Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 40 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo de unos meses.
Está pasando es uno de esos foros locales que se crean en redes sociales donde los vecinos se desean paz, amor y cáncer de páncreas. Si la pandemia de COVID ya había caldeado los ánimos, ahora que una ola de vandalismo inunda las calles, la situación se ha vuelto irrespirable. ¿Quién está rompiendo las lunas de los coches? ¿Quién es el autor de esas extrañas pintadas? ¿De verdad hay una banda de perros organizados que se dedican a cagar en los portales? Una cuadrilla de ancianos que trapichea con pastillas, un treintañero obsesionado con la marihuana, una niña que parece odiar a todo el mundo o una mujer que se masturba pensando en Espinete son algunos de los personajes que se pasean por esta novela, donde la idiotez y el sentido común son exactamente la misma cosa.
Óscar Manso (Errenteria, 1980) es un poeta y músico ligado al proyecto Mikelazulo en Errenteria, desde el que nacieron multitud de proyectos multidisciplinares como Letren Kilimak, Desestructuras o Kontrola. Es precisamente durante esa etapa que publica su primer libro de poemas, Breve historia de los conquistadores en el 2010.
En 2016 funda el dúo de spoken word 2bat, junto a la pianista y compositora Idoia Hernández, con el que presentan la obra músico-poética Los descalzos ese mismo año, y Héroes y monstruos en el 2017, cuando también publica el poemario del mismo nombre. Participan en diversos festivales de poesía, como Vociferio en Valencia, Urogallo en León o Cosmopoética en Córdoba. A este se sumaría en 2021 el libro-disco Profundidad de la llama, editado por El Petit Editor.
Está pasando es su primera novela.
«Quien más quien menos, todos hemos fantaseado alguna vez con tener razón. En lo que sea. Por el puro placer de tenerla. Es una pulsión humana incuestionable (¿A que te están entrando ganas de cuestionarla? Pues eso.), pero creo que tenemos que entender que somos idiotas. La realidad tal y como la entendemos no es más que el relato que nos hacemos de ella. Tenemos formas de evitar estos sesgos, claro, pero, ¿quién tiene tiempo para eso con todos esos vídeos de gatitos que nos saltan en el móvil?
En esta novela trato de poner el espejo deformante del esperpento no frente a la realidad, sino frente al relato que nos hacemos de ella, para ver si deformando lo previamente deformado hay ahí algo de verdad que llevarnos a la boca. Para eso y para echarnos unas risas, claro. Que no todo va a ser llorar».
«Aloña estaba enganchada a Facebook, a hurgarse la nariz con la mirada perdida y a la pizza 4 quesos de Casa Tarradellas. Creía en un dios ambiguo, una fuerza superior, un demiurgo, pero no en la Iglesia. Estaba convencida de que todos los curas eran pederastas, todos los políticos ladrones y todas las asignaturas que suspendía en el colegio un timo. Le gustaba leer novelas de misterio mientras acariciaba a su gato Panchito, publicar posts en sus redes sociales mientras hacía de vientre, rascarse la cabeza cuando no entendía algo, insultar al despertador cuando tocaba hacerlo, coleccionar los sellos de las promociones de los supermercados e inspeccionar las deposiciones de su hija en busca de parásitos. Era, en definitiva, una persona con inquietudes.
Llevaba 12 años en una relación con Aitor, un adulto responsable al que apenas veía a la hora de la cena de lunes a sábado, y perdía de vista también los domingos a la hora del fútbol.
Aunque parezca increíble, su relación con Aitor no la satisfacía, sus aficiones no la llenaban y criar sola a una niña era un trabajo que le resultaba abrumador. Trataba de seguir todos los consejos de psicología informal (“cree en ti misma”, “ser feliz es una elección de vida”, “esfuérzate por crear una mejor versión de ti misma”, “vive cada día como si fuera el último”) pero, por alguna razón inescrutable, no le funcionaban.
Por si fuera poco, la niña había empezado a dar problemas en el colegio. La profesora le mostró la redacción que había hecho su hija en clase. Ni siquiera tenía por qué haber hecho una. El trabajo había consistido en dibujarse a ellos mismos junto a sus compañeros de clase realizando alguna actividad que les gustara del colegio. Pero Ane parecía apuntar una precoz vocación de escritora maldita. El texto decía así:
el colejio es una mierda las profesoras son una mierda ami no megusta el colejio porkesuna mierda i qiero irmea micasa porke no megusta laprofesora tiene cara de pan con anchoas
—¡Ay, qué vergüenza, Dios mío! ¡Si es que no sé qué hacer ya con esta niña!
—Y ha empezado a llamarme Caranchoa —dijo la profesora con fingida tranquilidad.
—Perdona, ¿que te llama qué?
—Caranchoa.
—Y, ¿eso? —Aloña no sabía muy bien qué decir.
—La anchoa es un pez.
—Sí... —ahora sí que no sabía qué decir. La profesora la estaba mirando fijamente, con los ojos muy abiertos, mientras asentía lentamente. Un poco de cara de anchoa sí que tenía».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Óscar Manso os lo agradeceremos.