Este proyecto se encuentra en La Caja, o fase de votación. Pasará a financiación cuando obtenga 100 votos de la comunidad.
Es un cortometraje de ciencia ficción y terror, donde el suspense primara hasta el gran desenlace, se utilizara FX artesanales y no generados por ordenador (Prótesis, lentillas, silicona, latex). El principal problema para levantar el proyecto recae en los Efectos especiales, ya que se necesita financiación para llevarlos a cabo en el rodaje.
Una de las ventajas que da el proyecto ,por tu aportación puedes pasar a ser uno mas del equipo. Para foto fija o maquing off . Los rodajes de ciencia ficción son los cortometrajes más divertidos a la hora de rodarlos unete a este gran proyecto.
Aqui su relato.
CAZADORES
Esa mañana Fredo no se levantó tan pronto como es habitual, la tormenta de anoche no le dejó dormir bien. Hulk su perro labrador se había pasado la noche ladrando y no dejaba de pasearse de un lado a otro de la cabaña muy nervioso. Hulk era un labrador retriever , excelente cazador y a la vez muy dócil , ese comportamiento era extraño en él.
Al salir al salón observó el diario que Pol le había dejado por debajo de la puerta como cada mañana. Ojeó el diario, una nave no identificada se había estrellado en el monte Pencar.
Era muy tarde para salir de caza, pero saldría con Hulk a dar una vuelta.
Fredo era un hombre de complexión fuerte, no siempre había sido cazador salvo por afición. Años atrás se había dedicado a vender seguros pero dejó su trabajo, se compró una cabaña en un pueblo pequeño y empezó a ganarse la vida como cazador.
Hombre de costumbres sencillas, almorzaba cada día en el hostal de Marta cuando volvía de cazar.
Marta también abandonó su vida de ciudad para montar un pequeño hostal en un pueblo de montaña, hastiada de ver las miserias de la gente. Había sido enfermera , hasta que colgó los zuecos para cambiarlos por la hostelería, le iba muy bien y ahora no solo compartía miserias. Su trabajo era como una terapia, escuchaba penas y alegrías, atendía un negocio propio y a la gente le gustaba contarle sus experiencias.
Esa mañana el cazador llamó a Hulk, cogió su emisora y salieron al monte.
Al pasar cerca del hostal de Marta, la encontró de pie en la puerta, con la mirada perdida, de lejos pareció intuir que llevaba un vendaje en la cabeza, pero lo que más le desconcertó fue la jarra que Marta sostenía en la mano, y que parecía estar llena de sangre??
Fredo quiso acercarse pero Hulk no dejaba de ladrar y había salido corriendo, tal vez había olfateado algo, hizo un ademán a Marta y gritó fuerte que más tarde pasaría, pero ella ni se movió, seguía con la mirada perdida, pero ahora se tocaba la cabeza y la jarra estaba caída en el suelo con todo su contenido desparramado por el suelo.
Que escena tan estremecedora, pensó Fredo.
Ensimismado, el cazador se adentró en el bosque.
Cosen era un pueblo tranquilo, nunca pasaba nada importante salvo algún accidente de tráfico provocado por algún animal en la calzada. Esa mañana, la noticia de un objeto sin identificar en el monte Pencar había alterado la tranquilidad de su gente. Nadie había visto ni oído nada extraño salvo la fuerte tormenta con una excesiva carga eléctrica.
El día transcurrió sin más en el pueblo de Cosen, salvo por la batida del monte Pencar llevada a cavo por guardas forestales y cazadores voluntarios que regresaron a sus casas sin haber hallado nada.
Pensaron que tal vez la noticia había salido de alguno de esos hombres extravagantes que se dedican a observar el cielo con sus aparatajes modernos, sondas y rádares , que habían calculado mal o habían creído ver algo que realmente nunca existió.
Muy entrada la noche, sobre las dos de la madrugada, el cazador regresó a su cabaña.
Caminaba torpemente, con pasos descoordinados, a duras penas podía arrastrar el bulto que llevaba consigo, era pesado y estaba envuelto en una bolsa negra, sobre él había una caja de herramientas ensangrentadas y el cazador al arrastrarlo dejaba un reguero de sangre tras de sí, ni siquiera se había percatado.
Estaba exhausto, tenía un fuerte dolor de cabeza, y notaba su cuerpo muy pesado, tanto que apenas podía abrir la puerta de la cabaña. Entró como pudo y arrastró el bulto por el suelo del salón hasta que consiguió dejarlo encima de la mesa . Fue entonces cuando advirtió el reguero de sangre en el suelo del salón. Con movimientos lentos y desmañados consiguió agacharse y tocar la sangre con su mano, -que extraño olor- musitó.
El dolor de cabeza era cada vez más insoportable, no le dejaba pensar y aun peor no podía recordar. Su cuerpo estaba prácticamente paralizado, hasta la tenue luz de la cabaña le cegaba.
Postrado cayó al suelo y arrastrándose llego hasta el baño donde cayó desplomado.
Mientras tanto, el bulto, envuelto en una bolsa negra sobre la mesa del salón empezó a moverse.
Habían pasado un par de horas cuando el cazador despertó. Tenía la cabeza apoyada sobre la pared del baño y sus azulejos estaban manchados de sangre. Miraba a su alrededor, intentaba ponerse en pie pero de nuevo volvía a desfallecer. Se arrastró como pudo hasta el lavabo y agarrándose de la pica consiguió ponerse en pie.
Se miró en el espejo, tenía la cabeza vendada y las sienes manchadas de sangre.
Se miró las manos manchadas de sangre también.
¿ Que había pasado? No lograba recordar nada.
Agarrándose a las paredes consiguió llegar hasta el salón. Observo la estancia, reinaba un silencio absoluto que casi le incomodaba.
De repente observó un bulto encima de la mesa, envuelto en una bolsa negra. En el suelo una caja metálica con unas extrañas herramientas ensangrentadas.
El cazador se acercó sigilosamente a la mesa y observó el bulto.
En esos momentos, una emisora de radio sonó captando su atención.
Sobresaltado se acercó a la emisora y la agarró con fuerza, ésta parpadeaba y emitía sonidos extraños, cogió el micrófono y apretó el botón.
- Fredo, no te muevas de ahí estoy llegando.
- Fredo, ¿me recives?
El cazador observó el bulto inerte dentro de la bolsa, y volvió a coger el micrófono, le costaba hablar.
- Te recibo.
- ¿Estás bien?
- ¿Quién eres?
- ¿Quién soy? Me dijiste que tenias a esa cosa en tu cabaña, que la habías encontrado en el monte Pencar
- No recuerdo nada.
- Te ha atacado. Me dijiste que lo tenías controlado y que estaba muerto.
- Y lo está. Está justo delante de mí envuelto en una bolsa
- Estoy en camino, no te muevas de ahí.
El cazador quiso responder, pero la comunicación se había cortado.
Permaneció en silencio observando la bolsa y dejó caer al suelo la emisora. Advirtió un periódico en el suelo, un objeto no identificado había caído en el monte Pencar.
De repente, se asustó, cogió una escopeta que estaba apoyada en la pared y se sentó en una silla del salón apuntando al bulto envuelto en la bolsa negra.
Estaba nervioso, la cabeza estaba volviendo a dolerle de nuevo.
Observó el reloj, las 4.50 de la mañana, todo en silencio…cayó dormido de nuevo.
El fuerte viento azotaba las paredes de la cabaña
El bulto, dentro de la bolsa empezó a moverse lentamente inclinándose hacia adelante, mientras el cazador seguía dormido. Bajo la bolsa empezaba a adivinarse la silueta de un cuerpo. Con mucha dificultad empezó a desgarrar el plástico asomándose una cabeza ensangrentada con la piel arrancada de su rostro. De forma mecánica pero exasperada intentaba zafarse de su envoltura de plástico.
El cazador, dormido, permanecía ajeno a lo que estaba sucediendo.
El cuerpo plastificado, continuó rasgando su envoltura con todas sus extremidades ensangrentadas y sin piel hasta quedar libre deslizándose por la mesa hasta caer al suelo, reptaba por el suelo buscando al cazador, iba a tientas, guiándose con las manos, tropezando con los objetos que se hallaban en el suelo, buscando al cazador que permanecía inmóvil en la silla con la escopeta entre sus rodillas.
Consiguió llegar hasta él y sujetarse a sus rodillas, con sumo cuidado le tocó la venda de la cabeza intentando retirársela.
El cazador se desertó de golpe viendo a la criatura justo delante de su propio rostro, cara a cara, se levantó rápidamente empujando la silla y apuntando a la criatura con la escopeta de caza.
- ¿Quién eres?
- Quiero mi cara, dijo la criatura.
El cazador balbuceando consiguió preguntar:
- ¿ Quién coño eres? ¿un puto alien de esa nave?
La criatura lo miraba con ojos desorbitados
- Contesta!!! Gritó el cazador
- Devuélveme mi cara, logró decir la criatura, intentando acercarse al cazador.
El cazador seguía apuntándole con la escopeta.
- Un paso más y te arranco lo que te queda de cabeza.
La criatura dejó de arrastrarse y lentamente sin perder de vista al cazador logró incorporarse.
- No te muevas – dijo el cazador.
El cazador se acercó a la caja de extrañas herramientas y con una mano buscó algo de forma nerviosa, localizó una jeringa precargada de color marrón. Con mucho sigilo y sin dejar de apuntar al rostro despellejado de la criatura le inyectó el líquido. La criatura cayó al suelo gimiendo y el cazador guardó otra jeringa en su bolsillo. Recordó la emisora, esperaba una visita.
Pensó en voz alta mirando a la criatura en el suelo:
- Ni te muevas, no permitiré que me infectes.
El cazador sintió un fuerte dolor de cabeza y cayó al suelo de rodillas, se levantó, tiró la escopeta y tambaleándose se dirigió al baño. No conseguía recordar y cada vez estaba más nervioso.
Inquieto se acercó al lavabo y se mojó la cara para tranquilizarse. Se miró en el espejo y con movimientos frenéticos empezó a retirarse las vendas.
Absorto observó como su cara se desprendía del resto de cabeza, resbalándose. Tras contemplar esa imagen, no pudo evitar gritar. Coléricamente se acabó de retirar toda la piel hasta ver reflejado en el espejo medio rostro de color verde con grandes orbitas de pupila dilatada.
Con cautela se recompuso el rostro como pudo y se recolocó las vendas. Dió un fuerte golpe al espejo rompiéndolo en pedazos.
- La misión nooo, la misión, gritó con voz ronca
Estaba empezando a recordar cuando escucho unos golpes que venían del salón, alguien estaba golpeando la puerta.
- Fredo, soy Berni abre la puerta
Abrió la puerta, ahora que empezaba a recordar no podía permitirse cometer ningún error, debía llegar al hostal antes de que amaneciera.
- ¿Qué te ha pasado en la cabeza?¿ estás bien?
- La criatura me atacó.
- ¿ Dónde está?
- Ahí – dijo señalando al cuerpo ensangrentado que se hallaba en el suelo.
- ¿ Está muerto?
- No, está inconsciente.
- ¿ Y si se despierta?
- Ayúdame a envolverlo en la bolsa, habrá que llevarlo a algún sitio para que lo investiguen.
- ¿No sería mejor matarlo?
- No, venga ayúdame, esa cosa pesa mucho.
Berni se acercó a la mesa para coger la bolsa pero estaba rasgada y empapada de sangre.
- Esos bichos también sangran, no lo hubiera imaginado nunca. Utilicemos una manta.
Berni se dirigió a la habitación y la criatura aprovechó el momento para sacar de su bolsillo la jeringa precargada. Cuando el hombre volvió con la manta y lo tuvo suficientemente cerca le inyectó el contenido de la jeringa en el cuello.
El pobre humano no tuvo tiempo ni para resistirse. Cayó al suelo con los ojos abiertos mientras gemía:
- Fredo!!!
El cuerpo ensangrentado del suelo se removió al escuchar la voz de su amigo, y en unos segundos Berni lo comprendió todo. Demasiado tarde. Cayó inconsciente.
La criatura empezó a atar cabos, aquel cazador debió defenderse bien y consiguió inyectarle a él la jeringa precargada de la caja de herramientas por eso no conseguía recordar nada. Por suerte sus sistemas biológicos no eran iguales y era cuestión de tiempo empezar a recordar.
Recordó que había un compañero de misión esperándole en el hostal, este debía conseguir un cuerpo de mujer.
Con cuidado colocó un cuerpo encima del otro y los envolvió en una manta. Faltaba poco para que amaneciera, debía apresurarse.
Arrastró la manta hasta la puerta y colocó encima la caja de herramientas, no convenía dejar huellas. Parte de la misión consistía en no ser vistos ni dejar rastros evidentes de su paso por allí.
Acarreó con el bulto por el mismo camino por el que había venido, el reguero de sangre le sirvió de guía. Se esperaba tormenta con carga eléctrica, debían aprovechar el momento.
Al pasar por el hostal se unió a él su compañero cargado con otro bulto, un cuerpo de mujer.
Habían venido a la tierra con una misión, cazar humanos para investigarlos. Debían conocer perfectamente a la especie si tenían la intención de suplantarlos en un futuro no muy lejano. No podían dejar en la tierra a nadie que les hubiera visto.
A lo largo de la historia los humanos han querido probar la existencia de vida extraterrestre al mismo tiempo que los gobiernos escondían y censuraban encarecidamente las evidencias.
Ahora les tocaba a ellos tomar partida.
Las dos criaturas se dirigieron al monte Pencar acarreando a sus presas, eran cazadores y habían cumplido su misión.
La tormenta empezó cuando llegaron a su punto de salida, debían abandonar la tierra.
Un atisbo de luz empezaba a iluminar el monte Pencar, detrás de ellos, a distancia y en silencio caminaba Hulk , los había olfateado de cerca, sin ser visto ni escuchado, como solo él sabía hacer, iba con su raza eran dones innatos. Para cuando volvieran allí estaría él, el único capaz de reconocerlos. Al fin y al cabo él también era cazador…