“Seca tus pobres ojos, y resérvalos no para llorar, sino para ver. Pues todo está ahí: ver. Todo está ahí para comprenderlo, y por encima de todo se trata de comprender. Si vieses mejor, sufrirías menos y trabajarías más.”
Flaubert.
Ana Karenina es un intento de definir qué significa amar. Después de una hora y media de función Ana aún dice: El amor es... el amor es... el amor es...
Son sus últimas palabras y, de algún modo, parece que ha fracasado en su intento. El amor como concepto se ha vuelto trivial. Es difícil hablar sobre él o ponerlo en escena sin que haya cliché o superficialidad de por medio.
Me parece que en la versión de Armin esto no ocurre. De algún modo, mi puesta en escena trata de ser una especie de investigación casi arqueológica sobre qué significa amar y de cómo nos comportamos cuando amamos. Digo arqueológica porque los personajes “reviven” momentos de sus vidas y a la vez analizan en el presente sus acciones. De alguna manera llevan a cabo una tarea casi científica. Escena tras escena, no se habla de otra cosa sino de qué hace el ser humano cuando ama y cuando no es amado. Una de las preguntas que me hago con esta puesta en escena es: ¿El amor nos hace más libres? Si pensamos en la amistad, pareciera que ésta fuera una crítica al amor, nos entregamos a ella sin necesidad de beneficios ni de las gratificaciones implícitas en lo erótico.
La amistad, como dice Steiner, podría definirse como el acto gratuito, pero profundamente significativo, de quienes están en libertad.
Francesco Carril, director de la puesta en escena.
¿QUIÉNES SOMOS?
Francesco Carril, Paloma Zavala y Sofía Gasset nos reunimos en diciembre de 2015 para iniciar a soñar este proyecto. Tras ocho años de trabajo conjunto, con la compañía Teatro-Saraband, y dos años donde nuestras carrerar artísticas han volado por separado; teníamos la necesidad de volver a juntar a aquellas personas que han formado parte de nuestra vida teatral para contar esta historia. Una historia que habla de nuestros tiempos, de nuestra generación, de este momento en el que parece que todo debe ser repensado y reiventado desde algo tan universal como es el texto original de la novela de Tolstoi, Ana Karenina. Una vez leímos una frase de Gaudí que sigue moviéndonos: "Orginalidad es volver al origen". Pues ahí, estamos, tratando de ir a la esencia, a las raíces pero encontrando un model único e innovador.
FICHA ARTÍSTICA
Mámen Camacho: Ana Karenina
Georbis Martínez: Karenin
Andrea Trepat: Dolly
Sergio Moral: Stiva
Diego Toucedo: Levin
Gracia Hernández: Kitty
Mateo Franco: Vronski
Vestuario: Laura Renau
Diseño de iluminación: Pablo Seoane
Espacio escénico: Francesco Carril
Asistencia de dirección: Joaquín Navamuel y Sofía Gasset
Fotografía: Pablo Gámez
Equipo creador: Paloma Zavala, Francesco Carril y Sofía Gasset
Texto: Armin Petras
INTENTOS DE SINOPSIS...
SOMOS ADICTOS A LA BELLEZA. Intento de sinopsis 1.
Ana y Vronski se conocen por casualidad.
Les une una poderosa atracción.
A Karenin, marido de Ana, se le tambalea la base de su felicidad.
Levin pierde a Kitty, el amor de su vida.
Dolly trata de unirles, ella sabe lo que es un matrimonio infeliz.
Stiva trata de recuperar a Dolly tras una infidelidad.
El hambre de amor y sus consecuencias y una profunda adicción a la
desesperada felicidad individual es el punto de unión de estos siete personajes que tratan de definir qué es amar.
EL AMOR ES... Intento de sinopsis 2.
Siete conocidos han comido y bebido juntos. Ahora reviven momentos de sus vidas en los que amaron y fueron amados para entender a través de la distancia y de sus acciones, a veces torpes e inútiles, qué es amar.
El hambre de amor y sus consecuencias.Y una profunda adicción a la desesperada felicidad individual.
CANCIÓN DE AMOR. Notas sobre la versión.
Dos cosas me han atrapado de la versión de Ana Karenina de Armin Petras: La primera es que está escrita sin signos de puntuación. Cuando lees el texto, entiendes que esta forma de escritura hace palpable y audible que los personajes están perdidos, como si pareciera que nunca encuentran las palabras para decir lo que realmente quieren.
Como si la palabra fuera en sí mismo un fracaso.
Empezar a hablar para no saber a donde llegar.
La segunda es que bastante frecuentemente, los personajes hablan de sí mismos en tercera persona y tratan de explicarse a sí mismos (¿quizá también al espectador?) sus acciones. Como si a través de sus actos, trataran de comprender mejor quienes son.Como si comprendieran que no podemos controlar y entender lo que sentimos, pero si lo que hacemos.