Niebla, 1988. En la abandonada estación de Las Mallas, la maestra Isabel encuentra el cadáver de una de sus alumnas, estrangulada y violada. Aquel mismo día su padrastro desapareció. Veinte años después, Beatriz, la de los sueños premonitorios, encuentra al presunto asesino enterrado en el pinar del Duende. Si él no violó y asesinó a su hijastra, ¿quién lo hizo? ¿Y quién lo asesinó a él? La inspectora Samara Amézaga que se encarga del caso lleva muchos años sin regresar a Niebla, pero allí sigue esperándola un pasado del que esta vez no podrá escapar.
Pasiones que el mundo considera bajas. Amistades de infancia. Sueños premonitorios. Raíces antiguas que empiezan a surgir desde el fondo de los secretos. Una novela de suspense ambientada en la milenaria ciudad de Niebla (Huelva) al pie del Tinto, un río único en el mundo cuyas aguas bermejas dejan un rastro amarillo en las piedras de sus orillas.
Tandaia es una editorial con voluntad de cambio, de publicar obras poco convencionales pero de indudable calidad, con nuevas y refrescantes ideas como es el emplear una campaña preventa para promocionar cada título cuando esta todavía se encuentra en proceso de edición.
De este modo eres tú, ahora que te estás planteando cómo colaborar, el que decide si la obra que te presentamos verá la luz pasando a formar parte de nuestro catálogo... porque consideramos al lector parte fundamental del proceso.
Hoy te presentamos a Ana Vega Burgos.
Creció en Niebla, el pueblo que la embruja a lo largo de toda su vida. Ana escribe desde niña; antes de cumplir los dieciocho ya había publicado varios bolsilibros con Editorial Bruguera. Cuenta con una cincuentena de premios literarios, entre los que destacan el II Certamen de Novela Corta Fuente Agria con Su mirada azul escondía un misterio (Litopress, 2008) y el V Premio de Narrativa Juvenil Diputación de Córdoba con Rosas para Amelia (Premium, 2018), obras que fueron cimentando el género en que la autora es especialista, un coctel que mezcla realismo con noir y, como guinda del pastel, una pulgarada gótica, sobrenatural.
Actualmente imparte talleres de Teatro y de Animación a la Lectura para niños y adolescentes, aunque ha ejercido tan diversos oficios como bibliotecaria, seño de guardería, vendedora ambulante, camarera… No obstante, a pesar de una vida profesional tan ajetreada, la literatura ha permanecido siempre presente en su vida, como un faro.
Desde la Asociación Cultural La Talega Roja, de la que es presidenta, Ana intenta sembrar poesía por los caminos organizando lecturas poéticas, florecer de versos en calles y parques, Noches de Gatos en los veranos cordobeses, concursos en los que los niños son los jueces… Por eso en cada libro suyo, es inevitable encontrar una estela poética que dispara por sorpresa a los lectores.
«Lo que esconde el otoño es una historia de suspense y este empieza en la primera página. Porque los personajes son muy de carne y hueso, con sus problemas, sus secretos, su bajeza y su altura moral como la mía o la vuestra. Encontrarás a una inspectora de Homicidios con pasado, a una costurera tachada de “bruja” y a su hija adolescente que comparte los sueños premonitorios de la madre. Encontrarás a una peluquera que lucha cada día por su vida y por su matrimonio, a una chica que limpia por las casas y se siente juzgada por su pasado, a su ex marido que la ignoraba en su propia casa, a un porrero que quedó anclado en los 80. Y todo esto transcurre en Niebla, una pequeña ciudad cargada de misterios desde hace siglos, con el río Tinto, Urium. río único en el mundo, río marciano, río en el que la vida bulle desde su más profundo interior.
Te va a gustar Lo que esconde el otoño porque en su lectura se encuentra poesía, música, imágenes, vida y muerte. Porque puedes ser Samara o ser Beatriz, el campechano comisario Cruzado o el atractivo subinspector Serrano. Puedes ver, identificar con tu gente conocida a Rosi, llena de dudas en una vida que nunca sonríe, o a la profesora Isabel, culpable de inocencia, o a las jovencitas Aurium y Miriam, curiosas y víctimas potenciales, o a Mateo, erigido en juez de las mujeres de su familia, o a Fernando, condenado por mirar y ver.
Te gustará Lo que esconde el otoño porque este siempre esconde secretos, y en esta obra los secretos se van desvelando como una danza hasta que en la última página cae el séptimo velo y todas sus intimidades son entregadas al lector».
Y por aquí una muestra de lo que encontraréis en sus páginas:
«Muchas veces se ha despertado de pronto así, y se ha encontrado en el mismo lugar, sintiendo el frío que trepa por sus piernas, que le hiela el vientre, el pecho y la boca, y después ha llegado, como ahora, al claro, y se ha arrodillado en el suelo escarbando con ambas manos, apartando a un lado la hojarasca, llenándose las uñas de tierra, saboreando la humedad de la noche entre los labios secos… Y ha seguido removiendo como un perro que no olvida el sitio exacto donde escondió aquel hueso, y de pronto ha encontrado…
Gusanos. Beatriz recuerda el amasijo blancuzco de decenas de gusanos retorciéndose sobre un cuerpo putrefacto, la expresión de sorpresa en el rostro del cadáver, los mechones de pelo que asoman entre la sangre… Y después, los gusanos se convertirán en moscas azules y verdosas, moscas que revolotean alrededor de ella, que bailotean ante sus ojos, que se meten, zumbando, entre sus cabellos; y sentirá los dedos pegajosos de tierra húmeda.
Y el olor… Ese olor…
Beatriz sabe que los gusanos, el muerto y las moscas son parte de su sueño. Lo que nunca ha soñado, nunca, nunca, es con estos largos huesos amarillos que se curvan como garfios. La tierra dentro de sus uñas y esos huesos que forman una mano. No hay duda. Beatriz escarba con la boca abierta en una expresión de pánico, asco, incredulidad… y a la mano siguen los huesos de un brazo, con jirones de tela pegada a ellos, una tela color marrón grisácea… (¿O será que todo lo que está enterrado parece marrón grisáceo?) El horror hace que se lleve la mano a la boca y saborea la tierra con emboque a lombrices, hojas podridas, otoño y cadáver. Su respiración se vuelve espasmódica. Sigue arrancando terrones y arrojándolos hacia los lados, y el ulular del búho se confunde con unos gritos roncos que van cercándola, y los golpes, más rápidos cada vez, y los gemidos, y el sonido áspero de la tierra que cae y el dolor de las uñas que se le van rompiendo hasta dejar las yemas de los dedos en carne viva, y ya sabe que no, que no está en ninguna alucinación, que está allí de verdad, en medio del pinar del Duende –el de los domingos de confidencias con Samara-, y acaba de encontrar al muerto de sus sueños, el de sus pesadillas, y no sabe parar porque siente cómo la locura invade su cuerpo físico, entra por su boca, se hincha en sus pulmones, corre por sus venas y llega al corazón, apretándolo y haciéndolo galopar como un caballo desbocado».
Sabemos que son tiempos difíciles, también nosotros los sufrimos, y es posible que no te encuentres en disposición de apoyarnos con tu mecenazgo en estos momentos... pero esperamos que si esto te ha llegado al alma, incluso si tal vez conoces en persona al autor, trates de difundir esta campaña (facebook, twitter, blogger, boca-oreja... ) para que alcancemos nuestra meta y Ana Vega Burgos vea publicada su obra.