Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Explora un mundo donde el tiempo y la historia se entrelazan en un bucle infinito. En este libro único, sus personajes son condenados a repetir sus acciones una y otra vez, intentando buscar solución a la maldición que años atrás les predijo un fraile. Este libro dividido en dos partes, Hacia Adelante y Hacia Atrás, el lector tiene la libertad de elegir su propio camino, pero sin importar por cuál lado comience, siempre será llevado de vuelta al mismo lugar. Sumérgete en este relato fascinante donde el destino y la repetición se entrelazan en una danza eterna, desafiando las convenciones narrativas y explorando temas de sobre la fé, las creencias y toda la degeneración que puede llevar una fé podrida y mezclada.
Juan Urueña es un escritor multifacético. Escritor y guionista de cine y televisión por más de 5 años, ha escrito guiones para cortometrajes y largometrajes, también se ha mantenido al margen de micro relatos y algunos guiones para video juego. Entre sus trabajos más destacados fue haber escrito guiones para cine, uno de ellos nominado a varios festivales, como lo fue La fábrica de los desahuciados. Si bien su escrito siempre ha sido más inclinado hacia los guiones de cine actualmente está en la espera de poder publicar su primer libro y tener la oportunidad de ejercer como escritor de novelas.
«Se fue quedando sola, los años pasaron para Luciana. Y más de la mitad de los rostros conocidos de cuando era niña, ya no eran más que recuerdos, vió como el lugar donde se quedó hasta sus últimos días cambió de personas, vió la partida de Gastón, se le despidieron tantos vecinos, y tantas asistentes. Más de la mitad de la gente que creyó eterna, estaban muertos. Rostros nuevos que llegaron y se fueron, y que creyeron en la eternidad del lugar. Su mente lentamente se fue apagando hasta ser una mujer senil, fue así como únicamente olvidó a Tomás, en el olvido de su mente, se olvidó que algún día tuvo un hijo llamado Salvador, y le dio la paz efimera de los días seniles. Muchos años después, cuándo Tomás volvió sólo para ver en los ojos cansado de la madre senil, fue que murió Lucia, no sabiendo nada del dolor de su fracaso, ni siquiera recordando lo que alguna vez prometió. Cuando murió, Tomás estaba sentado frente a ella, mirándola, escuchó a lo lejos por la ventana pasos de una marcha. Vió como en el cuarto entraron multitudes de personas que salieron de la nada como una procesión, una algarabía igual a la que años atrás sintió cuando le iban a robar, y aparecieron de la nada igualmente, esa misma cantidad de personas, sintió musica, y algarabía, acordeones y olor a aguardiente. La procesión al pasar se llevó el cuerpo de Lucia. Como antaño, no pudo explicar de dónde habían salido aquellas personas. Cuando a los segundos entró una enfermera al cuarto, a preguntar por ella, Tomás la miró y le dijo: “¿Es que no vió esa cantidad de gente que entró? Se la llevaron.” La enfermera, sólo le preguntó “¿Quiénes? Acá no ha entrado nadie.”
Ya todo está lleno de rostros nuevos, el rastro de lo que estuvo y ya no está. Rostros nuevos, mar efímero de pececitos muertos, y que la corriente insta por llevarlos; despejar el panorama. Y todo nuevo siempre. Rodeada de gente extraña, desconocida. Siempre con esa fuerza mayor que la empujará, y que no la dejará ir, atada al infinito, al olvido de una ciudad que se repite una y otra vez. Como el fraile subiendo a la montaña cargado de sus cruces hechas de guadua, que ni el día de la muerte de éste se dejaría de repetir; aunque no se haga por los motivos que inicialmente se hacía, aunque se suba con el sol quemando la cabeza y no se sepa para qué se sube al cerro de las cruces, seguirán las repeticiones, siempre. Y Luciana ahí, sentada y callada, atada a lo inevitable de los ciclos, pero sobre todo, a lo inevitable de la corriente que la llevará eternamente hacia atrás».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Juan Urueña os lo agradeceremos.