Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Buscando el emplazamiento idóneo para grabar el movimiento de las sombras de unas montañas, Álex se mete en una situación que le enfrenta a las suyas propias, en Timelapses desde la colina de las caricias sangrientas, el primer relato de la colección. En el segundo, Venus pornográficas y otros dibus, Alfonsito descubre un tesoro de cómics underground para adultos que desencadena la perdición de su querido hermano. Y en Música celestial para sordos..., la expedicion sónica de La Via Láctea Company a La Tierra, con Lucía y Don Cluster a la cabeza, peligra a causa de un ruido fuera de control que interfiere en sus comunicaciones y los distorsiona. Los protagonistas de los tres relatos encuentran en sus búsquedas vitales obstáculos inesperados que los paralizan, obligándolos a renovarse por dentro y a superarse a sí mismos.
Daniel Deseus se licenció en Filosofía en 2002 y ha ejercido como realizador audiovisual, editor de vídeo e infógrafo desde 2005. Dibujante y músico autodidacta, ha realizado animaciones originales combinando varias de estas facetas, como Tránsito (2012), y Cortes Publicitarios (2014), ambas expuestas en sitios como la Filmoteca Regional de Murcia y su canal de youtube. La última reseñada en el artículo «El reencantamiento de la imagen digital» de la Revista Internacional de Cultura Audiovisual.
En 2015 autoeditó un pequeño bloc de dibujos de su ciudad, donde nació y vive, Cuaderno Murcia, y al año después 3 Cuadernos para colorear con láminas selectas de éste. Su último álbum musical, de junio de 2022, es Indócil, y está disponible completo en danieldeseus.bandcamp.com.
Más información sobre él y sus producciones en su blog personal: danieldeseus.blogspot.com
«Con diferencias insalvables, la especie de bichos más complicada, inclasificable, imprevisible y peligrosa que habitaba el planeta, de todas aquellas de las que tenía noticia Álex, el Álex de antes y el de hoy, era aquella a la que él pertenecía. Lo que distinguía a uno de otro es que el Álex del pasado no dudaba al respecto nunca... ni, en consecuencia, entendía de excepciones... Una especie gregaria acostumbrada al “simulacro”, argumentaba, que podía alejarse de las restricciones básicas de la supervivencia y la adaptación al medio, y alterar hasta la extenuación sus propias condiciones de existencia, ¿no estaba en esencia predominantemente dotada, y por tanto destinada como ninguna otra, para el desvarío?, ¿para disfrutar del privilegio del sinsentido como si se tratara de una fiesta?..., ¿de lo más superfluo, absurdo e irreal?, ¿de la locura de su propia autodestrucción... y de la misma destrucción de todos los mundos posibles?» (Timelapses...)
«Ahí estaba el amenazador detective embutido en su particular traje de luchador mejicano, El Borbah de Charles Burns, Viviendo en la Edad de Hielo en efecto. Lo contempló otra vez mientras éste contemplaba la escena del crimen del sofá, con la mujer sin cabeza sentada allí pulcramente como si tal cosa.
Ahí estaba El Niñato de Mediavilla, drogado a toda página en primer plano, de un pinchazo. Volvió a volar con él, a través de las volutas de su confusión extática. Y el viejo Moses Whasington de los Clientes de Tanino Liberatore, el mismo del rabioso Ranxerox, seguía explotando sus ojos, “los únicos órganos sexuales que aún le funcionaban”...
Ahí estaba La tortuga y la liebre de Boada. Y la gorda de la viñeta final del Glotón de Massimo Mattioli, con su cerveza Budweiser y el espantoso bocadillo de Maurizio Marsico: “Oooh, Dancin´days, qué tiernos érais siendo bastos, bárbaros y malsanos”... Ahí estaban los salvajes sketches de los Tom y Jerry de Squeak the Mouse, otra vez de Mattioli, reconocida precursora de los Rasca y Pica de Matt Groening, en comparación a la cual éstos, por la integral sustracción del ingrediente de sexo deshinibido, y no por su mecánica de violencia que es más o menos igual de ingeniosa, retorcida, extrema y gratuita, resultan una versión light un poco sosa y bastante cansina.
Ahí estaba Groening de nuevo con su personaje de Hommer Simpson, prefigurado en otra viñeta de Robert Crumb, dentro de La vida es ciertamente “existencial”: se volvió a reir sin ton ni son con su angustia existencial saliendo del simple “crepitar” de unas hamburguesas friéndose en una sartén humeante.» (Venus pornográficas…)
«Podrás cerrar los ojos frente a lo que no te gusta, o simplemente no quieres ver; sin embargo, intenta hacer lo mismo con tu orejas. Podrás taparlas, torcerlas, incluso cortártelas, que no podrás insonorizarlas. Siempre escucharás “algo”. El sonido del mundo penetrará irremediablemente en tí, y también lo oirás rugir desde dentro. Los experimentos de John Cage en la cámara anecoica no ofrecen dudas al respecto. El silencio absoluto es ¡imposible! -Yo también lo sé por experiencia propia. En un vacío físico integral el sujeto oyente acaba escuchándose a sí mismo, o mejor dicho acaba escuchando los sonidos que produce su cuerpo automáticamente, que en el devenir cotidiano suelen pasarle inadvertidos: latidos y temblores viscerales, inspiración... expiración, el empuje cíclico del oxígeno en la sangre. A los que se suma el martilleo obsesivo de los propios pensamientos encerrados. Algo capaz de provocarle a la larga desorientación y vértigo y fatiga e insomnio y volverle loco. Sólo si eres sordo de nacimiento, sólo si te cortas los nervios auditivos, superarás con probabilidades de éxito la prueba del aislamiento anecoico. Ni siquiera allí logré yo librarme de las interferencias que me impedían distraerme, concertrarme en otros asuntos. Todos mis problemas se acabarían, pensé en los momentos de máxima desesperación, si pudiera vivir en una nave o un avión que vuela sin parar a una velocidad superior a la del sonido. Daba igual que fuera absurdo, pensar es lo único que me aliviaba. Y así, pensando pensando, aliviándome, hasta llegué a pensar que podría encontrar una forma asequible de viajar por encima de la velocidad del sonido. Sin moverme de mi casa, de tener al alcance esa opción». (Música celestial…)
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Daniel Deseus os lo agradeceremos.