estancia hacía nada más que unos minutos, para dirigirse a los aseos y coger algo de agua para la mañana. ¿Cómo había podido pasar algo así? ¿Cómo habían podido asesinarlo?».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Marta Carballo Losada os lo agradeceremos.