Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
La vida no va bien para Axel Santiago. Después de la muerte de sus padres, su porvenir, antaño emocionante, se ha convertido en un laberinto sin salidas. Así sus días se consumen viendo a la gente pasar detrás del mesón de la librería de su tía Marieta.
Sin embargo, un día su suerte cambia.
Cuando un viejo amigo aparece por casualidad, una chispa de esperanza se enciende. Se trata de Tomasino Zarelli, un caso sonado en la ciudad producto de su rehabilitación a las drogas que, tras su aire renovado, evocará en Axel una inyección de optimismo, además de una misteriosa invitación.
El mosquito en la oreja de la bestia dormida es un recorrido por el silencio, la soledad y el reclamo acerca de la ternura. También, un recordatorio sobre la existencia de ese camino oscuro que conduce directo al abismo.
Gilmar O. Hotmazábal (Chile, 1994) Formado en pedagogía y estudios literarios, nace en Tomé, un pueblo con mar en la zona centro sur de Chile, donde completa sus primeros estudios. En 2012 se traslada a Santiago, alistado en el ejército, y en 2014 comienza su carrera como profesor en la Universidad de Concepción. Se desempeña en distintos trabajos (chófer, vigilante de cámaras, emprendedor, comunity manager y comerciante), mientras escribe cuentos que le valen la publicación en la revista Circe de la facultad de humanidades de su universidad, y también en otros concursos literarios. En 2022 se traslada a Sevilla a estudiar el máster de Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Actualmente vive en Oviedo, Asturias
«Tan pirotécnica como sencilla, El mosquito en la oreja de la bestia dormida, narra a través del atribulado Axel Santiago, algo más que un pedacito de su vida. Es la puesta en escena de su despertar; un recorrido trepidante hacia las emociones salvajes, los silencios y la inminente fatalidad. Con pinceladas de humor ligero y brochazos gordos de nada (o todo) es lo que parece, nos adentramos al submundo de una ciudad repleta de misterios, al delirio de los egos más exacerbados y a los corazones rotos.
Electrizante y a un ritmo sin frenos, el amor y la traición se sientan en la misma mesa en una novela alimentada por curiosos personajes, adictos a llegar sin que los inviten y a marcharse sin que los despidan».
«Leí en sus facciones que disfrutaba del obsequio como un niño, pues se le daba bien entender que no existe dinero capaz de comprar lo que puedes recibir de un amigo. Fue ese gesto desinteresado el que desempolvó una amistad almacenada en los anaqueles del tiempo, porque antes de irse sin más, se apoyó en el mesón de las novedades para indagar sobre el año perdido. De esa forma se enteró de que no había ingresado a la universidad, que mi tía me había ofrecido este trabajo mientras ordenaba las ideas y tomaba alguna decisión, que mi vida social se reducía a la interlocución que tenía con los clientes y a alguna que otra llamada con Ignacio, más que nada para asegurarnos de que todavía éramos amigos. De mujeres, ni hablar. La vida, que hace unos años se manifestaba como un amplio sendero por el cual hacerse camino, ahora parecía haberse convertido en un túnel a cada tanto más estrecho, por el que a veces prefería, sinceramente, no avanzar. El recuerdo de mis padres, fallecidos en un accidente de tráfico seis años atrás, había vuelto a mi cabeza como un mal mecanismo de defensa y me hacía extrañarlos con profundo dolor.
Al terminar de comentarle mis pesares, interrumpidos apenas por un cliente que no se llevó ningún libro, Tomasino me tomó del hombro:
— Yo te puedo ayudar —declaró con una mezcolanza de severidad y convicción anclada en el extraño destello de su mirada; esta vez, acentuada hasta un nivel resplandeciente—. Te propongo una invitación».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Gilmar O. Hotmazábal os lo agradeceremos.