Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Dios (si le preguntas cuál de todos los dioses, él responderá que El Único) decidió hace tiempo que su primera creación era insulsa. Llena de reglas (la gravedad, la termodinámica...) hacían previsible todo lo que iba a acontecer, por lo que un día en que la desidia amenazaba con acabar con él, decidió crear un universo paralelo, donde las reglas mutan o, simplemente, desaparecen. En definitiva, un mundo donde todo es posible. ¿Dos osos concibiendo un mapache? ¿Por qué no? ¿Un hombre provisto de tres estómagos? ¡Hecho!
Y allí acabará Adam Parker, un simple desarrollador de software que, sin pretenderlo, se verá arrastrado a este imprevisible mundo. Su única oportunidad de volver a casa pasará por evitar un conflicto entre unos beligerantes seres y los habitantes poco avispados de New Ham, una ciudad un tanto… particular.
Pedro nació un día tormentoso, de esos que su madre recuerda porque el coche se averió en medio del viaje al hospital. A la pobre le tocó empujar primero el vehículo, y luego, ya en destino, el abdomen y la pelvis para que el pequeño aspirante a novelista que aquí presentamos viera, por primera vez, la luz. Pedro, de pequeño, nunca dejó de crear mundos a través de cualquier medio que se lo permitiera. Empezó dibujando, continuó escribiendo y terminó programando, aspecto que le da de comer hoy en día. Hace unos años publicó la saga Ocaso de Leyendas bajo el pseudónimo de Peter Sword. Poco después participó en el guión del gamberro videojuego Two Weeks in Painland. Además, a principios de 2023, Editorial Almuzara le publicará también un ensayo sobre el futuro del Project Management.
Actualmente escribe sobre fantasía de cualquier índole. Su única facultad es que le salen las palabras a borbotones cuando se pone delante del teclado, lo que también provoca que tiene que auto flagelarse para no permitir que la trama desemboce en medio millón de palabras.
«Me encanta la fantasía, las contiendas épicas, los personajes gloriosos, las canciones de los bardos y los discursos motivacionales previos a la batalla en ciernes. Nada de eso lo vas a encontrar aquí. Si alguna vez te has preguntado cómo sería un mundo sin reglas, donde todo es posible y donde Dios realmente juega a los dados con los personajes, ésta es tu novela. Abraza a los torpes, a los cobardes y a los, digámoslo educadamente, faltos de inteligencia. Llévate una sonrisa con cada página mientras disfrutas de las chanzas de un protagonista que no quiere serlo, mientras lees algo que te hace recordar tu mundo pero no sabes por qué, donde la sátira se desliza de forma sutil y, lo que más importa, donde acabarás amando a personajes que no son ni princesas, ni reyes ni héroes».
«Rai se acercó a una de las ventanillas e hizo un gesto a la mujer que se encontraba al otro lado.
—¡Dame todo el dinero que haya en la caja fuerte! ¡O la mitad, me da igual! ¡Pero date prisa!
La mujer frunció el ceño, cosa que desconcertó a Rai.
—¿Ni siquiera va a apuntarme? Deleznable —comentó ella con cierta altivez.
—¿Qué?
—Al menos apúnteme a la cabeza mientras me da órdenes, ¿no?
—Perdone, señorita— Rai dirigió la boca del cañón del revolver hacia la testa de la empleada del banco, no sin antes quitar el dedo del gatillo.
—Mejor —aclaró ella, con mirada serena — ¿Puede repetir sus demandas?
—Esto… quiero todo el dinero de la caja fuerte.
—¿Tiene cuenta con nosotros?
—¿Qué?
—Que si es cliente de nuestro banco.
—Por supuesto que no… Sólo quiero atracarles.
—Entonces le sugiero que use un tono más amenazante.
—¿No es suficiente amenaza mi revolver?— Rai empezaba a estar seriamente contrariado.
—El tono importa. Es una cuestión de imagen. Si quiere que le obedezcan de forma presta, tendrá que imponer su voluntad. Si no, atenderé sus demandas pero lentamente, con la esperanza de que La Ley venga mientras tanto».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Pedro Miguel Muñoz os lo agradeceremos.