Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Dos violaciones son denunciadas a la policía de Peckham en cosa de un mes. Sin evidencia física alguna, pueden ser inventadas. Pero las declaraciones de las dos son idénticas en todo, aunque ellas no se conocen. No pueden haberse puesto de acuerdo. La aparición de un cadáver de mujer en el mismo lugar, un mes después, provoca que un joven acuda a la policía a presentarse como el novio de la muerta, a contarles su relación con ella. En el cadáver hay restos de ADN del chico, que explica las relaciones sexuales que mantenían. Por lo demás, todo es idéntico a las violaciones anteriores, excepto la muerte, por supuesto. A falta de otros sospechosos y con la presión mediática y de las altas esferas de la policía, se acusa al joven de las tres violaciones por culpa del ADN. ¿Culpable o Inocente?
María Teresa Cuesta Roca nació en Figueres en 1956. Licenciada en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid en 1978, trabajó para varias multinacionales farmacéuticas con sede en España durante unos diez años. Se trasladó a vivir a Londres en 1988 para trabajar en las oficinas centrales de una multinacional farmacéutica del Reino Unido. Circunstancias personales hicieron necesario un cambio de profesión y estudió Derecho en la Universidad del Norte de Londres, finalizando el Curso de Práctica Legal en el prestigioso College of Law, también en Londres. Su primera novela Los crímenes de Peckham: Sombras blancas fue publicada en marzo 2024.
«Sombras en el Parque es el segundo libro de la trilogía Los crímenes de Peckham. Con los mismos protagonistas y otros personajes secundarios que aparecen en el primer libro, Sombras Blancas, esta es una novela que se puede leer por separado, sin haber leído la primera. La trama se reparte entre la investigación policial y el proceso jurídico en Inglaterra, donde se basa la acción. Narrada en tercera persona, con estilo ágil y buen ritmo, resulta difícil dejar de leerla. Con un estilo claro y sencillo, falta de pruebas y versiones que pueden ser falsas, Cuesta Roca crea un thriller a su estilo, un tanto apartado de la novela negra convencional, sin morbo ni sangre ni pistolas o matones. La autora se centra en crear y mantener la intriga y el misterio hasta el final, para deleite del lector».
«La noche era cerrada y el silencio sepulcral, salvo por el resonar de sus propias pisadas que le parecían hacer un ruido tremendo. Louise Wright cruzaba el parque lo más deprisa posible. “Quizás habría sido mejor dar un rodeo por las calles iluminadas”, pensó mientras tiritaba, no estaba segura si de frío o de miedo.
De repente oyó otras pisadas, más fuertes, más sonoras, más estrepitosas. “Alguien me está siguiendo”, creyó aterrorizada. Aceleró el paso hasta empezar a correr. Las pisadas que la seguían avanzaban también, ganando distancia. Quien fuera que la perseguía se encontraba ya muy cerca de ella.
Louise pensó en llamar a la policía, aunque supuso que ya era demasiado tarde y que no llegarían a tiempo de prevenir lo que estaba a punto de suceder. Sacó el móvil del bolsillo de su gabardina, pero antes de poder marcar el simple número de tres dígitos, un hombre se le abalanzó encima. El teléfono portátil salió disparado unos metros más allá de su alcance y ella cayó de bruces al suelo. Entonces percibió un olor que no le resultó desagradable, al contrario, olía muy bien. Pero no pudo identificarlo, ya que no era un olor corriente; además, estaba paralizada en la postura en la que su atacante la sujetaba, estirada boca abajo, mientras el miedo hacía que todo su cuerpo temblase y la angustia no la dejaba pensar claramente.
El hombre empezó a despojarla de sus ropas, tras doblar las faldas de su gabardina hacia arriba, hasta dejarla desnuda de cintura para abajo. Louise intentó desasirse, pero sintió que algo metálico y frío, posiblemente una navaja, le rozaba el cuello antes de poder siquiera levantarse del suelo.
—Estate quieta. Si no, te corto el cuello — le dijo una voz varonil mientras la penetraba con fuerza una y otra vez».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Distrito 93, María Teresa Cuesta Roca os lo agradeceremos.