Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Lorenzo es un profesor de química que ya está aburrido de su monótona vida y de que cada año sus alumnos le pregunten para qué les sirve saber química. Una mañana de invierno, haciendo submarinismo, encuentra una extraña esfera de cristal que tiene unas características muy peculiares. Unos meses después, en una visita a un museo, su hijo Björn descubre que existen más esferas y que la leyenda dice que «El hombre que las consiga todas tendrá a su alcance un poder único, un poder que ningún mortal ha tenido nunca». Los dos, junto con un compañero de Lorenzo y una amiga de Björn, se embarcan en un viaje en busca de las esferas, que los llevará a vivir aventuras muy emocionantes. Aunque ellos no son los únicos que están o estuvieron detrás de las esferas, ni les será fácil lograr su objetivo.
Diego Álvarez Gil, nació en Vigo en diciembre de 1975. Es licenciado en Biología y diplomado en Empresariales. Aunque en su carrera profesional comenzó como auxiliar administrativo, actualmente se dedica a la educación, pues es profesor de Biología en un instituto de su ciudad natal. A pesar de que su campo son las ciencias, su pasión por inventar historias, crear tramas, imaginar personajes..., le ha llevado a escribir varias historias, una de las cuales es Las esferas de Odín, su primera novela. Escritor novel y de vocación tardía, tiene la escritura como un hobby, una aficción que le apasiona y a la que dedica parte de su tiempo libre. Nunca tuvo interés en publicar, pero después de haber escrito una historia tan interesante como Las esferas de Odín, cree que los lectores deben tener la oportunidad de disfrutar de ella.
«Las esferas de Odín, es una novela que nos llevará a varios lugares del planeta e incluso de la historia, como la época de los vikingos o la de los piratas del mediterráneo, aunque los verdaderos protagonistas viven en la actualidad. Todos ellos se verán inmersos en la búsqueda de unas esferas con unos extraños poderes que, según la leyenda, pueden crear un puente hacia otra dimensión. ¿Lograrán llegar a esa misteriosa dimensión?
A pesar de estar catalogada dentro del género de la ciencia ficción o la fantasía, los protagonistas son personas del mundo real, como tú o como yo.
La narración intenta no caer en los tópicos de descripciones kilométricas que puedan aburrir al lector y siempre mantiene un ritmo muy vivo, por lo que se lee con facilidad. Todo lo anterior, sumado a sus interesantes tramas, convierten a esta novela en libro que devorarás en unos días».
«Lorenzo, desde esa especie de pozo en el que se encuentra, los ve saltar por encima. Por suerte para él, sus perseguidores no se han dado cuenta de que se había caído por ese agujero. Pero ahora tiene otro problema: conseguir salir de ahí. Intenta escalar por las paredes de la sima, pero estas son demasiado lisas y no encuentra dónde agarrarse. Tras varios intentos fallidos, en los que no consigue subir ni veinte centímetros, decide probar de otra manera.
Se sumerge en el agua y empieza a bucear para ver si encuentra una salida por otra parte. Dos metros más abajo, esa especie de sima desemboca en una sala muy amplia, pero completamente inundada de agua. Revisa todas las paredes buscando una escapatoria y después de unos segundos ve que en una de ellas hay un hueco que parece la entrada de una galería. Está dos metros más abajo. Sabe que ir hacia abajo no es buena idea, porque estará más lejos de la superficie, pero es la única salida posible, por lo que lo tiene que intentar. Se dirige hacia allí y se introduce en ella. Avanza a través de la galería lo más rápido que puede. Los primeros metros son horizontales. Eso no le sirve, necesita que vaya hacia arriba para poder sobrepasar el nivel freático. Calcula que está unos cuatro metros por debajo de ese nivel, ya que eso fue lo que descendió para meterse ahí.
Sin la bombona de oxígeno sabe que no tiene demasiado tiempo y en ese momento siente que ya ha gastado casi la mitad de su capacidad pulmonar.
"Si no encuentro una salida en menos de medio minuto voy a tener que dar vuelta", piensa mientras avanza por esa estrecha galería a la que no le ve final.
Unos metros después, el camino empieza a ir hacia arriba. Es un ascenso suave, con una pendiente no mayor de treinta grados, pero hacia arriba, al fin y al cabo. Decide seguir adelante, a pesar de que ya ha llegado al punto de no retorno, es decir, el momento en el que ya ha trascurrido la mitad del tiempo que es capaz de aguantar sin respirar. Pero confía en su instinto. La última vez que se vio en una situación parecida, su instinto no le falló y, gracias a que no dio marcha atrás, consiguió la esfera. Además, la galería va hacia arriba y sabe que tarde o temprano estará por encima del nivel freático. Quizá le quede menos camino por delante que por detrás, es mejor arriesgarse.
"En menos de un minuto llegaré a la superficie", piensa con optimismo.
"En menos de un minuto podré respirar".
"En menos de un minuto estaré muerto como este camino no siga hacia arriba".
Ya casi no le queda aire y el ascenso le está costando porque lleva la mochila en la espalda. Decide que es mejor tirarla, ya que no tiene nada que sea muy importante en ella, al menos no tan importante como su vida. Solo se queda con la linterna, que casi no pesa y le es indispensable para ver por dónde avanzar. La agarra con la boca para poder nadar con más facilidad y sigue avanzando lo más rápido que le permite su energía, que ya está prácticamente en la reserva.
Al librarse del peso avanza con más velocidad y pronto consigue salir del agua. Respira una gran bocanada de aire y mira hacia arriba. La galería es más larga de lo que pensaba, pero ya no corre riesgo de morir ahogado y parece que al fondo hay una luz.
"¿Será la salida?"».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes, Diego Álvarez Gil os lo agradeceremos.
