En esta novela se quiere denunciar el deterioro que ha sufrido la enseñanza en los últimos veinte años, producido por varios factores de la sociedad actual, donde la educación de nuestros hijos motivado por pensamientos absurdos, que defienden que al niño hay que dejarle hacer lo que quiera para lograr una completa realización, y leyes de educación donde ponemos al profesor a la altura del alumno por la propia integración de la ley.
El autor cuenta la realidad de las aulas, donde cada día muchos profesores tienen que sufrir la humillación de una serie de actos protagonizados por alumnos, principalmente de la ESO, que no quieren estudiar y se dedican a reventar la clase, sabiendo que no se les puede expulsar por ser una enseñanza obligatoria, deteriorando el ambiente del aula y haciéndoles, a los profesores, perder su dignidad y caer en depresiones a veces con un fatal desenlace. Todo ello contado bajo una trama de novela policiaca llena de intriga, donde el principal protagonista es un viejo profesor sumido en la añoranza de tiempos mejores.
Tandaia es una editorial con voluntad de cambio, de publicar obras poco convencionales pero de indudable calidad, con nuevas y refrescantes ideas como es el emplear una campaña preventa para promocionar cada título cuando esta todavía se encuentra en proceso de edición.
De este modo eres tú, ahora que te estás planteando cómo colaborar, el que decide si la obra que te presentamos verá la luz pasando a formar parte de nuestro catálogo... porque consideramos al lector parte fundamental del proceso.
Hoy se nos presenta Joaquín Rodríguez Bonilla.
Nacido en La Pueblanueva (Toledo), he vivido en Madrid, Barcelona, Talavera de la Reina, Valladolid y actualmente afincado en Medina del Campo. Estudie Maestría Industrial y he sido Profesor Técnico de Formación Profesional durante treinta años, de los cuales trece los he ejercido en el I.E.S. Juan Antonio Castro de Talavera de la Reina y el resto en Valladolid I.E.S. La Merced.
Tengo cuatro novelas registradas y tres guiones cinematográficos, la primera titulada Ellos la edité en internet hace unos años, pero hasta ahora no me había decidido a repetir la experiencia, esta será la segunda novela que publico.
«Esta novela te sumerge en el mundo de la enseñanza, algo que nos atañe a todos, empezando por los alumnos, siguiendo por los padres y terminando por los profesores. En este libro denuncio varias cosas una de ellas es el distanciamiento, a la hora de educar, entre padres y profesores algo que perjudica al alumno y a su educación. Otra es la impotencia de los profesores que despojados de toda autoridad tienen que hacer frente a una clase de treinta alumnos donde un porcentaje muy elevado no quieren estudiar. Así podía contaros varias, pero mejor leed el libro».
Y por aquí una muestra de lo que encontraréis en sus páginas:
«Era un día cálido de principio de junio, los rayos del sol entraban por la terraza del séptimo piso iluminándolo todo. Una señora joven, de buen parecido y figura envidiable, veía la televisión desde el sofá. La señora se levantó, apagó la tele, salió a la terraza y se lanzó al vació.
TRES MESES DESPUÉS
Don Antonio abrió los ojos y se quedó inmóvil. Al despertar cada mañana le gustaba centrarse y hacer un repaso de los quehaceres del día, acompañando a estos con algún que otro pensamiento que le alimentase las ganas de vivir. Siempre pensó que la placidez de la jornada dependía de esos momentos iniciales y por eso, fiel a su creencia, dedicaba unos pocos segundos de cada día a acicalar con ilusión el ego de su existencia. Se decía así mismo que tenía la mejor profesión del mundo, que si volviera a nacer volvería a ser profesor. Estaba convencido de que la enseñanza le había regalado momentos y años inolvidables. Era una profesión que lo tenía todo, socialmente muy considerada, económicamente hacía ya varios años que no estaba mal pagada y personalmente muy gratificante, le gustaba pensar que dedicaba su tiempo a algo tan noble como enseñar a los demás; muchas veces llegó a creer que más que una profesión era una forma hermosa de vivir. Llevaba treinta años en el oficio y cada vez estaba más convencido de haber acertado en su elección, en realidad sabía que su vocación le vino por la admiración sentida por uno de sus primeros maestros».
Sabemos que son tiempos difíciles, también nosotros los sufrimos, y es posible que no te encuentres en disposición de apoyarnos con tu mecenazgo en estos momentos... pero esperamos que si esto te ha llegado al alma, incluso si tal vez conoces en persona al autor, trates de difundir esta campaña (facebook, twitter, blogger, boca-oreja... ) para que alcancemos nuestra meta y Joaquín Rodríguez Bonilla vea publicada su obra.