El control pertenece a los poderosos y la empresa más influyente teje su tela desde las sombras a lo largo del mundo, impidiendo que sea imposible para la gente común desenmarañar todo lo que esta red esconde. Pero Jägger no es alguien común, y él lo sabe. El mejor detective del mundo se verá envuelto en uno de los mayores casos de su carrera, porque hay tantos cabos que unir, tanta gente implicada, que obliga al joven detective a arriesgarlo todo para resolverlo.
Tandaia es una editorial con voluntad de cambio, de publicar obras poco convencionales pero de indudable calidad, con nuevas y refrescantes ideas como es el emplear una campaña preventa para promocionar cada título cuando esta todavía se encuentra en proceso de edición.
De este modo eres tú, ahora que te estás planteando cómo colaborar, el que decide si la obra que te presentamos verá la luz pasando a formar parte de nuestro catálogo... porque consideramos al lector parte fundamental del proceso.
Hoy te presentamos a Diego López Tinahones.
Nacido el 3 de octubre de 1995 en la ciudad de Madrid, Diego siempre ha estado envuelto en los mundos que la literatura nos brinda, aunque también se siente fascinado por cualquier cosa que implique la creatividad, como la música, tocando la guitarra eléctrica desde los quince años y su afán de saber cómo funciona el mundo siendo un amante de la ciencia lo que ocasionó que eligiera ingeniería informática como carrera. Desde pequeño cogió la buena costumbre de leer antes de dormir gracias a su madre y, según fue creciendo, empezó a ser él quien inventara esos mundos, comenzando a escribir en los pequeños concursos literarios de su colegio aunque nunca ganó nada. Después de años de intentos y esfuerzos a pesar de haber perdido la vista poco a poco por una enfermedad degenerativa, con todo el apoyo de su familia, no ha abandonado su sueño de que algún día un niño leyera sus libros antes de dormir.
«Llevo leyendo desde hace años y siempre he intentado responder a una pregunta: ¿qué debería tener mi libro perfecto? Así que escribí mi novela sin dejar de pensar en si yo leería ese libro de no haberlo escrito, y la respuesta es sí, lo leería, ya que como he dicho antes para mí es el libro perfecto y espero que para más de uno lo sea también».
Y por aquí una muestra de lo que encontraréis en sus páginas:
«—¿Sabe una cosa? Hacía mucho tiempo que no decía tantos tacos. Ni siquiera cuando el Servicio de Impuestos Internos me puso una multa de cuatro cifras sin razón. Así que imagínese el cabreo que llevo encima.
El detective se llevó el dedo índice y el pulgar al entrecejo, cerró los ojos y suspiró. Entonces se quedó en silencio durante un par de minutos.
—¿Está usted bien?
—Intento contar hasta trescientos para no partirle la cara. Pero me ha interrumpido.
—P-pero ya le he dicho que la chica es la culpable de todo.
—Sí claro, siempre son ellas.
—Pensé que...
—Se acabaron las historias. Veo que, desacertadamente, elige la primera opción.
Jägger se abalanzó sobre él cual felino hambriento y sacó un pequeño aparato parecido a una maquinilla de afeitar.
Inmovilizó al director mientras este le clavaba la mirada.
Ya no había vuelta atrás. Lo supo por el fuego en sus ojos.
—¿Sabe por qué soy policía y no asesino? —El hombre no se atrevió a contestar—. Porque mis crímenes serían perfectos y nadie me encontraría jamás. Así que decidí ponerme del lado de la ley para enseñarle a los que se creen más listos que yo sus fallos y exponerlos delante de todos. Quería demostrar que nadie me supera. ¿Ese asesino que cree que ha cometido el crimen perfecto? Para mí es una chapuza.
»Me alimento de las miradas de miedo de escoria como tú. De gentuza que se cree intocable. Esa mirada es lo que me hace seguir pillando a delincuentes. Alguno me ha hecho sudar, pero mejor. Prefiero los casos difíciles. Luego están los de tu calaña. Que ni os esforzáis en vuestros crímenes y, encima, luego mentís. Vuestras mentiras son tan simples que me recuerdan a las de los niños de parvulario. Me hacéis perder el tiempo y encima me cabreáis, porque no me supone ningún reto. Cualquier policía podría resolver esta mierda. —Hizo una pausa—. ¿Sabe por qué estoy aquí, entonces?
El hombre negó con la cabeza.
—Porque usted jodió a una amiga mía. —El detective alzó el aparato que llevaba en la mano izquierda—. ¿Sabe qué es esto? No responda. Es una arma de electrochoque. Un táser de toda la vida, vaya. Es pequeño y muy útil. Como su nombre bien indica, es capaz de soltar una descarga muy potente que hace que todos los músculos del cuerpo se contraigan. Cuando te enchufan con esto… —Apuntó al hombre con el arma— Puedes cortarte la lengua o mearte encima. Es muy divertido. Verlo, claro. Además, no deja pruebas y la víctima tampoco puede gritar. Es genial. ¿Alguna vez se le ha subido un gemelo? Pues imagínese eso en todo el cuerpo. Dicho esto… Última oportunidad: ¿qué pasó realmente con Laura?».
Sabemos que son tiempos difíciles, también nosotros los sufrimos, y es posible que no te encuentres en disposición de apoyarnos con tu mecenazgo en estos momentos... pero esperamos que si esto te ha llegado al alma, incluso si tal vez conoces en persona al autor, trates de difundir esta campaña (facebook, twitter, blogger, boca-oreja... ) para que alcancemos nuestra meta y Diego López Tinahones vea publicada su obra.