La joven Ruth fue violada y asesinada a mediados de la década de los 60 del siglo pasado en un pueblo de Valencia. El criminal está a punto de salir de la cárcel, tras cumplir condena. Estamos a comienzos de la década de los 90. El padre de la víctima, Patroclo, aguarda la ocasión de ejecutar su propia venganza. Un cáncer terminal va a impedírselo, por lo que encarga la operación a su íntimo amigo y colega de juventud Enrique Romeu. Este intenta negarse, pero finalmente se ve obligado a acceder, al rememorar ciertos episodios lejanos e inconfesables que había condenado al olvido.
Tirana memoria es una novela de acción, pero también de reflexión sobre el sentido de la vida y de la muerte, la venganza, la eutanasia, el alcance de la justicia, el peso de la amistad y la compleja psicología humana que condiciona la conducta y las relaciones interpersonales. Una trama ágil y un estilo dinámico conducen la acción hacia un final sorprendente, de inusitada intensidad.
Tandaia es una editorial con voluntad de cambio, de publicar obras poco convencionales pero de indudable calidad, con nuevas y refrescantes ideas como es el emplear una campaña preventa para promocionar cada título cuando esta todavía se encuentra en proceso de edición.
De este modo eres tú, ahora que te estás planteando cómo colaborar, el que decide si la obra que te presentamos verá la luz pasando a formar parte de nuestro catálogo... porque consideramos al lector parte fundamental del proceso.
Hoy te presentamos a Francisco Javier Aguirre.
Francisco Javier Aguirre, nacido en Logroño en 1945, es licenciado en Filosofía y Letras, por la Universidad Complutense de Madrid, y pertenece al Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios del Estado. Trabajó también como editor en Espasa-Calpe, dirigiendo su filial Albia. Jubilado en la actualidad.
Reside en Zaragoza desde 1988, habiéndolo hecho anteriormente en Teruel, Madrid, Barcelona, Valencia, Guipúzcoa y La Rioja. Ha colaborado en numerosas revistas culturales y publicaciones periódicas. Lo sigue haciendo actualmente en los diarios Heraldo de Aragón y Aragón Digital. Ha traducido una treintena de libros de filosofía, psicología, historia, narrativa, música y humanidades, publicados en su mayoría por Espasa-Calpe y Obelisco. Ha publicado cuarenta obras narrativas en solitario o compartidas, desde 1977. Ha obtenido varios premios y reconocimientos literarios.
«El crimen de las niñas de Alcàsser, que tuvo lugar en 1992 y consiguió una repercusión mediática sin precedentes, ha vuelto a ser actualidad a través de diversos programas en los medios de comunicación. Aquel execrable suceso no era sino la punta del iceberg de un fenómeno nefando, que venía sucediéndose de manera oscura y silenciosa en varios puntos del levante español, así como también en otros lugares del país.
El interés de esta novela radica en que cuenta uno de esos casos sucedido antes del pavoroso crimen mencionado y tiene ciertas similitudes con él. Denuncia una situación en la España de finales del siglo XX de la que apenas se hacían eco los medios de comunicación, teniendo también un difícil trayecto por las vías policiales y judiciales, en las que imperaba el machismo más descarado. Relata uno de tantos casos que pasaban desapercibidos, salvo para la familia de la víctima, y expone la tensión creada por el suceso en el entorno social del padre de Ruth, la adolescente violada y asesinada, cuando él decide aplicar su propia fórmula de venganza una vez que el delincuente salga de la cárcel.
El libro contiene una serie de reflexiones de plena actualidad, a pesar del tiempo transcurrido. En la sinopsis del argumento se recogen los temas, en su mayor parte expuestos a través de las cartas del padre de la víctima, que padece un cáncer terminal, lo cual añade patetismo a la situación».
Y por aquí una muestra de lo que encontraréis en sus páginas:
«Me quedé paralizado al conocer la noticia. Vino a posarse como un pájaro agorero sobre mi mente estremecida. Se me cayó la sangre a los pies y algo como un temblor negro quiso crecer hasta mis ojos. Patroclo era mi mejor amigo. El mensaje de Ricardo Gorgós, nuestro viejo colega Ricardet, decía que se ignoraba su paradero desde hacía dos semanas y que quizá hubiera muerto ya.
Patroclo. Su verdadero nombre era Petroulias, un capricho de su padre en memoria de un héroe de la resistencia griega. Nos conocimos en la Facultad. Enseguida le pusimos Patroclo, por el personaje de la Ilíada que estábamos traduciendo. Tomó el mote como razón artística y desde el principio firmó sus obras así.
Le habían descubierto un cáncer hacía poco. Era un secreto que me confió antes de Navidad. Me llamó por teléfono, me leyó pausadamente el diagnóstico, lo repitió con cierta sorna y acabó quitándole importancia. No quiso que nos viéramos entonces porque tenía mal aspecto. Lo entendí, pero no llegué a calcular en aquel momento todo lo que se me venía encima.
Ahora era de dominio público, se sabía en los círculos artísticos de Valencia y se relacionaba con su desaparición. Así se lo dijo por teléfono Ricardet a Laura. A él se lo había comunicado Paula, la última amiga de Patroclo, una joven enfermera a quien aún no conocíamos. Era todo lo que sabía mi viejo colega.
Laura había salido a recibirme al aeropuerto. Me dio la noticia tras un beso seco y un abrazo frío. La mañana también estaba desapacible, con nubes opacas que repartían gotas de lluvia plomiza entre las ráfagas del vendaval. Yo estaba intentando sacudirme el sueño imposible de un viaje a contrasol. Las palabras de Laura sobre la desaparición de Patroclo revoloteaban por mis oídos».
Sabemos que son tiempos difíciles, también nosotros los sufrimos, y es posible que no te encuentres en disposición de apoyarnos con tu mecenazgo en estos momentos... pero esperamos que si esto te ha llegado al alma, incluso si tal vez conoces en persona al autor, trates de difundir esta campaña (facebook, twitter, blogger, boca-oreja... ) para que alcancemos nuestra meta y Francisco Javier Aguirre vea publicada su obra.