Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Una mujer apasionada, nerviosa y fatalista, de aspecto anodino, profesora de español en UCLA, la universidad de Los Ángeles, desarrolla una pasión devoradora y obsesiva por un actor del panorama hollywoodense. Está divorciada y convive con su hijo de 8 años en la macrociudad de donde se siente forastera y perdida. Su trabajo pasa a ser secundario e incluso su hijo, que no entiende su comportamiento y se queja violentamente de la nueva cotidianidad a la que ella le obliga. Ella sabe que debe intentar algo para apagar esa pasión que la está consumiendo, avergonzando y aislando. Sólo le queda emplear esa fuerza que percibe en su interior para luchar por acercarse al hombre que intuye; hacerse oír como sea, aun sabiendo que incluso si lo consiguiese, su ambición se expondría a ser profundamente decepcionada. La novela está escrita por y para el actor William Hurt
Celi Martínez, nacida en Bilbao, educada en la Barcelona cosmopolita de los 70/ 80, donde se desplaza con su pareja; practicante de la vida bohemia de aquella Barcelona pacífica, bullanguera y llena de estímulos y, asistente a la universidad central donde cursa filología hispánica. Cuando asienta su vida, decide tener un hijo y oposita a una cátedra de educación secundaria, que consigue. En el 90 vuelve a Bilbao porque añora la casa de sus abuelos en el valle de Mena (Burgos). Desde entonces vive entre Bilbao y el pueblo que es refugio, jardín e infancia.
Y lo más importante en este caso, vive siempre apostando por otras posibles vidas, escribiendo ininterrumpidamente, aunque sin abordar apenas el arduo tema de la publicación... Hasta ahora, que el horizonte se achica, y cómo decía el mendigo de su barrio, en la Barcelona lejana «La necesidad me empuja».
«Se escribe y se lee por razones parecidas: luchar contra la monotonía que nos impone la rutina, esa realidad confortable pero escasa; enfrentarse a la brevedad del tiempo y a la muerte viviendo muchas vidas posibles o imposibles... Y, en el caso del escritor, jugar a ser Dios con los medios que nos conceden la lengua y la imaginación; jugar a ser Dios con la necesidad de sacar a la luz esa vida interior, tan real como la “vida misma” que dice el tópico, y luego descansar.
¿Quién no ha tenido un amor imposible? ¿Quién no ha deseado tenerlo? ¿Quién no ha sufrido la impotencia de no poder atravesar esa frontera que lo hace inviable?
“Un amor de cine“ ofrece un camino con una fuerza imaginativa e intensa y con una voz marcadamente literaria y, al mismo tiempo realista, en ese afán de conquistar lo imposible».
«Si lo supieran sus alumnos, el grupo del Seminario... su hijo. Una enfermedad de la soledad...Una precoz menopausia...Un reto de erótico masoquismo. No había que negar ninguna posibilidad, siempre que tampoco se negase la corriente eléctrica que se había instalado en su cuerpo desde que aquello irrumpiera como un virus y se instalara en lo más profundo de, (qué decir, corazón o vientre, al fin y al cabo, era una intelectual, pensó) de su atención. ¡Cobarde tontería! Una atención que la estaba obligando a un sinnúmero de movimientos nuevos en su atenuada y rutinaria vida. Había que organizar el tiempo en torno a aquello. (¡Dosificar la dedicación a Paco, a los alumnos, a la corrección de exámenes, Ja!)
Una serie de operaciones que nunca se hubiera imaginado: visitar las innumerables librerías especializadas, los videoclubes, atiborrados de cintas, donde se desesperaba buscando una a una con expresión culpable sin atreverse a preguntar, por la conciencia ruborizada de que todo el mundo reconocería y compadecería su debilidad.
—Estoy haciendo una tesis sobre...
Terminaba por decir con voz de caracola que quería sugerir máximo rigor en el trabajo y el análisis, y la lejanía sentimental atribuible a una vulgar hacedora de tesinas. (Porque… ¿Era licito a su edad, en su situación? ¿Estaba a la altura de la elocuencia y finura de su razón? ¿Convenía a su credibilidad, a su carrera y a su salud mental? Y sobre todo ... ¿Alguien podría entenderlo con la naturalidad que ella necesitaba? De todas maneras, aquello era una pasión y las pasiones no duran. Aunque tal vez ésta... Enajenada en su misma raíz, inalcanzable en su cumplimiento como una religión, pero aceptada en su esencial realidad de sueño, tuviese a bien acompañarla e instalarse en su desestructurado hogar».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Celi Martínez os lo agradeceremos.