Tras abandonar Roberto la actividad de reportero bélico, buscando el sosiego de una vida serena, conoce y se enamora de una mujer con la que inicia una relación de convivencia. Ella había sido la amante de un mafioso, al que abandona súbitamente al conocer a Roberto, detalle que este ignora. Por la reacción del amante despechado, se ve inmerso en situaciones de violencia que superan sus anteriores vivencias en los ambientes bélicos.
Tandaia es una editorial con voluntad de cambio, de publicar obras poco convencionales pero de indudable calidad, con nuevas y refrescantes ideas como es el emplear una campaña preventa para promocionar cada título cuando esta todavía se encuentra en proceso de edición.
De este modo eres tú, ahora que te estás planteando cómo colaborar, el que decide si la obra que te presentamos verá la luz pasando a formar parte de nuestro catálogo... porque consideramos al lector parte fundamental del proceso.
Hoy te presentamos a Ignacio López de Gauna.
Nacido en Logroño, pasa la primera parte de su vida en Bilbao, realizando los estudios de Ingeniería Industrial y diplomándose posteriormente en Dirección de Marketing. Su trabajo en compañías internacionales, le lleva a prestar sus servicios en diversos países de Europa y América. Actualmente vive en Madrid, dedicado al ejercicio de la escritura.
Como participante en concursos literarios, ha sido seleccionado finalista en certámenes de novela, resultando asimismo ganador, en varias ocasiones, en las modalidades de poesía y relatos breves.
«La fantasía no es otra cosa que una manifestación exagerada de la realidad. Los episodios descritos en esta obra confirman esa definición, transportándonos a situaciones que pueden llegar a producirse en la realidad. Con frecuencia actuamos de forma irreflexiva, sin medir adecuadamente las opciones que la vida nos plantea, con el indeseable resultado de encontrarnos inmersos en situaciones que ya no somos capaces de controlar. Este libro valora la importancia del perdón».
Y por aquí una muestra de lo que encontraréis en sus páginas:
«El óvalo de su rostro era prácticamente igual, la única diferencia que encontraba en ella radicaba en el color de sus ojos, los de Natalia eran intensamente azules mientras que los de Blanca eran verdes. De haber coincidido también en ese detalle, hubiera podido llegar a pensar que ambas eran hermanas.
Mientras Roberto se servía una copa de coñac, ella había puesto una suave música italiana de los '70 como sonido de fondo.
—Es una época que me encanta —comentó—, me relaja y me inspira.
Era increíble, pensó Roberto, otra coincidencia más y la llamaría Natalia.
—A mí me ocurre igual —dijo él—. ¿Puedo invitarte a bailar?
—Me hubieras defraudado si no lo hubieras hecho —respondió ella abriendo los brazos para recibirle.
Roberto creía soñar, se estaba repitiendo exactamente la escena de cuando conoció a Natalia. No habían transcurrido seis compases cuando sus labios se deslizaron por aquella mejilla, hasta llegar a una boca que le esperaba.
La música cesó pero ellos continuaban enlazados, hasta que al parecer ella se percató y separándose, hizo ademán de ir a colocar otro disco. Él no la dejó y volvió a besarla apasionadamente, nuevamente ella se separó y tomando su mano le guio al dormitorio».
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