Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
La subinspectora Amaia Berrio investiga por su cuenta unas graves irregularidades en una famosa clínica ginecológica de Bilbao. La comisaria Izaskun Olarte deberá enfrentarse a sus superiores para continuar la investigación de Amaia y conseguir limpiar el nombre de su compañera.
Izaskun se ve obligada a incorporar un nuevo miembro al equipo de homicidios de San Sebastián y su llegada revolucionará la vida de todos sus integrantes. Junto con David, el genio informático de la comisaría, deberán descubrir el nexo entre la directora de la clínica y una adopción ilegal de hace más de tres décadas.
Desde su nuevo puesto en la capital vizcaína, el comisario Javier San Martín colabora con su antiguo equipo en la investigación, mientras la violencia machista golpea su propia comisaría.
Beatriz Salas Sierra, nacida en Logroño en marzo de 1975, pero «de Bilbao de toda la vida», es ingeniera industrial y trabaja para una compañía multinacional.
Creció devorando novelas de Agatha Christie y Stephen King. Además de apasionada de la lectura, le encanta la fotografía y viajar a lugares antiguos.
En 2019 escribió su primera novela policíaca Las Sombras de Sade y el gusanillo de la escritura ya no la ha abandonado. La mujer del saco, ambientada en la misma comisaría, nos sumerge en una nueva investigación del grupo de homicidios de San Sebastián.
«Nada ha cambiado desde que Caperucita Roja se enfrentó al lobo feroz. Lo que nos asusta hoy es exactamente el mismo tipo de cosas que nos asustaron ayer.
Alfred Hitchcock
Si creciste con la amenaza de que el hombre del saco entrase en tu habitación y te llevará con él, esta novela revivirá tus terrores infantiles y ya no podrás librarte de ellos».
«La comisaria se quedó en la sala tras hablar con David. Colgó el móvil y el inspector Palacios tuvo la decencia de no entrar y dejarla a solas con sus pensamientos. Reprodujo en su mente la conversación que acababa de tener con el joven informático:
—Amaia estaba investigando una negligencia de hacía tres décadas en una clínica de fertilidad.
—¿Qué tipo de negligencia?
—Creía que habían implantado un óvulo fecundado equivocado en una mujer, y que tal vez al darse cuenta, habían dado en adopción al bebé.
—¿Por qué sospechaba eso?
—No me lo dijo, pero era alguien cercano a ella. Habían puesto el caso en manos de un abogado hacía varios meses, pero no avanzaba nada. La clínica alegaba que los informes de aquella época se habían perdido, que todavía no estábamos en la era informática…
—¿Y cómo llegasteis al orfanato de Bulgaria? —continuó preguntándole Izaskun como si David fuera un sospechoso al que hubiera detenido.
—La doctora Sarasola era la ginecóloga que les había atendido. Ahora es la dueña de la clínica donde realizaron el tratamiento y, aunque ya no está en activo, continúa dirigiéndola. Abrió también otro centro ginecológico hace unos veinticinco años en Bulgaria, cerca de la capital, y viaja cuatro o cinco veces al año a ese país. Encontré pagos de su tarjeta en un hostal de un pueblo muy pequeño cercano a la frontera de Serbia, a más de cuatro horas en coche de la clínica. En ese pueblo hay un orfanato y la doctora había realizado varias llamadas a la directora del centro, así como a un médico de un hospital de Serbia, tanto durante sus estancias allí como desde su casa en Bilbao.
—¿Accediste a sus llamadas sin una orden? —le recriminó.
David asintió con la cabeza, consciente de que lo que había hecho no era legal. Pero las fronteras morales para un pirata informático eran más difusas que las propias leyes».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Beatriz Salas Sierra os lo agradeceremos.