Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Una noche solitaria un hombre se enfrenta a las memorias de su tormentosa relación con la enigmática Natasha, una estrella pornográfica boliviana con la que mantuvo una unión marcada por las diatribas entre el amor y su profesión, los celos y los abandonos. A través de la obra de Natasha, infinidad de vídeos y fotos, además de un breve repaso por la época más oscura de la pornografía en su país, el hombre intenta reconstruir la historia de su viejo amor, luchando de por medio con las imprecisiones de la memoria contrapuestas a lo tangible e innegable de los recuerdos digitales, decantando lo ficticio de lo acaecido: la Natasha actriz de la Natasha verdadera, y así, con algo de suerte, esclarecer el misterio detrás de la súbita desaparición de ésta hacia el final de su relación.
Andrés Cifuentes (La Paz, 1998), escritor chileno-boliviano, actualmente radicado en Barcelona. Es autor de la novela: El enigma de 1 (Subjetiva Editorial, 2019), reeditada como Un Boliviano Perdido en Chuquiyapu (Muntaner Ediciones, 2022), y el libro de cuentos El mundo si las cosas hablaran (Muntaner Ediciones, 2022). Ganador del concurso "Historias de Nuestra Tierra", en la categoría adultos, organizado por FUCOA y el Ministerio de Agricultura de Chile en 2017, y también del I Premio Internacional de Literatura Erótica "Ayesha Sexteen", en 2018, organizado por la revista Ayesha. Ha formado parte de la antología de escritores colombo-bolivianos "Zona Tórrida" (Fallidos Editores, 2019) y ha colaborado con diversas revistas en Bolivia, Argentina y Chile.
«El arte de filmar en la oscuridad, es una novela un tanto atípica, un manuscrito de exploración, que intenta arrojar luz en un lugar en el que desde el principio se presienten las tinieblas. Una novela que ahonda en un par de pilares esenciales, curiosamente arropados entre los tejidos de la industria pornográfica, entre ellos el amor y su inflexibilidad a la hora de ser sometido a una relativa tensión; la historia de los "espíritus singulares", condenados a un aparente destino, sea éste fatal o no; y también al arte y a sus difusos límites, el momento en que aquello que nos aterra o desagrada pasa a ser considerado, pese a todo, un trabajo artístico.
La historia de Natasha es más que solo una narración distópica: es el retrato de un problema moderno y al que nadie se dirige por el terror de verse a sí mismo al espejo».
«Hay una extraña propensión en el este de Europa para con los pickups. La mayoría de los reales se filma en algún país que estuvo alguna vez tras la cortina de hierro. Natasha lo sabía. Resulta difícil explicar su paso por aquellas tierras de otra forma. Aunque como siempre se trata de algo totalmente distinto. Algo más suyo, algo más en aquel video que resulta difícil de entender. Soledad eslava. Y eso que los pickups no tienen mucho que ver con la soledad, o quizá sí, depende desde dónde se enfoque. La rutina es siempre la misma: alzar, como es traducido literalmente. Alzar a alguien. A la actriz. Gran parte de los filmes recurre a la misma idea: un hombre se acerca a una mujer X, la convence de ganar dinero y luego la “alza” para llevársela a otro sitio, comúnmente algún espacio público —cuanto más público y arriesgado mayor la valoración del video— para follar y después pagar haciendo ostentación del dinero que ha terminado en la deflagración.
El vídeo comienza con el cuadro de una autopista en pleno atardecer —no pasa mucho antes de que el primer cartel delate la locación: Polonia—, un cuadro precioso. Una línea púrpura y cremosa remarcando los rascacielos de Varsovia, junto a una vía vacía, casi fantasmal, apenas iluminada (lo que conduce a otra pregunta: ¿qué día se grabó el video para conseguir una autopista tan vacía?) por los enormes edificios que se presentan cada par de metros y resaltan una de las propiedades de aquella región europea, los vastos espacios que parecen no tener fin y que se intenta rellenar con concreto.».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Andrés Cifuentes os lo agradeceremos.