Jacobo Costas Otero y yo María José Otero Castro, somos los armadores del vapor Hidria Segundo. Antes de conocernos ya el mar era nuestro medio de vida. Jacobo era y es carpintero de ribera y también tenía su familia una escuela de vela y un astillero. Yo me dedicaba al cultivo de mejillón y trabajé como marinera en barcos de pasajeros. A partir del año 1997 después de comprar el vapor Hidria Segundo en un desguace, Jacobo pasó de trabajar como carpintero en otros barcos a centrarse en exclusiva en el Hidria Segundo y yo dedicarme al cultivo de mejillón en la empresa familiar para ganar dinero e invertirlo en el Hidria. A lo largo de la restauración tuvimos que tomar decisiones muy difíciles como vender la casa de Jacobo y yo vender la batea con la que me dedicaba al cultivo de mejillón, intentando cumplir nuestro sueño: convertir un buque aljibe a vapor en un buque museo y en un buque de pasajeros hasta 120 plazas. Lo conseguimos en el año 2006 y durante unos años el barco fue consiguiendo clientes y programas culturales con escolares, exposiciones itinerantes, etc. El problema que no supimos resolver fue el conseguir un atraque digno y económico para un buque museo que pretende abrir al público. Eso hizo que dependiésemos de conseguir programas institucionales que conllevan también un atraque durante el mismo ya que son sin ánimo de lucro. La única manera de que el barco se mantenga es que trabaje y que las condiciones de atraque y varada no sean las que se aplican a los barcos de recreo privados ya que no lo somos y eso es una gran discriminación hacia las embarcaciones tradicionales o las embarcaciones patrimoniales. Por lo tanto intentaremos abaratar los costes y hacer a más gente partícipe del barco mientras no aparezca una ley que proteja a estas embarcaciones y también claro está, hacernos oir, para que esta vez sí consigamos un buen atraque para este barco.