Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Alex nunca se había planteado a dónde va el exceso de energía que produce la fábrica en la que trabaja hasta que conoce a Matt, su tutor, quien le cuenta que sobre su mundo existe otro mucho más grande y luminoso que vive gracias a la energía geotérmica que ellos generan.
Aquello no tiene ningún sentido para Alex. De todos es sabido que allí arriba, si subes por encima de la línea segura, solo encuentras vacío y una muerte segura.
Sin embargo, cuando ve con sus propios ojos los grandes cables que ascienden desde la azotea de la fábrica hasta más allá de donde alcanza la vista, sabe que su destino está escrito.
Con la ayuda de Kriss, su mejor amiga, emprenderá un viaje cruzando la oscuridad, hacia donde nadie haya viajado nunca, hasta descubrir un nuevo mundo que no imaginaban.
Isabel Pedrero (León, 1979) empezó a escribir como casi todos; porque sí. De adolescente descubrió la literatura pulp de los noventa y, desde entonces, adora las historias que hagan que le explote la cabeza o aquellas escritas de formas diferentes. Todo lo que se salga fuera de lo común.
Como escritora también es así. Sobre todo, le gusta escribir ciencia ficción, terror y fantasía oscura, pero huye de las etiquetas y le disfruta haciendo mezclas con otros estilos. ¿Ciencia ficción con novela negra? Por supuesto. ¿Western con dragones? Faltaría más.
Ha publicado más de 40 relatos en diversas antologías y dos novelas: Omega con Insomnia Ediciones, una historia technoir finalista de los Premios Ignotus y 999 Pedazos, con Editorial Cerbero, una historia de terror con un formato que se sale de lo habitual.
«El ser humano ha descubierto cómo explotar la energía más renovable de la tierra: la geotermia.
Aquellas primeras personas que se trasladaron para trabajar en las fábricas se quedaron allí, en el Intramundo, asentando sus vidas en él. Desde hace varias generaciones, los Intras viven creyendo que, si asciendes más allá de la línea segura, solo te espera la muerte.
Pero, si no hay nada más allá, ¿dónde va a parar el exceso de energía que producen?
Intra es una novela que otorga una visión utópica de la sociedad, en la que se ha acabado con la falta de recursos gracias a la energía geotérmica. Pero no sería posible mantener este bienestar social sin el esfuerzo de quienes dedican su vida al trabajo en las fábricas.
Porque la utopía del mundo exterior no existiría sin la distopía del Intramundo».
«Caminó despacio por aquella azotea, con los ojos muy abiertos, entre la maraña de cables que se elevaban hasta perderse en la oscuridad. Eran decenas, puede que cientos, repartidos por toda la superficie y tan gruesos como su torso. Alex se preguntó cómo no había visto nada de aquello antes pero, instantáneamente, supo que sería prácticamente imposible verlos desde abajo; no solo porque su color se fundía con la negrura que había más arriba sino porque los vapores de las grandes chimeneas los difuminaban tras una niebla densa.
Se agachó para examinar uno de aquellos cables desde cerca y no reconoció el material con el que estaba fabricado. Parecía algún tipo de aleación de hierro, aunque mucho más flexible. Tenían aspecto de rotundos y duraderos, fabricados como para soportar miles de años de calor y humedad.
Intentó moverlo con el pie y su bota chisporroteó con la electricidad estática erizándole el vello de los brazos. No se movió un milímetro. Lo intentó de nuevo con más fuerza, pero con el mismo resultado. Levantó de nuevo la vista comprobando cómo, en la parte más alta comenzaban a combarse, dando la sensación de que se enredaban entre si hasta perderse de vista.
Las palabras de Matt resonaron en su mente.
"La gravedad está ahí, no hay nada que permita que unos cables se eleven sin estar sujetos a nada, sin que estén anclados arriba en algún punto".
Intentó buscarle alguna otra explicación a aquello, pero no lo consiguió.
—Maldito Matt —refunfuñó».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 e Isabel Pedrero os lo agradeceremos.