La antigua isla de Keejî, templo de la diosa Áurea, está siendo atacada.
Áurea, hija de los dos astros más importantes del universo, es demasiado poderosa. Tanto, que creó vida en vez de destrucción, algo que el resto de los dioses no están dispuestos a tolerar.
En mitad de la desolación que reina en Keejî, Khai se enfrenta a las catástrofes que ocurren en su hogar, mientras ve cómo su hermano, Dhino, marcha para tal vez nunca regresar. Luna, una niña misteriosa y solitaria, desea huir de la isla a toda costa, antes de que sea demasiado tarde… incluso si esto significa no solo traicionar a sus seres queridos, sino también al mismo Guardián del Sol.
Mientras tanto, Dhino es enviado al Mundo Exterior para buscar un elemento que tal vez ponga solución a los problemas de la isla: el Corazón de Áurea, un medallón perdido años atrás que significó la decadencia de Keejî, la incomunicación con el exterior y la pérdida de confianza de Áurea en su pueblo. ¿Su única pista? Un nombre: Dubravko.
Laura Macías Pérez nace en Madrid una primavera de 1998.
Encuentra inspiración en la música, el dibujo, la naturaleza y, por supuesto, en las lecturas que desde niña le hacen soñar.
Pronto comienza a rellenar folios con sus propios cuentos y dibujos para su familia. A los once años participa en un certamen de cuentos de su localidad, con una historia fantástica, quedando ganadora.
Durante su adolescencia continúa escribiendo relatos, y comienza a dar sus primeros pasos en el mundo de la novela a través de fanfictions. Es en 2016 cuando se lanza a la creación del mundo que constituirá su primera novela propia, Los Astros de Áurea, un proyecto que la acompañará hasta el presente.
En 2018 queda finalista en el Certamen de Narrativa Allende Sierra con el relato Depósito Vacío, así como durante dos años consecutivos en el Premio Don Manuel de Narrativa Corta 2018, con Moderno Cuento de Invierno y en 2019 con Claveles.
Desde 2019 colabora en la revista «Epicuro», donde publica relatos de ficción como Concierto en Caldwell-Ville, Ángel de la Guardia o Por si los alienígenas bajan, entre otros.
En 2020 crea su primer relato interactivo, Huldufólk, que mezcla el folclore islandés con la fantasía.
Además, comparte de manera continua reseñas de libros y otros cuentos de su creación a través de su blog «Relatos y Bosques».
En el momento presente, compagina sus estudios con la escritura de su segunda novela.
«Si te sumerges entre las páginas de Los Astros de Áurea, descubrirás que los dioses existen y batallan a nuestro alrededor. Descubrirás que la magia existe, pero que es tan solo un préstamo de la naturaleza. Viajarás a la Europa de los años veinte, encontrarás amistad donde menos la esperas y descubrirás que no todo es siempre como la historia insinúa. Hay mucho por resolver. Pero ahora la decisión está en tus manos. ¿Depositarás tu fe en Áurea?».
«Yumara chascó los labios cuando Margha cruzó la puerta, atravesando la figura del miedo, y golpeó la mesa con ambas manos.
—Entraron de manera violenta. Con cada minuto que están sobre la isla, estamos más lejos de conseguir el perdón.
Yumara observó a su Guardiana. Conocía a Margha de sobra. Aquella chica siempre controlaba y medía cada movimiento, cada reacción. Precisamente lo hacía para controlar su impulsividad. En aquel momento, su labio inferior temblaba un poco, las vasijas de la mesa habían comenzado a levitar y una nube de polvo y tierra comenzaba a rodearla.
—Lo sé —susurró Yumara, al fin—. El consejo ha estado hablando. Pretendíamos enviar una expedición en busca de arquitectos, necesitamos construir nuevos hogares más fuertes. En esta expedición vienen arquitectos. Han venido a nosotros.
—Su entrada fue violenta —repitió la bruja.
—Respondiste muy rápido con más violencia —respondió Yumara midiendo su tono de voz.
—¿De qué sirve el agradecimiento diario? ¿De qué sirve conectar con Áurea? Nuestra diosa nos abandonó después de una batalla larga con los dioses. Estos forasteros provocarán más batallas, más guerra.
—Los necesitamos. Además, encontraron la isla. Tal vez fue Áurea quien los guio, tal vez supiera que los necesitábamos. Nos ahorraremos una expedición, ellos descansarán, y después se marcharán de nuevo al exterior.
—¿Cuánto tiempo será?
—Poco —respondió Yumara.
Yumara mantuvo la mirada de Margha, intentando mostrar la tranquilidad que en realidad no sentía. Una mueca de asco recorrió el rostro de la Guardiana, apartó las manos bruscamente de la mesa, y salió de la tienda, provocando una pequeña tormenta de arena. Las vasijas se rompieron en el suelo».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes, Laura Macías Pérez os lo agradeceremos.