Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Carlos sueña con ser escritor mientras vive con su madre. Finge estudiar para unas oposiciones, pero en realidad pasa las mañanas en la biblioteca observando a la gente para crear personajes. Tras ganar un concurso de relatos, decide que ha llegado su oportunidad y abandona sus estudios para organizar talleres creativos. A estos acuden personas con vidas frustradas, como Ana, Teresa y Moustapha, cada uno luchando por reconectar con sus sueños perdidos. A través de sus interacciones en los talleres, enfrentan sus miedos, fracasos y deseos. Al mismo tiempo, las tensiones entre sus realidades y aspiraciones revelan tanto el aislamiento de Carlos como la complejidad de sus propios vacíos.
Kike Gómez ha construido una sólida carrera como periodista en la que destaca su enfoque crítico y compromiso con las realidades sociales. Su trayectoria diversa lo ha llevado a colaborar con medios como Jotdown, El País (Planeta Futuro) y eldiario.es, abordando temas de gran relevancia en África, América Latina y Oriente Medio.
Ha dejado su huella literaria en obras como la novela El ruido de la luz y la crónica La perla se convirtió en muro, que explora la migración en el sur de México o el ensayo sobre la soledad Refugio y Desasosiego. Su escritura no solo destaca por su profundidad, sino que también invita a la reflexión y al compromiso social. Con una prosa evocadora y un enfoque riguroso, Kike Gómez se consolida como un escritor comprometido con la transformación social a través del arte de narrar.
«Este libro ofrece una profunda reflexión sobre la obsesión, el fracaso y la búsqueda de identidad en un mundo que a menudo ignora nuestros sueños. A través de la historia de Carlos, un hombre que anhela ser escritor, el lector encontrará eco en sus propias luchas y aspiraciones. Los talleres creativos que organiza se convierten en un microcosmos donde se entrelazan historias de vida, amor y pérdida que invitan a redescubrir el arte como camino de conexión emocional. Este texto invita a cuestionar el verdadero significado del éxito y la trascendencia, mientras expone las verdades amargas que enfrentamos. En un contexto de incertidumbre y desafíos, esta obra inspira a seguir persiguiendo los sueños y a cuestionar el verdadero significado del éxito».
«Había vivido toda mi vida adulta como si estuviera protagonizando un libro de autoayuda: buscando constantemente dentro de mí la solución —al menos una explicación interna racional— a mis neurosis, mis bloqueos e inseguridades que de tanto en tanto aparecían y me gobernaban. Me tomé tan en serio el papel de actor que acabé por transformarme en el personaje principal de una historia que, al parecer, no tenía talento para narrar ni para escribir, pero sí para representar.
Aunque por un tiempo, durante el instante de una vida, lo creí. Estuve convencido de que tenía talento; de que era capaz de contar historias que a otros les interesarían. Quizá no la mía de forma directa, pero sí la de personajes distintos cuyas vidas imaginaba y retorcía para hacerles decir, sentir y hacer lo que yo quería; que, en el fondo, como en un manual de autoayuda mediocre, no eran otra cosa más que ejemplificaciones de lo que me sucedía a mí mismo.
Pero, ¿qué era eso que consideraba de tal importancia como para ser narrado? Ahora que me hago esta pregunta de nuevo, me reafirmo en el error de mi planteamiento de base durante el proceso de búsqueda del conocimiento íntimo de mis frustraciones, porque, en realidad, la explicación a mis propios dilemas internos ya la conocía: la estaba dejando por escrito cada vez que emborronaba un folio en blanco. Pero entonces, ¿por qué seguía insatisfecho? ¿Por qué seguía escarbando en mis recuerdos, traumas y complejos hasta el punto de hacerme heridas nuevas? Ahora me doy cuenta de que me faltaba por formular una pregunta que debí de haberme hecho en su momento, aunque supongo que desconocía la trascendencia de esta y por eso la pasé por alto. ¿Cómo un escritor, una persona con vocación de narrador, va a tender a preocuparse por lo que quieren o necesitan escuchar otros de uno mismo?
No. Como he dicho: vivía inmerso en mi propia fábula. Me tomaba muy en serio el papel protagonista de la historia con la que fantaseaba y acudía puntual a la cita diaria con mi realidad particular sin apenas reparar en el reflejo que devolvía el charco de agua turbia que la contenía.
Cada mañana, cuando me levantaba, me vestía tal y como imaginaba que haría el escritor que encarnaba: camisa blanca desabotonada en el cuello metida por dentro de unos vaqueros azules que se sujetaban con un cinturón negro y cuya hebilla asomaba entre las alas de la americana a juego».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Kike Gómez os lo agradeceremos.