Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
En Grandes Esperanzas se reúne lo más selecto de la sociedad. Una residencia de alto nivel solo al alcance de los más privilegiados. ¿Pero que secretos esconde detrás de sus puertas? Resguardadas en estos muros encontramos vivencias maravillosas que iremos conociendo de la propia voz de sus protagonistas. Nana, Eustaquio, Eva, etc. Todos son protagonistas de su propia historia. Pero ¿que los llevó a terminar en este lugar? ¿Por qué nuestra sociedad se empeña en apartar a sus mayores en el más oscuro rincón? Como si acaso debajo de nuestra propia piel, todas las calaveras no fueran iguales. Este libro es un viaje de vida, de muchas vidas, que merecen ser contadas y eso lo saben muy bien nuestros residentes. Es lo único que desean en este momento. Ser escuchados. Y eso es lo que haremos ahora...
E. Johana Pinzón nació un 11 de mayo de 1977 en un hogar colombiano de clase obrera. Su padre trabajaba de músico y su madre se dedicaba al hogar. Desde niña descubrió su pasión por la lectura, que compartía con su padre, y le permitió acceder a la enorme biblioteca que este atesoraba en casa. A los quince años termina sus estudios secundarios. Realiza trabajos esporádicos para poder continuar pagándose sus estudios y a los 22 terminando estudios sanitarios casada y con un hijo emigra hacia Europa. Durante años sin poder ejercer trabaja en hostelería hasta regularizar su situación y después de tener su segundo hijo, se divorcia. Se traslada a Barcelona donde puede trabajar en su campo profesional y después de un tiempo retoma su pasión por la escritura.
«Grandes Esperanzas es uno de tantos centros convertidos en última estación para miles de ancianos. Aquí se viene a esperar la muerte y en algunos casos a añorarla con ansiedad día tras día. Las horas pasan lentamente y los únicos buenos momentos para quienes viven aquí son cuando su mente sinuosa viene a liberarlos de su prisión; Algo que saben identificar muy bien sus cuidadores que conviven a diario con este suceso natural. La vida no ha sido justa con la inmensa mayoría de sus moradores, pero aun así afrontan con optimismo el poco futuro que les queda tratando de dar lo mejor de sí. Aquí se acumulan miles de historias que hablan de amor, traiciones, pasión. Vidas apasionantes que están deseando ser contadas. Montones de libros que merecen ser leídos, aunque no nos guste su portada».
«Y así fue como llegaste aquí mi poderosa Soledad, pequeña. menuda pero imponente, con una personalidad fuerte y arrolladora que fuiste mostrando desde el primer momento cuando mandaste a la supervisora a tomar por culo en cuanto te dijo que compartirías habitación con otra residente
—No sé quién te crees que soy yo —le dijiste altivamente— pero a mí no me vas a poner con cualquiera, yo he cenado con los reyes de España, incluso me han dado un premio a "empresaria del año" , he dado de comer a familias enteras. Me vas poniendo ya mismo en una habitación sola que luego vendrá mi marido y os pondrá finas a todas - respondiste altivamente intentando incorporarte de la silla de ruedas que ahora necesitabas para ir a todos lados
Conseguiste tu propósito como siempre y se te asignó una habitación para ti sola la que decoramos con todas tus fotos y algunos cuadros de tu casa, solo los mejores, que trajo tu hijo para que estuvieras más a gusto y no te sintieras tan lejos de tu hogar. Cada mañana te ponía tus mejores galas y unos enormes collares de falsas perlas y bajabas al comedor con toda tu altivez y arrogancia diciéndoles a todos que comieran tranquilos porque ese día tu invitabas e ibas a pagar la cuenta. Yo me acostumbré a llevar en mi bolsillo una libreta en donde emitía facturas falsas que tu firmabas como si fueran pagarés que luego se cargarían supuestamente a la empresa.
Que hermoso sería vivir en tu mente, porque cada día te perdías más en tus recuerdos y no eras nunca consiente del lugar en donde estabas. Vivías prácticamente en un universo paralelo en el que aún dominabas el mundo y donde tu marido siempre estaba presente, y digo vivías porque te fuiste una mañana de abril, cuando fui a despertarte como cada mañana para ducharte y te encontré pequeña mujer con voluntad de hierro y corazón de león, completamente dormida y aferrada a la almohada como si estuvieras abrazando a un ser querido. Comprendí que ya no estabas con nosotros y avisé al doctor para que certificará tu muerte, te limpié lo mejor que pude y te puse tus mejores galas para que te despidieras de este mundo de la misma forma en que lo viviste... Por la puerta grande».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Yoana Pi os lo agradeceremos.