La travesía del ingeniero es la azarosa experiencia de reencuentro con uno mismo de un personaje, el protagonista, que ya daba por perdida cualquier oportunidad de volver a sentirse vivo.
El ingeniero, profesor de dibujo en una Universidad de provincias y pintor a ratos perdidos, después de unas navidades de desamor contesta al móvil, es su exmujer que entre aburrida y arrogante le invita a pasar unos días en su isla de Lampione presa de la soledad y de la enfermedad del capricho. El viaje por mar y tierra y su estancia en Italia están jalonados por una serie de acontecimientos presididos por señoras que sin buscarlo definen el carácter del hombre apocado y sumiso, reo de su timidez, objeto sexual a veces y a veces rey de su destino.
La fuerza que aparenta le llega de las personas que conoce, ajena a su natural y que conduce a un desenlace a favor de la opción más lógica y no por ello la más previsible.
Tandaia es una joven editorial con voluntad de cambio, de dar la alternativa a autores que no la encuentran en otro lugar, con nuevas y refrescantes ideas como es el crowdfunding.
De este modo eres tú, ahora que te estás planteando cómo colaborar, el que decide si la obra que te presentamos verá la luz pasando a formar parte de nuestro catálogo... porque consideramos al lector parte fundamental del proceso.
Hoy te presentamos a Juan Carlos Hernández.
Doctor Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, nacido en Granada en el barrio de la placeta de La Trinidad pasó su juventud jugando a médicos con niñas mayores dirigidas por la Loli y al futbol en la placeta de los Lobos con los golfos de la calle. Su libro de cabecera fueron las obras completas de García Lorca y pronto pudo publicar colaboraciones literarias en los periódicos de su entorno como El Faro de Motril, El Patria y El Ideal de Granada. La Revista El Día, la Revista Sirio, Las Revistas Castrenses (su padre era militar) . Tras varios premios en Colegios Mayores de Madrid, su punto de inflexión lo marca El certamen Landirás al ser ganador en sus tres modalidades, un comentario desafortunado de su amigo de entonces Manolo Viola, lo aparta definitivamente de la Literatura: «Juan Carlos es ya un gran escritor pero nunca será un poeta».
Más de cuarenta años dedicados a su profesión, con colaboraciones técnicas diversas en revistas científicas, libros de texto, congresos y conferencias no le hacen olvidar sus principios, aunque todo aburre.
En la actualidad divide su tiempo entre su ciudad natal y los pueblos de Lujar y de la Herradura. Aspira a recuperar el tiempo perdido, tantos años de silencio son más de lo que aguantan las ideas, tranquilo amanecer, ya da fruto la sementera.
Nadie mejor que el propio autor para indicarnos «por qué leer su libro»:
La pretensión del autor no es educativa, no quiere crear un estilo, no pretende romper con los cánones ni imitar a nadie, sólo aspira a divertir al lector. Es una novela autobiográfica en cuanto es original, no tiene vocación erótica aunque lo sea a ratos y ello porque su protagonista es la mujer en las diversas envolturas que adquiere a lo largo de su desarrollo.
Si eres mujer, te vas a identificar con alguna de las chicas que aparecen en el texto, solo en algún momento de tu vida, no hay absolutos, quizás te encuentres en todas.
«—Después de lo que pasó entre nosotros el día de Nochevieja…
—Pero tú eres un tonto, ¿qué pasó? Pasó que yo estaba muy cabreada porque mi exmarido no me había llamado ni una vez en todas las Navidades, ni tan siquiera para felicitarme el año nuevo, pasó que yo estaba desesperada porque a mi pesar estoy loca por él aunque no quiera reconocerlo, pasó que con mis nervios fumé y bebí más de la cuenta y que me sentía muy sola, pasó que no podía irme a la cama a llorar pensando en él y que al primero que se me acercó le di mi confianza. ¿Qué te has creído? No eras otra cosa que un pañuelo de usar y tirar, ¿qué me acosté contigo? Vaya personaje, ni que tuvieras quince años y con el primer beso sueñas con amor eterno, mi amor es otro, en él pienso a todas horas aunque esté borracha y en la cama de un imbécil»
Si eres hombre, no te gustará ser como el ingeniero salvo en algunos momentos, como el común de los mortales.
«El ingeniero se acostumbró pronto a una vida tranquila en su exterior que hacía dormitar las inquietudes permanentes de un alma sensible y alocada, era muy bueno en su trabajo pero su pereza consustancial le llevaba a no tener más intereses que sus dibujos sin exponer al público, que guardaba como oro en paño dentro del caparazón de la costra defensiva de su ser natural, ocultaba su indiferencia por el mundo con un halo de timidez fingida que no era más que indolencia ante los pequeños placeres que puede deparar el ambiente que nos rodea»
Sabemos que son tiempos difíciles, también nosotros los sufrimos, y es posible que no te encuentres en disposición de apoyarnos con tu mecenazgo en estos momentos... pero esperamos que si esto te ha llegado al alma, incluso si tal vez conoces en persona al autor, trates de difundir esta campaña (facebook, twitter, blogger, boca-oreja... ) para que alcancemos nuestra meta y Juan Carlos Hernández vea publicada su obra.
Gracias por vuestro tiempo