Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
Todo parece ir sobre ruedas en la vida de Marcos desde que conoce a su nueva vecina, Gabi, una joven de la que se enamora perdidamente. Una noche cualquiera, Marcos se ofrece a pasear a su perro, tratando así de ganar su confianza. Pero lo que le depara el azar, convierte el sueño en pesadilla al encontrar una vieja cinta de video VHS de la película Psicosis que parece abandonada en la calle.
El contenido de esta cinta revela un brutal asesinato cometido hace años. Comienza en este momento para Marcos una oscura encrucijada en la que tratará de descifrar los mensajes ocultos de un juego del que nunca quiso formar parte: una macabra partida a vida o muerte en la que no hay vuelta atrás.
Nacido en Granada en la década de los 80, época del auge de las cintas VHS pieza clave de mi novela.
Aun siendo mi formación técnica, nunca dejé de lado mi gran pasión, la lectura. Desde pequeño he devorado libros, y aunque por motivos familiares o profesionales haya tenido que bajar el ritmo, un buen libro siempre me ha acompañado en los mejores momentos de mi vida.
Ahora, a mis 40 años, he decidido abandonar mi zona de confort y cambiarme de bando, de lector a escritor, enfrentándome al gran reto de la página en blanco, dando forma a todas esas ideas que la creatividad ha dibujado en mi imaginación. Fruto de esta inquietud, surgió la publicación de mi segundo libro. Una oportunidad que me ha permitido afianzar mi faceta como escritor
«Una noche cualquiera pretende reflejar la importancia del azar en la toma de decisiones a través de su protagonista, Marcos. Y es que por mucho que podamos definir nuestra vida como perfecta, una vieja cinta de video VHS que se cruza en nuestro camino puede darle la vuelta a nuestra existencia y convertirla en una auténtica pesadilla.
Como si de un scape room se tratara, Una noche cualquiera te adentrará en un peligroso juego repleto de pistas en el que solo existe una salida».
«La pareja continuó así hablando distendidamente sobre los intereses profesionales de ambos y cómo se veían dentro de unos años mientras les fueron sirviendo postre y café. Pagaron a medias y decidieron volver a su casa andando, a pesar de la distancia, unos 2 kilómetros, estaban a gusto el uno con el otro, deseando que no acabara aún esa noche. Movidos por esa razón, pararon en un pub a mitad de camino para pedir una copa y alargar aún más su cita. Era pronto, pero sin duda la química entre ellos había brotado como una chispa entre la hojarasca que amenazaba con prender.
Cuando llegaron al piso de ambos, se despidieron con un beso dulce pero prolongado en el rellano. Marcos, haciendo uso de lo que antes había alardeado, supo ver que aún ella no estaba preparada para ir más allá, al menos en esa noche y no insistió, la acompaño a su puerta y tras otro beso, más corto esta vez, se despidió.
Ya en su casa, se notaba demasiado activo como para irse a dormir. Decidió ponerse otro wiski mientras encendía el ordenador para revisar la información financiera; “el dinero nunca duerme”, como decía Gordon Gekko en la película de Wall Street. Sin embargo, su agitada y caprichosa mente pronto enfocó la totalidad de su atención en otro asunto, la cinta VHS. Tan pronto lo recordó, agarró la copa y se encaminó al televisor para prepararlo todo. Cuando lo estuvo, acercó su dedo índice derecho al botón de play pero no lo pulsó, lo rozaba con la yema, sin ejercer presión, como si se lo estuviera pensando mejor, una especie de medida preventiva ante el desconcierto de lo que podría encontrarse en las tripas de aquella oscura y antigua cinta.
Finalmente lo hizo y se alejó un par de pasos, no solo para enfocar mejor lo que iba a visionar sino también como medida preventiva; había algo en el ambiente que le advertía del peligro potencial que le sobrellevaría de continuar lo que estaba a punto de hacer. Marcos, un hombre de razón, apenas daría importancia a estas intuiciones, pero lo estaba haciendo. Que el video de su madre hubiera aparecido en el interior del aparato podría ser interpretado como una medida de protección, la de una madre hacia su hijo. Que el video hubiera sido encontrado en una noche cualquiera por justamente él, equivalía a la probabilidad de encontrar la aguja del pajar atravesándote la piel. Todo le hacía sospechar.
Los sonidos que emitía el antiguo aparato tratando de reproducir la cinta se amortiguaron y la televisión se iluminó; un negro oscuro dio paso a un gris granulado. Marcos comenzó a relajarse, quizá toda la cinta fuera así, sin nada más que ruido, una vieja cinta dejada en medio de la calle por ser un trasto inútil. Pero no, un pitido agudo acompañó a una imagen que poco a poco empezó a ganar nitidez, no demasiada debido a la tecnología, aunque sí lo suficiente para apreciarse a una mujer rubia sentada en una silla. El enfoque no parecía cambiar, como si estuviera fijo en ella, la protagonista. Los ojos de Marcos se adaptaron a la imagen y descubrió que no era una mujer, al menos todavía pues no tendría más de 15».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93 y Fran Acosta os lo agradeceremos.
os lo agradeceremos.