La barrera principal es el desconocimiento de las ventajas o del trabajo que puede ofrecer un despacho de Trabajo Social. La sociedad desconoce cuál es la auténtica labor y las capacidades profesionales de los y las trabajadores sociales. Por otro lado existe la competencia del Sistema Público de Servicios Sociales, que aunque no es una competencia directa. Sí que debido al desconocimiento de la ciudadanía puede suponer un primer competidor inicial.

Po otro lado existen los otros profesionales que con intrusismo profesional y aprovechándose la burocratización del trabajo social y su reclusión en el ámbito público han aprovechado para realizar labores profesionales en la esfera privada que son competencia sino única si intrínseca de los trabadores y las tragadoras sociales, como pueden ser los peritajes judiciales sociales y las mediaciones. El trabajador social es le profesional competente en lo que a peritajes sociales se refiere, aunque en la actualidad los peritajes psicosociales aglutinando el área psicológica como la social y es realizada por profesionales que no son versados en el peritaje social. El trabajador social es un agente de mediación en sí mismo. Sin embargo pocos trabajadores sociales se han lanzado a la profesionalización de la mediación y han sido otros profesionales (como juristas o psicólogos) los que han copado este nicho profesional y que actualmente se encuentra en periodo de expansión, legislación y reglamentación.

Para hacer frente a estas barreras y competidores TRASTE cuenta con una oferta coherente y totalmente accesible económicamente hablando al conjunto de la ciudanía. Tratando de acercar estos servicios al gran conjunto de la sociedad. La flexibilidad y la personalización de los servicios abarcan todo el conjunto de la demanda, incluso el de la realidad o accesibilidad económica. Estos son algunos de los puntos fuertes iniciales que TRASTE pretende aportar y defender parar poder abrir camino y expandirse.