A principios del siglo XVII nace en Madrid Tomás Crespo Lafuente en el seno de una familia humilde. Aquejado de enanismo, el personaje va creciendo en todas sus facetas con el apoyo incondicional de su padre, que es herrero. Su inteligencia, sagacidad y solidaridad ayudarán a conseguir las metas de sus amigos, familia y hasta del propio Felipe IV. Colocado en un enclave crucial en tiempos de este Rey, logra ser jurista del Tribunal de Castilla, teniente del Correo Postal General y Consejero Real.
Sus andanzas de Madrid a Medinaceli a lomos de un burro en busca de ayuda para la madre de su amigo Simonón dan pie a múltiples encuentros con la gente del pueblo, taberneros, titiriteros, arrieros, carreteros, religiosos, venteros y hasta bandoleros, todo ello se nos ofrece como si fuera una pintura costumbrista digna del propio Velázquez, personaje secundario de esta historia.
Las argucias de algunos de los personajes antagonistas, mezcladas con ciertos episodios históricos como la independencia de Portugal, la rebelión de las Cortes Aragonesas, la Guerra de los Treinta Años, la figura del conde-duque de Olivares así como la aportación de la metaliteratura con personajes como Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Lope de Vega y obras afamadas, entre otras: El Quijote, El Lazarillo de Tormes, La vida es sueño…, así como los topónimos de Sigüenza, Pastrana, Madrid, Medinaceli, Talavera de la Reina, El Escorial o Berlanga de Duero, configuran una sugestiva ficción en la que están presentes valores como familia, amistad, honestidad, responsabilidad, prudencia, educación de niños, niñas y adultos, vocación, arte culinario, libertad, el servicio de Correos, independencia, esperanza y esfuerzo.
Tandaia es una editorial con voluntad de cambio, de publicar obras poco convencionales pero de indudable calidad, con nuevas y refrescantes ideas como es el emplear una campaña preventa para promocionar cada título cuando esta todavía se encuentra en proceso de edición.
De este modo eres tú, ahora que te estás planteando cómo colaborar, el que decide si la obra que te presentamos verá la luz pasando a formar parte de nuestro catálogo... porque consideramos al lector parte fundamental del proceso.
Hoy te presentamos a María Nieves Pérez Salvador.
Nació en Madrid el 3 de febrero de 1959. Estudió la diplomatura en Magisterio de EGB en la Escuela Pablo Montesinos de Madrid. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense y profesora de Educación Infantil. Obtuvo plaza de profesora de EGB en la oposición al Estado en 1983, ejerciendo en municipios madrileños como Móstoles, Villa del Prado, Arroyomolinos, Majadahonda y Madrid centro. Durante cuatro años ha ejercido en Educación Infantil en Arroyomolinos, Alcorcón y Boadilla del Monte. En el año 2004 aprobó las oposiciones para Enseñanza Secundaria, defendiendo el tema El Quijote y ha ejercido durante quince años tanto en E. Secundaria como en Bachillerato en institutos de Navalcarnero y Móstoles. Actualmente está prejubilada y gracias a esta situación ha podido escribir esta novela Vara y media en la Corte, una novela corta fantástica El Olivar y un libro de veinte cuentos Relatos de tierra y asfalto.
Su afición por la Literatura le viene desde pequeña y aunque hasta hace poco no se ha atrevido a hacer sus pinitos en el mundo del relato, como parte de algunas actividades educativas inventaba el comienzo de un cuento y los alumnos lo continuaban o les daba distintas palabras y ellos tenían que construir un pequeño relato.
En 1989 obtuvo el segundo premio en el Concurso de Primavera de Poesía del C. D. Estoril II de Móstoles. Sigue escribiendo poesías que algún día verán la luz.
«Esta obra es una mezcla en la que se aúnan además un libro de viaje por ventas y posadas guadalajareñas, la vida del pueblo llano que se esfuerza en mejorar sus condiciones de vida y ante todo es un sincero homenaje a las personas que nacen con una enfermedad de por vida y consiguiendo con sus habilidades no solo mejoras para sí mismos sino también siendo solidarios, para los demás».
Y por aquí una muestra de lo que encontraréis en sus páginas:
«Algo más de cuatro leguas le quedaban por delante. Atrás quedaron los dos hermanos y su buena compañía, pero Tomás prescindió de ella, pues quería cavilar sobre el asunto que se traía entre manos. Permaneció durante todo el camino abstraído, pensando en la doctrina del argumento de la novela “El curioso impertinente”. Recordaba que en ella se consideraba a la mujer imperfecta, y cuando era sagaz, se la tachaba de pérfida. Rememoró a todas las mujeres que había conocido y ninguna de ellas le parecieron ni imperfectas ni malas personas por ser inteligentes y astutas, aunque un temor se apoderó de él cuando le vino el recuerdo de doña Elvira, la esposa de don Diego Rivera. Pensó que no había derecho que pagaran justas por pecadoras y que se juzgara a las mujeres sagaces como personas taimadas, arteras, y en cambio, si se trataba de juzgar a hombres, se les tendría por astutos, perspicaces e ingeniosos. Tal era el pensar de las gentes de aquella época, que Tomás no compartía. También reflexionó sobre la honra. Le parecía que era atropellado discurrir que un hombre sin honra estaba muerto, pero así funcionaba la sociedad de su época. Meditó sobre la honra del tercer tratado del Lazarillo de Tormes, referente al hidalgo, recordando el hambre y las apariencias de tal personaje y se echó a reír ¡Hasta dónde se había llegado en España con ese tema! Así mismo, echando mano de la navaja, el queso y el azogue que llevaba en su alforja, recordó algunas de las comedias de Lope de Vega que había visto representar en Madrid, basadas en el honor y la honra y terminó concluyendo que aquella era una sociedad enferma, cuya piel se iba cayendo a pedazos al tiempo que transcurrían los avatares de la Monarquía de los Habsburgo en España. Y en estas consideraciones estaba cuando llegó a Guadalajara. Preguntó aquí y allá por el paradero de la “Posada del Cid” a las afueras de la villa y dio con sus huesos y los de su jumento con ella, afamada por cubrir sus camas con rica ropa de Holanda, colchones de lana bien mullidos, y por sus aromáticos y exquisitos asados. Regentada por una mujer y sus dos hijas, lo tenían todo reluciente como la patena y si la limpieza tuviera un olor específico, sería el que desprendía aquella posada. A Tomás le acogieron como a un príncipe, le asignaron la mejor habitación y le dispusieron una cama baja. A la comida no hubo que ponerle ninguna tacha, hecha a base de los productos de la huerta que poseían las tres mujeres, en linde con la posada, carne de caza de las proximidades y pescado fresco del río Henares. Manjares le parecieron a Tomás los platos que le ponían delante, y siendo buen comedor, lamentaba tener que marcharse de aquel lugar, aunque lo retendría en su memoria para posteriores ocasiones. Dos reales de plata le pidieron por comida y cama tan bien dispuesta».
Sabemos que son tiempos difíciles, también nosotros los sufrimos, y es posible que no te encuentres en disposición de apoyarnos con tu mecenazgo en estos momentos... pero esperamos que si esto te ha llegado al alma, incluso si tal vez conoces en persona al autor, trates de difundir esta campaña (facebook, twitter, blogger, boca-oreja... ) para que alcancemos nuestra meta y Mª Nieves Pérez Salvador vea publicada su obra.
