Internet es una Revolución. O la mecha que prende las revoluciones. Pólvora sin sangre para cambiar el mundo. Ahí está Túnez, Egipto, Bahréin, Yemen y, pronto, Libia… a pesar de que Gadafi dispare a matar con bala. Han sido los jóvenes a través de las redes sociales los que están dando un vuelco a las viejas dictaduras árabes. Así de fácil, rápido, aséptico y eficaz. ¿Quién lo iba a decir? Un cambio histórico, similar al de la caída del Muro de Berlín y su Telón de Acero, sin que sesudos analistas ni políticos –como siempre- hagan la más mínima predicción. Quizás porque están en otras cosas. El poder de la red: Ordenadores para cambiar el mundo. La nueva Galaxia Gutenberg pacífica y transformadora. Los jóvenes que parecían conformistas y acomodados haciendo la revolución que nadie esperaba.
En el ámbito cultural, sometido también a la dictadura de los grandes intereses comerciales, puede obrarse un profundo cambio. Una democratización para elegir lo que verdaderamente nos interesa, sin manipulaciones ni dirigismo económico. Me refiero al “crowdfunding” o financiación en masa o micromecenazgo, que se basa en obtener fondos a partir de pequeños apoyos procedentes de los usuarios. Como es la plataforma www.lanzanos.com para España e Iberoamérica. El escritor que escribe un libro que no interesa al mercado editorial y pide apoyo a través de Lanzanos, para que los usuarios aporten pequeñas cantidades de dinero y poder publicarlo. A cambio de muy poco, el escritor cumplirá con el compromiso pactado y te enviará un ejemplar dedicado o pondrá tu nombre a unos de sus personajes. Mucha gente y poco dinero. Miles de hormiguitas que, grano a grano, hacen realidad un proyecto. Sueños que se metamorfosean en realidades. ¡Otra revolución democrática!
Pues es cierto que la mayor parte de los proyectos culturales –cine y documentales, teatro, música, animación, libros y comics, y un largo etcétera de ocio e ingenio- viven sometidos, o se escriben al dictado, del criterio monetarista que imponen las grandes empresas culturales. Pues la cultura también es un negocio. El monopolio de las gigantescas editoriales, las productoras, las corporaciones mediáticas, las compañías de teatro. O tienen que acudir a la subvención pública y, ahí ya, convertirse en reos de la conveniencia y la corrección política. Te doy, no te doy. Te quito o te pongo. ¿Eres de los nuestros? Porque la alternativa de acudir a los bancos, cerrados a cal y canto, sin otra hipoteca que tu idea y tu creatividad… mal asunto. ¡Con la iglesia hemos topado, amigo Sancho!
Por estas razones, y más con esta crisis que se nos ha venido encima, el “crowdfunding” hispano - en este caso Lanzanos.com, pero podía haber sido cualquier otro- puede convertirse en una alternativa democratizadora de la cultura que queremos. En principio a pequeña escala, pero nunca se sabe. El poder del pueblo eligiendo. La fuerza arrebatadora del público anónimo que, como dice Mario Benedetti en su poema “codo a codo somos mucho más que dos”. La gente en la calle –como en las plazas de Egipto o Túnez- decidiendo y siendo partícipe de la música, los libros, los documentales que verdaderamente desea, a través de esa gran plaza –inmensa plaza planetaria- que es la red. Haciendo esos proyectos un poco tuyos. Lo dijo el otro día en su discurso Alex de la Iglesia: “Internet no es el futuro, es el presente” Por eso… ¡no lo dejes escapar!